4. Pelea.

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Se me había gastado la tinta, así que deberé seguir en tinta roja, la que nunca acaba.

Mencioné esas palabras, y mi ser, se sintió miedoso, Hurley me miró, anonadado, nos
quedamos mirándonos quietos, sentí furia en aquel chico pelirosa y de piel bronceada.

—Repítelo.

—Hurley, no era mi intención yo en serio no debí haber dicho eso, fue algo que se me salió. Perdóname. — Dije tembloroso.

—Nunca tuve que confiar en ti Byron. ¿Acaso te gusta Amelie? ¿Eso es? ¿O no te agrado?

Lo mire fríamente, y me fui sin contestar, pero Hurley, furioso, me regaló un golpe en la mejilla, y otro en el estómago, me había roto el labio inferior.

Con ardor, lo mire, y le dije que ya ni si quiera estaría en su equipo que me olvidara, pero él insistió en que yo le dijera qué pasa conmigo, pero justo uno de los dioses bajó del cielo, Amelie.

—¡Hurley! ¿Que le estas haciendo a este pobre chico?

—Amelie, lindura, este chico...

—¿No te hizo nada y lo golpeaste? Escucha, cuida tus arrebatos de furia Kane, y no me llames lindura.

—Pero mi amor, ¡Este indecente chiquillo me insulto!

— ¿Mi amor? Como le decías a Cheri McCracken? ¿O a Nevra Philipps? Esas dos chicas junto a ti me han roto el corazón, solo olvídate de mí. Estoy totalmente sola.

Se fue llorando.

Me prometí de que nunca vería triste a esa chica, jamás.

Bajo tinta roja Donde viven las historias. Descúbrelo ahora