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El cambio de estación anunciaba un nuevo año de clases, el frío viento apareció al igual que las hojas secas cayéndose de sus árboles pero nadie podía negar que era un bonito espectáculo sobre el campus. Más de mil estudiantes dejaron su casa para tomar sus mochilas, maletas y bolsos llenos de sus pertenencias para volver a sus correspondientes residencias universitarias.

Un chico alto y moreno se bajó del auto de sus padres, sacó su maleta del portaequipajes y miró el campus de la universidad.

—Minnie —Lo llamó cariñosamente su madre la cual decidió bajarse también del automóvil y apretarle las mejillas de su hijo mientras le sonreía —Llámame si necesitas algo, ¿Bien?

—Mamá, aquí no hagas esto por favor —Se quejó MinGyu tratando de quitar suavemente las manos de su madre de sus mejillas.

—¿Me llamarás si ocurre algo? —Insistió la señora, la cual a pesar de ser mucho más baja que su hijo, tenía más poder y autoridad.

—Tengo veintitrés años, puedo solucionar mis problemas solo —Frunció el ceño pero lo deshizo rápidamente al darse cuenta que era su madre la que estaba frente a él y no uno de sus amigos.

—¿Quién paga esta universidad, Minnie bebé?

—Te llamaré si ocurre algo —MinGyu se dio por vencido con ella. Era bastante cariñosa y solía hacer eso en cada semestre, normalmente lo hacía en casa donde su padre era el único espectador de aquella escena tan vergonzosa pero ahora habían chicos caminando por allí, por lo que la vergüenza aumentó el doble.

Un chico delgado de cabello negro se bajó de un auto unos metros más lejos, su piel blanca como la leche y sus ojos afilados robaron su atención, con el rostro serio tomó una maleta, colgó una mochila en su hombro y agitó la mano despidiéndose de las personas que lo fueron a dejar, MinGyu supuso que eran sus padres.

Quería ver a qué edificio se dirigía pero su madre le giró la cara para que la mirara a ella.

—Te llamaré si ocurre algo, qué —Dijo ella.

—Te llamaré si ocurre algo, mamá —MinGyu rodó los ojos y recibió el abrazo de la mujer.

Cuando por fin pudo despedirse de sus padres, caminó hacia la residencia que había ocupado todos sus años de universidad.

Estudiaba teatro y esperaba algún día aparecer en una película, ese era su sueño y motivación para esforzarse estudiando aunque no podía negar que amaba las fiestas que se podían hacer en las residencias.

No era un chico picaflor, hace dos años no tenía ningún tipo de relación amorosa pero le gustaba hacer amigos y que su círculo de conocidos se fuese expandiendo.

Al llegar al quinto piso del edificio, alguien lo abrazó bruscamente y supo de inmediato quién era.

SeungCheol salió corriendo por el pasillo gritando que él iba a escoger su cama está vez.

Lo conocía hace cinco años, nunca los separaron de habitación y terminaron haciéndose mejores amigos. Choi SeungCheol era el tipo de persona con el que podía hablar sobre sus problemas y siempre encontraba el lado positivo en todo.

El único dilema es que parecía que la mala suerte lo perseguía.

—¿Y cómo te fue con el chico que conociste en vacaciones? —Preguntó MinGyu cuando vio a SeungCheol sacando la ropa de su maleta para acomodarla en su lado del armario.

Meanie ♡ We are Cupid?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora