Me reuní en las costas como pidió Sunktum un poco antes de la hora programada. Ahí me encontraba con dos legiones de caídos, con Hasmed y su legión de nihilium y otras tres más de nothum.— ¿Seguro que quieres hacer esto?— pregunta Hasmed, quien se encontraba a un lado mio de brazos cruzados.
— Estaré bien, Hasmed. Me quedaré con los nothum y los caídos. Los titanes me servirán bien.
— Siete legiones aún me parecen pocas.
— En un inicio solo pensaba llevar una — le respondí entre risas.
Tras un rato, Armen llegó dentro de poco con otras tres legiones. Ya casi estábamos completos, pero no encontraba por ninguna parte a Leliel y a Armaros.
— Deberían estar aquí esos dos...
— ¿Qué? — pregunta Hasmed desconcertado.
— Ah... nada.
De pronto una mano tocó mi hombro y volteé al instante. No me sorprendió a quien vi.
— ¿¡Dónde estabas!?
— Ahh — Leliel parecía extrañada — Te dije que estaría preparando tropas en una brecha...
— ¿ Y Armaros ?
— No lo he visto en todo el día. ¿Por?
— Nada...
— Araquiel, ¿estás bien?
No respondí y volví mi vista hacia un lado de la costa. El plan era mantenerse invisible al ojo humano hasta iniciar el ataque, era sencillo camuflarnos de su pequeña mente.
En flanco sur pude ver por fin a Armaros y Kushiel con sus legiones. Armaros conversaba con el nihilium... o algo por el estilo. En realidad Armaros hablaba mientras que Kushiel parecía no darle mucha atención a sus palabras.
Tras un suspiro, me quedé esperando a que todos se reunieran a mi alrededor.
— Bien — dije una vez que todos me rodearon — ya estamos completos —. ¿Lo traes? — pregunté a Armen. Él asintió y sacó una trompeta del tamaño de una espada.
— Aquí vamos — dijo Armaros y yo volví a hablar.
— Hasmed, Leliel, Kushiel, Armaros y Armen junto con los generales Euroth y Saurthiel (dos gemelos nihilium que desataban el infierno peleando juntos) . Ustedes siete serán mis ángeles del apocalipsis. Se dividirán alrededor del mundo con sus respectivas tropas y harán sonar una trompeta. Hasmed, eres el encargado de sonar la séptima y última trompeta que dará inicio al apocalipsis. No lo olviden, haremos cenizas todas las defensas y actividad hostil, pero a los civiles y humanos indefensos los tomaremos para reinstalar sus viviendas en Andrómeda. Usaremos al linaje humano en nuestras filas junto a los nefilim.
Armen les dio un instrumento a los siete y ordene que se fueran a sus posiciones. Todos avanzaron y se desmaterializaron en un segundo, menos Leliel, quien se quedó parada frente a mí.
— Ten cuidado — dijo en un tono bajo.
— ¿Ahora te preocupo?
— Sabes que a pesar de todo siempre lo has hecho.
— No hay nada que temer. Son humanos, ya los conocemos.
— No es eso, Araquiel — sus grandes y azules ojos se veían en verdad preocupados —, tengo un mal presentimiento. Algo está por venir.
— Estaré bien. Ve a desearle suerte a Armaros.
Leliel se quedó mirándome unos segundos.
— Eres un estúpido.
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Mártir Hereje #2-Justicia Divina
AzioneUn día eres un general angelical y al otro caes en desgracia. Araquiel descubrió lo que es perderlo todo por seguir sus ideales. Él y sus seguidores. Una vez renegados del Paraíso, nuestro caído se entera de que es hijo de una deidad oscura y ancest...