°Alexander se encontraba cabalgando hacia Manhattan, todos estaban expectantes en medio de la guerra, algunos soldados se aferraban a sus caballos como si quisiera fingir que nada pasaba. Otros estaban con los ojos bien abiertos por la paranoia.
Después de perder territorio rebelde, hubo una completa masacre.
Él único que parecía no perecer por el pánico era el general.
Alexander le miró.
De porte fuerte y noble, parecía convencido de lo que hacía, con la cabeza en alto, y una mirada dura.
Él parecía sostener el peso de la guerra en sus hombros, y eso era suficiente para los desconsolados soldados.
Alexander sintió un calor en su interior, y miró al suelo del camino, tratando de olvidar los embriagantes sentimientos.
Él era su general, como un padre para todos, no podía verlo de otra forma, era insano.
Lafayette iba al lado del general, susurrando algunas palabras, Alexander pensó que tendría que ver con la siguiente batalla.
George Washington estaba casado con Martha Washington, pero el matrimonio no dio hijos propios.
Alexander se ruborizó a la idea de tener una familia con el general, el ser expuesto públicamente como su amante o esposo, besar sus labios y tener intimidad con él.
Pero era imposible. Eran hombres.
Seguramente su general se retiraría después de la guerra a Mount Vernon.
-Dejemos el campamento instalado aquí.- Ordenó Washington a todos, con una voz imponente, todos empezaron las labores.
Alexander miró los cañones de los Británicos, Mulligan le había ayudado a robarlos.
-Hamilton.- Le llamó Washington bajando de su caballo, Alexander sintió como en su pecho había una emoción, pero solo pudo estar recto.
-¡Señor!- Respondió.
-¿Qué es eso?- Dijo señalando los cañones, Alexander sonrió con nerviosismo, no le habían avisado.
-¡Cañones!- Entonces sintió que fue estúpida su respuesta.
Washington sonrió.
En verdad estaba sonriendo.
-Claro que son cañones, Hamilton.- Dijo en tono irónico.-Pero no son nuestros cañones, tienen la insignia de la realeza.- Dijo señalando su logo, Alexander bajó su cabeza.
- Perdón, señor. Yo...- Fue la primera vez que no tuvo palabras, estaba confundido, parecía un hombre tan amable pero de su posición...
- Vamos por aquí, Hamilton.- Ordenó el general dirigiéndose hacía su campaña.
Se esperaba que el general tuviese mejor instalación, en realidad, era muy simple, solo algo más grande. Tenía una mesa de madera en el centro, con una cama improvisada con muchas mantas para el frío.
- Hamilton, sé que robaste los cañones Británicos.- Dijo mirándolo fijamente.- Pero no te lo tomes a mal, hijo, muchas cosas llegan a mis oídos.- Declaró. Alexander sintió unas ganas terribles de huir, de salir y no volver por vergüenza. Estaba sonrojado, podía sentirlo.
-¿Señor?- Preguntó con un hilo de voz, entonces, Washington empujó sus cuerpos hacia la mesa, dejando su cabeza en el cuello de Alexander, el cual estaba mudo.
Se sentía muerto, y a la vez tan vivo por la adrenalina.
Pero tenía miedo.
Y a la vez le excitaba.
Le encantaba la idea.
-Washington...- Le llamó con algo de duda.
George inhaló el aroma de Caribeño, como si fuese un perfume delicioso.
-Nunca me han gustado los hombres en ese sentido, Hamilton, ni mucho menos los de mí pelotón, pero deja de sonreír de esa manera, deja caminar así, me estás torturando, no sé cuánto más puedo soportar los instintos primitivos del hombre: El deseo.- Confesó. Alexander sabía que era como una declaración, una turbia declaración de...¿Lujuria?
Lo que sea.
Estaba dispuesto.
Él no perdería su oportunidad.
- Yo haría lo que sea por usted, señor.- Sonrió con timidez antes de mover con cuidado la cabeza de su general e inclinarse para besar los labios del hombre mayor, él cual sostuvo a Alexander por las caderas.
Era un beso con necesidad, ambos se deseaban, aunque muchos hayan muerto, ellos deseaban vivir por la necesidad de verse otro día.
-Alexander.-Dijo con voz profunda.-Se mi mano derecha.- Pidió entre jadeos del beso, el cual no parecía querer acabar.
-Le daré mi mejor trabajo, señor.- Prometió con una sonrisa pícara quitando su chaleco.
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One-Shots de Hamilton
Short StoryRelatos cortos por separado de Hamilton. De cualquier pareja.