Laurens siempre supo que sus sentimientos serían mal vistos.
Él hombre que amaba no podría estar con él como deseaba, solo por ratos, pero eso era, su amante, un simple consuelo.
Y es que, ¡Alexander era precioso!, ¿Cómo decirle que no?
Desde que lo conoció en el bar supo que sería la persona más importante para él, un hermoso pelirrojo de brillantes ojos azules, con aires de revolución, hambriento.
Supo que jamás estaría satisfecho.
Y él solo sería parte de la lista de las personas que sufrirían por él.
Laurens acarició su rostro en la cama, ese momento era tan breve, tan único, que podría quedarse ahí por siempre.
Tomó un mechón mientras Alexander dormía y dejó su rostro descubierto.
Él estaba roncando, pero aún así derretía el corazón del joven heredero.
Laurens reconocía que su prometida, Elizabeth Schuyler, era una mujer excepcional, tan dulce y sutil, pero no era justo.
Él lo amó primero.
Pero estaba mal.
Aún así no cambiaría nada de su relación.
-¿Laurens? ¿Por qué sigues despierto?- Preguntó el dormido Alexander, con un bostezo, pero no duró mucho, porque él lo besó, lo besó con furia, con amor, con necesidad. Ambos labios encajaban a la perfección, un beso inmortal.
Alexander se sonrojó y sonrió.
-¿Y eso?-
-Solo...-Laurens sonrió, pero de repente sintió como sentía una presión en el pecho, su sonrisa se quebró y de repente se encontró llorando.- Quería recordar el sabor de tus labios una vez más.-Dijo ocultando su rostro rojo por las lágrimas.
Alexander lo abrazó en la cama, con un profundo pesar. Besó la frente de su pecoso amante y sonrió.
-Eres el mejor amigo que he tenido, y más que eso, mi confidente. Siempre te querré, mi Laurens.- Confesó acariciando con la yema de sus dedos sus carnosos labios.- Nadie te olvidará, haré que en la historia quede plasmado tu nombre junto mío.-
Laurens sonrió con ternura.
Era imposible.
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One-Shots de Hamilton
Short StoryRelatos cortos por separado de Hamilton. De cualquier pareja.