#14 Perdida

256 10 5
                                    


Mi espalda estaba pegada al suave colchón de mi habitación, pensando cómo solucionar este embrollo que ya me estaba sacando del quicio.

En un día para otro me volví en una completa extraña dentro de mí ser. Ya ni me conozco realmente. Estando en una situación donde se suponía que me conocía completamente, eso se volvió atrás cayendo en un pozo sin fondo. Eso ahora lo estaba viviendo, ya ni recuerdo el hecho de cuando tan solo tenía razón de vida, soñaba siempre con ese tipo que siempre me salvaba. Siempre. Al estar por primera vez enfrentando ese dolor, ahora no sé cómo podré enfrentarlo.

Me levanté a cuerpo completo pensando en comida. Lo sé, lo sé, no puedo analizar si antes comer algo de un alimento nutritivo.

Bajé las escaleras con la esperanza de que mi madre compró por lo menos unas galletas achocolatadas. Bueno, un alimento NO tan nutritivo.

Me adentré a la cocina y me dirigí a la estantería de la cocina, ahogando mis penas al no encontrar algo divertido para poder comer.

¡¡Mi madre no compró galletas!! Ahora la tristeza se va a pegar en mi cara toda retorcida por la triste realidad.

¡¿Por qué la vida es así?!

Suponiendo que mi madre cuando regrese, compre unas galletas para poder ahogar mis penas. Me senté mientras tanto, al suave colchón del sofá, encendiendo el televisor con la esperanza que saliera algo entretenido para ver.

Canales tras canales salía expuesta en el televisor, poniendo mi aburrimiento plagada en todo mi cara, hasta que llego mi queridísima madre poniendo sobre la mesa todo un mercado, que supongo YO, duraría por un mes.

Me acerque sigilosamente para después colocarme atrás de mi madre, aun ella sin voltear. Estaba a punto de asustarla, cuando me dijo: «Sé que estás ahí». Ahí se fueron todas mis ilusiones.

—Que mala eres. Yo intentando asustarte y me tratas así —dije haciendo un puchero de pesimista.

—Ahora cuidar mi presión cardíaco, es ser mal persona —.Me miro fijamente con una ceja levantada. Estando todavía sin entender lo que dijo, la bese en la mejilla.

—TE QUIERO.

—Hum, bien... ¿Qué quieres hacer?

— ¿Qué? —pregunté inocente.

—Ese "te quiero" no es más que otro soborno. Así que, ¿Qué quieres?

— ¿Me puedes dejar salir? —dije rendida ante el hecho de su descubrimiento.

— ¿Con quién? —Otra vez respondiendo con otra pregunta. Eso duele.

—Con nadie.

—Bien, puedes ir.

Celebrando mentalmente, salí de la casa ya vestida. Digamos que ya tenía todo preparado por si decía que sí.

Lo primero que pensé, fue en un bosque. Yo no seré la típica chica que el mejor lugar para pensar toda su frustración, sea en un ridículo parque. Claro que no. Y no me vengan con ese cuento que cuando una chica se va a un parque y siempre está solo. Eso es mentira. Y si está solo, sería el último lugar para sentarme y pensar sobre la vida; claro que no, ese parque será el primer lugar que visiten los morbosos y delincuentes. No señores, no soy pendeja.

Así que opte por el bosque. Pensé: « ¿Qué podría pasar?».

¿Recuerdan cuando les dije que el parque es un lugar peligroso? Pues me retrato. Definitivamente el bosque es peor.

FlashBack

Estaba entre malezas y malezas con el único objetivo en este momento. ¿Cómo carajo salgo de este puto bosque? Lo sé, disculpa por las palabrotas. Pero en serio, me estoy asustando, estoy sedienta y huelo horrible. La peor idea que he tenido en mis dieciséis años. Ahora tengo que buscar la puta salida en este maldito bosque.

El chico de mis sueños°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora