Do you want to see a movie? -Frerard-

Capítulo final

Los Ángeles, 2016.
Sótano de la casa Iero.

Todos tocaron sus instrumentos en aquel sótano, era bastante como... el mejor ensayo en meses.

Las gemelas de Frank estaban cantando y haciendo un estupendo show para sus osos de peluche, Jamia, su hermano y su tío Evan.

En algún momento, Miles se levantó del sofá donde estaba acunado en los brazos de su madre y saltó al ritmo de la música. Frank le ofreció el micrófono y él cantó con todo gusto con sus hermanas.
Era realmente genial.

—Deberíamos incluirlas en la banda, no crees, Evan?

—Oh si, son geniales.

—¡Papá, oye, también quiero estar en la banda! ¡Pá! —dijo Miles de tan solo cuatro años.

Cherry río risueña: —Cantas mal, Miles, apenas hablas.

Frank miró la escena algo divertido e iba a participar de la conversación, pero su celular sonó.

“Hey, Frank, ¿podríamos salir un rato? Podemos tomar un café y hablar, quiero decir algo importante”

• Mike Way •

Frank miró el teléfono algo desconcertado, en definitiva el nombre del contacto era correcto, era Mikey, tenían una buena relación, se veían seguido a diferencia de su hermano pero aún así no dejaba de sorprenderlo que quiera decirle algo importante, habían estado juntos ayer. Esto le intrigaba.

Antes de comenzar el ensayo habían estado hablando sobre temas cualquiera, y tan repentina seriedad, sólo hizo que aceptara de inmediato.

“Claro, moreno, ¿dónde? Puedes venir si quieres”

“No, salgamos a la cafetería de Bobby. En una hora, si ya terminaste la práctica”

Frank miró el teléfono una vez más. Demonios, tenía un presentimiento. Así que simplemente lo llamaría; los niños, que estaban en medio de una dura discusión, vieron el repentino cambio de su padre e hicieron silencio. Evan, Matt y Alex lo siguieron con la vista, y su esposa preguntó que sucedió.

Palideció, ese era el motivo de tanta tensión en el sótano. Fingió que todo estaba en orden y subió las escaleras.

—¿Qué le sucedió? —dijo Alex, mirando a Matt, el batería.

—No lo sé, viejo, pero espero que no sea nada grave.

Los pasos apurados de Frank hacia la cocina hicieron preocupar a Jamia, pero prefirió quedarse con los niños y entretenerlos un poco mientras Frank volvía.

—Hola, Frank —confundido saludó mikey.

—¿Te pasó algo? —Frank dijo, atropelladamente. —Es decir: hola, ¿sucedió algo?