SENTENCIADO

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Un ejército oscuro comenzó a salir del portal. Su presencia inundaba el lugar de un aura de tensión.  Fueron saliendo poco a poco hasta formar enormes filas que se iban formando poco a poco. En cuestión de minutos ya tendrían legiones.

— ¿Es él? — pregunta un ángel a mi lado — Demogorgón.

— Son sus tropas — asiento — pero no veo a mi padre...

De pronto las tropas comenzaron avanzar hacia las barricadas de caídos y nothum. En cuanto estuvieron lo suficientemente cerca di la señal y mis hombres comenzaron a lanzar ráfagas de energía a discreción pero esas cosas eran demasiado hábiles. Los ataques derribaron una buena parte de soldados pero muchos otros lograron evadir las llamas y estaban a punto de impactar la barricada.

— No van a aguantar mucho, Araquiel.

Di otra señal y los nefilim y los titanes comenzaron a arrancar partes de los helados montes y los arrojaron como catapulta.

El impacto se llevó a la mayoría de los guerreros oscuros que intentaban pasar la barricada. Los caídos arremetieron con otra oleada de fuego y limpiaron el campo.

— Funciona — dijo el ángel.

— Mire al horizonte — interrumpió un nothum a mi lado derecho.

El portal seguía sacando más y más tropas y esta vez comenzaron a salir tambien enormes criaturas monstruosas similares a los titanes, pero con un aspecto mucho más tenebroso y salvaje.

— ¡Prepárense para otra oleada!

Los titanes arremetieron contra mis barricadas mucho antes de que pudiesen preparar otro ataque y una explosión mandó a volar mi primera defensa de caídos.

Los nothum atacaron a los titanes oscuros con todo su arsenal y apenas lograron derribar a un par.

— ¡Necesito una formación defensiva de néfilim! — ordené — ¡Que los titanes se queden en su puesto y derriben a cuantos puedan con sus proyectiles!

Los guerreros se movieron al instante y tomaron su posición.

— ¿Dejarás a los de las barricadas morir? — me interrogó Kathiel, un general caído que miraba horrorizado el campo de batalla.

— Las barricadas caerán de todos modos. Si mando tropas y rompo la formación no tendremos defensa para cuando lleguen aquí.

— Son tus hombres.

— Es el arte del sacrificio, general.

Kathiel me miró con miedo en sus ojos.

— Usted no es el Araquiel que sacó a los caídos del paraíso. El que no dejó atrás ni a un solo hombre.

Sentí una punzada de ira y le dirigí una fulminante mirada.

— Si quieres ir por tus tropas, adelante. Ve y entra tú solo con esos titanes, pero no rueges a que te envíe ayuda cuando te destruyan.

El ángel me miró unos momentos con ese miedo creciente. Sentí que las marcas en mi cuerpo ardían al igual que mi vista.

— Sus ojos — dijo casi en un susurro —, han cambiado.

Me miré en el reflejo de un escudo tirado en la nieve y noté que mis ojos ha no eran blancos, sino de un tono anaranjado rojizo. Comenzaba a sentirme más poderoso y las marcas en mis brazos humearon.

"Eso es, déjate llevar por tus bajos instintos, hijo mío. Acepta el poder que se te ha heredado. Tu oscuro don".

Me retire el casco y me cerré mis dedos en medio de mis ojos, cerrándolos. Luego me puse de nuevo el casco e inhalé.

Mártir Hereje #2-Justicia DivinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora