Cap. 10: ¡Rohan! ¿¡Qué demonios...!?

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Luego de ese día (después de mi charla con Josuke), casi no volví a hablar con Rohan por una semana. Yo me encontraba muy ocupada con mi investigación, mientras que él se encontraba muy ocupado con su manga. En resumen, ambos estábamos demasiado concentrados en nuestros quehaceres como para cruzar palabra.
Durante esa semana pude notar dos cosas: primer que Rohan estaba actuando un tanto extraño, y segundo que los síntomas de mi enfermedad se estaban agravando considerablemente.

Con respecto a Rohan, descubrí que pasaba cada vez más tiempo fuera de la casa, y solía recorrer Morioh durante horas y horas. Y cuando regresaba, se encerraba en su estudio y apenas salía de allí. Realmente parecía entusiasmado a la hora de ponerse a dibujar, y yo comencé a pensar que él tenía alguna especie de fetiche con su propio manga. Tal vez se sintiera... excitado, cada vez que se ponía a dibujar... ¿Es incorrecto sentirse celosa de un pincel y un trozo de papel? No es como si yo me hubiera puesto celosa, pero...

En fin. Y en lo referente a mi enfermedad, podría decir que los mareos eran cada vez más frecuentes, y el malestar que me aquejaba el pecho se había vuelto un tanto más insoportable... Hasta Rohan había notado que me veía más pálida que de costumbre, y me lo había comentado una vez que nuestro camino a la cocina había coincidido. Claro que esquivé su comentario, y cambié de tema al instante.
Supongo que mi hora estará llegando, y la potenciación de mis síntomas es la clara prueba de ello...

Durante esa semana tampoco tuve la oportunidad de hablar con Kira, y por suerte tampoco volvió a ocurrir una desaparición. Podría decirse que no fue una semana demasiado productiva para mí, sobre todo en lo que concierne a temas amorosos...

Time skip

Era lunes, y yo me había pasado el día entero con la nariz metida entre reportes y noticias viejas en la jefatura de Morioh. Nada nuevo. Mi caso no iba ni para atrás ni para adelante, simplemente estaba estancado en la nada.
Lo único que quería hacer era salir de esa oficina y regresar a la casa, darme una larga ducha, y beber un delicioso café con crema.

Finalmente llegó la hora de irme, y no me demoré en regresar a casa. Estando cerca de la fachada, pude ver que por la puerta principal salían dos adolecentes (que más bien parecían niños, ya que sus alturas asemejaban a la de un pequeño de 5 años...). Ambos jovencitos parecían bastante felices, y tenían un par de sonrisas bailando en sus rostros.

-No... no me digas que Rohan...- murmuré.

Corrí hacia la casa, abrí la puerta, subí las escaleras casi volando y me metí en el estudio del peliverde.

-¡Pedófilo!- fue lo primero que grité, tomándolo por las solapas de su camisa y zarandeándolo en su asiento.

-¿¡Qué!?- chilló él, sobresaltado.

-¿¡Cómo pudiste!? ¡Debí notarlo antes! ¡Tenías toda la apariencia de ser un maldito pedófilo!

-Oye, ¿¡de qué demonios estás hablando!?

Rohan me tomó las manos y me alejó de él, impidiéndome que siguiera sacudiéndolo.

-¡Vi a esos dos chicos salir de aquí con cara de satisfacción! ¿Cómo puedes justificar eso?- solté.

El peliverde levantó una ceja y me observó con incredulidad.

-¿Realmente piensas que yo podría hacer algo así?- me preguntó, completamente serio.

Le respondí poniendo cara de "tú sabes que sí", y luego le exigí que se explicara.

-Vamos, soy detective. Si no quieres que te rocíe la cara con gas pimienta, será mejor que me des una buena excusa para lo que acabo de ver...

Sangre, tinta y un poco de romance [Rohan×Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora