#9 Maratón 1/3

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¡¡Claro!! ¡¡Sí es Armando!!

Lo conocí un día de estos cuando iba camino al instituto. Se comportó muy amable conmigo, pero claro, ningún hombre quiere ser amable contigo a cambio una noche con él. Por lo que obviamente le dije un nombre falso, por si acaso; que sé yo si es algún tipo de violador o algo parecido. Por lo que juzgué a la persona por algún tipo raro, pues, me daba un mal presentimiento de éste. Pero tranquilos, todavía tengo esa conclusión.

—¿Como estás, señorita Larrens? —dijo éste muy amable. Lo que me confundió fue que no me llamó Walker.

—¿Larrens?.

—Sí, Larrens. Tú me dijiste que te llamabas Sofia Larrens. — dijo éste aún con su "inocencia".

Ahora comprendo todo, se supone que ese es mí verdadero nombre. Pero como soy bien cabeza de pato, no me acordaba. —Sí, es cierto, lo siento. Estoy en otro mundo —dije refiriéndome al acontecimiento con la profesora.

—Descuida. Y por favor, deja de disculparse; me haces sentir como un delincuente. — dijo éste, al final con una pequeña carcajada.

    —Nada es imposible. — dije pensando.

—Disculpe, será la última vez que se lo digo.

-—Bueno. Y ¿Que clase le toca en estos momentos?, Larrens.

—Eh... Castellano — dije.

—¡¡Genial!! ¡¡A mí también me toca esa clase!! - dijo éste muy alegre. — ¿Que tal si nos ponemos juntos en esa clase?, oí que vamos a hacer una actividad.

— uh... Está bien. — ¿que podría pasar?. De todas maneras si me va a hacer algo, por lo menos no deben estar personas presenten, así que dudo mucho que quisiera violarme delante de los compañeros e exclusive de la profesora. ¿No?.

Nos dirigimos a nuestra siguiente clase. Ubicamos puestos en medio de toda la clase. Y definitivamente, sí había una actividad, por lo que obviamente quedé con Armando. Era una clase trabajo/taller, por lo que teníamos hacerlo en unas de nuestras casas.

—Y entonces, ¿cual eliges?. Mi casa o tu hogar. — dijo éste en forma de pregunta divertida. Claro, aún tengo esa mala vibra sobre él. Por simple lógica, voy a decir en su casa.

—En tú casa. — dije lo más neutral.

Ahora que lo pienso bien, Aaron había preguntado sobre sí conocía a Armando; le dije que no, pues en ese momento no lo recordaba. Sí te pones analizar la pregunta, obvio te pones a pensar por qué lo preguntaba. ¿Cuál sería la razón? ¿Por qué Armando? ¿Hay algo de malo en todo esto? ¿Que es lo que no sé?. Son tantas las preguntas que puede llegar a fastidiar al no saber la respuesta. Pero sepan bien que lo voy a descubrir.

Me despedí de Armando y lo vería después de la salida, para después ir a su casa hacer el trabajo/taller.

Ahora en estos momentos es la hora del almuerzo. Busqué la comida y me dirigí al patio, único lugar donde hay paz alrededor.

Me senté y comencé a comer mi manjar que tenía en mis piernas. Me puse analizar todos los acontecimientos pasados en estos días. El encuentro con Aaron, Raisha apoyando a Aaron (por lo cuál es un desconocido para ella), conocer a Armando, un mensaje extraño sobre una fiesta, una fiesta, una casi violación, Aaron salvándome, descubrimiento del nombre de éste, una pesadilla casi real, Aaron viniendo a mí cuarto mal herido y cosas extrañas que me suceden, tanto lo físico, mental y ¿por qué no?, corazón.

Son tantas las cosas que sucedieron cuando conocí a Aaron. No puedo decir que sería una persona de confianza, porqué así no es. Y aunque pesar que me salvó por ese tipo morboso que quiso sobre pasarse conmigo, no puedo simplemente confiar así de así. Es una ley de vida.

En toda mi vida siempre ha sido normal, como cualquiera persona que tienen el regalo de la vida.

Sumida en mis propios razonamientos, no me di cuenta que justo alguien se sentó al lado de mi sin darme cuenta.

—Tu problema de distracción es un caso muy serio. ¿Has ido a un médico por eso? —dijo en aire de gracia.

—¿Tu que haces aquí? —dije al encontrarme con esos ojos marrones que me hacen tragar la negatividad del Amor.

—Este es un lugar libre. Tengo mis derechos. —dijo Aaron en tono divertido.

—Pues interrumpes mí libertad de estar sola. —dije contraatacando.

—Tranquila, que la soledad no es buena, creéme, la soledad es mi maldición. —al no entender su clase de "indirecta", mejor me dispuse a mirar los estudiantes que hablaban lo más normal. Como sí tienen una vida mejor que la mía.

Sentía una mirada posada sobre mí, miré de reojo y Aaron miraba específicamente mi cuello. Ya era la segunda vez que miraba esa zona, así que lo encaré.

—¿Cual es tú problema con mi cuello? —le dije con un tono enojon moderado —No es la primera vez que miras esa zona.

—Lo sé, pero tú marca. ¿Es una marca de nacimiento?. —llevé mi mano al cuello, hay una textura sobresalida de ésta —¿Es una corona?.

—uh, no sé, quizás así sea. Es la primera vez que lo siento. — dije indiferente a pesar que nunca en mi vida se me ocurrió pensar tener una marca de nacimiento.

—¿Enserio? ¿nunca en tu vida viste una marca de nacimiento en tu cuello?.

—No. Gracias a ti es que supe que tenía uno.

—Das miedo. — dijo éste en forma de burla.

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Hola!!

¡¡No se detengan!!.

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Sigue!!
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El chico de mis sueños°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora