— Esa es...¿la armadura de Astrus? — preguntó uno de los ancianos al verme entrar de nuevo a la sala donde se estaba llevando a cabo la junta — ¿¡Cómo te atreves a portar la armadura sagrada!? ¿¡Qué le han hecho!?
— Yo se lo permití — dijo Leliel, entrando en la sala y poniéndose frente al anciano del consejo. Llevaba planeando dármela desde hace ya un tiempo, me explicó que ella misma había diseñado el casco y le había hecho algunas modificaciones para darle un estilo más... mío.
— Debería colgarlo por las entrañas y exponer su cuerpo por la ciudad, aún si tú se lo permitiste, nadie tiene derecho a usar a "La Inmortal" — Leliel me había explicado que así se le había bautizado a la armadura de su padre, pues, después de su sacrificio, fue lo único que quedó de él. Su cuerpo fue consumido, pero su armadura quedó intacta.
— Tú no tienes derecho a decidir sobre eso — dije con tono firme hacia el anciano —. Solo los verdaderos hijos de Astrus tienen voz en esto. Si les molesta que la use, que me lo digan ellos, a ti no tengo razón para escucharte.
Hasmed se levantó de su trono junto con Kushiel. Ambos comenzaron a caminar hacia nosotros y de pronto sentí todas las miradas de la sala enfocadas a mí. Cuando Kushiel pasó junto a mí, pude escuchar una especie de gruñido.
— Leliel — soltó Hasmed, intentando disimular su enojo —, debo hablar contigo a solas. ¡Esta reunión se terminó!
Los consejeros comenzaron a salir de la gran sala y yo fui el último en salir cuando la puerta se cerró. Todos los demás se dirigían a la salida del templo, pero yo me quedé afuera de la entrada de la sala de reunión, si Hasmed explotaba e intentaba asesinar a Leliel, yo debía estar listo para irrumpir y hacer algo.
— Esa armadura pertenece a nuestro padre — se escuchó la voz de Hasmed —, el cual te recuerdo se sacrificó por la raza entera contra "La Entidad Eterna". Tú te atreves a sacarla de su santuario y modificar su diseño porque se te dio el simple antojo de regalársela a tu amante.
— ¡Él no es mi amante!
— ¿Crees que no sé lo que hacen en la sala de entrenamiento? Sé que no solo van a "entrenar". La dejan hecha un caos.
— No es de tu incumbencia lo que Araquiel y yo hagamos, tú no eres mi padre, podrás ser el hermano mayor pero nunca serás como Astrus. Le di esa armadura porque mi padre significaba mucho para mí, al igual que Araquiel y sé que al final tendrá el mismo propósito que él, sé que es capaz de sacrificarse por nosotros de la misma forma. La diferencia es que esta vez yo no voy a permitir que perezca en el acto. Lo salvaré con o sin tu ayuda.
— Sabes lo que pasará, Leliel.
De pronto las puertas se abrieron con fuerza y me empujaron, en la entrada estaba Kushiel de pie y de brazos cruzados. Si tuviera expresión facial podría asegurar que me miraría con mucho, mucho enojo.
— Puedes entrar, Araquiel. De todas formas sabía que estarías escuchando — Hasmed me hizo una señal con su mano para que entrara, pero podía escuchar la tensión en su voz.
— ¿Qué pasará, Hasmed? —El nihilium se quedó en silencio, pude ver la tensión en sus hombros. Sentía su energía inestable, estaba molesto y desesperado, pero no me importaba, esta vez no me llegarían a ocultar nada.
— Adelante, hermano — dijo Leliel con un tono de humor negro —. Dile lo que va a pasar con él.
Concentré mi vista en Hasmed, fruncí el ceño y noté que la energía en mi interior estaba en descontrol. Vi como Kushiel lentamente llevaba su mano izquierda hacia su katana. La mirada de su hermana seguía puesta en Hasmed en una mezcla de remordimiento y enojo.
— Tendrás que morir— dijo — .La única forma de cerrar la brecha es creando un sello con la vida del elegido. La energía que posees, lo que eres, es la clave para cerrar la brecha y evitar un apocalipsis universal... pero el precio será tu vida.
— Así que esa era tu razón para mantenerme con vida todos estos siglos — cerré mi puño con fuerza hasta que mis nudillos comenzaron a crujir —, tu razón para sacarme de las manos de Demogorgón y de contarme sobre Andrómeda. Solo me estabas criando para el matadero.
— Araquiel...
Comencé a avanzar hacia Hasmed y Kushiel se puso en medio de ambos, con la mano izquierda en su katana, listo para cualquier ataque. Leliel tenía ambos manos sobre las empuñaduras de sus espadas gemelas.
— ¡Quítate, Kushiel! — exclamé. El nihilium no movió ni un dedo—. Tal vez no me escuchaste, dije que te quites, o yo te moveré.
Escuché a Leliel gritar algo mientras yo me comenzaba a acercar hacia Kushiel. No presté atención, por un segundo todo lo que me importaba era llegar a Hasmed y deshacerme de todos los obstáculos a mi alrededor. En cuanto me acerqué lo suficiente, escuché la hoja de la espada de Kushiel al ser desenvainada de su funda y a penas me dio tiempo de retroceder cuando un mandoble por poco me rebanaba el cuello. Saqué a Morningstar y me puse en guardia.
— No quieres hacer esto — dijo Hasmed mientras una aura de energía anaranjada comenzaba a rodear su cuerpo.
Leliel sacó sus espadas gemelas y se puso en un espacio entre Kushiel y yo. Hasmed se puso a un lado de su hermano. Todos juntos hacíamos un medio circulo. Dos nihilium preparados para atacar en cualquier momento, y de la otra en realidad no estaba seguro si atacaría de mi lado o en mi contra.
— Esto es entre Hasmed y yo. No se metan.
— Este no eres tú, Araquiel. Desde tu enfrentamiento con Demogorgón pareces otro, de hecho puedo notar que una de tus marcas ya desapareció por completo. Rompiste un sello y algo oscuro comienza a querer salir de tu interior.
— Basta de mentiras.
De pronto Kushiel clavó su katana al suelo y una onda de energía nos rodeó a todos. Sentí como si mis músculos se estuvieran quemando con mi propia energía y al parecer, Leliel y Hasmed sintieron lo mismo. Mientras estábamos inmóviles, Kushiel se aproximó con calma hacia mí y puso una mano en mi hombro. Hubo un destello y de pronto me encontraba en otro lugar junto a él. De inmediato reconocí los valles artificiales a lo lejos, nos encontrábamos en el camino que daba hacia la zona de los gigantes nefilim. Y sabía exactamente la razón de Kushiel de habrenos transportado ahí. Era un espacio libre para pelear. Él y yo, sin nadie más que se interpusiera.
— Tengo la sospecha de que has estado esperando este momento — dije y en respuesta, el nihilium blandió su espada al aire y unos rayos de energía escarlata comenzaron a rodear su cuerpo.
— Si eso quieres — preparé a Morningstar — adelante, nihilium.
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Mártir Hereje #2-Justicia Divina
БоевикUn día eres un general angelical y al otro caes en desgracia. Araquiel descubrió lo que es perderlo todo por seguir sus ideales. Él y sus seguidores. Una vez renegados del Paraíso, nuestro caído se entera de que es hijo de una deidad oscura y ancest...