Capítulo 7

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El día había comenzado de lo más normal para Nicole. 

Faltaban aún tres días para la fiesta del hospital y ella aún no tenía preparado lo que iba a vestir, había algo que tenía que hacer antes. Invitar a Waverly.

Saliendo de su casa un poco más temprano de lo normal y pasó a la florería.  Sabía que a Waverly le encantaban las flores, en especial las amarillis que había usado con anterioridad para invitarla a su primera cita, y con tal de apreciar aquella sonrisa especial y el brillo que se le formaba en los ojos al ver tal regalo era capaz de llevarle una florería entera a cada día que pasara.

Sin haberse decidido por una sola flor para el ramo, salió de la florería satisfecha con un ramo de lirios blancos a juego con un par de rosas rojas y en el centro la flor favorita de la castaña, un amarillis blanco en pleno punto.

Realmente no podía sentirse más feliz. Siempre había logrado lo que se proponía, había tenido aventuras que no muchos tienen la suerte de experimentar, inclusive a su edad, ya había visitado varios lugares fuera de su país. Siempre tenia algo que contar. 

No es que hubiera sido de familia acomodada o algo por el estilo. Simplemente, desde que había comenzado a trabajar, buscó la forma de administrarse de correcta manera y de no atiborrarse con montones de trabajo, sin embargo, era de las mejores en lo que hacia, cosa que le era muy favorable.

Con 32 años se había hecho de un trabajo que le gustaba y tenido buenas experiencias de vida. 

Pero esta vez era algo más. Si bien su tiempo había estado muy delimitado, no se había dado la oportunidad de algo serio como se lo planteaba ahora. Waverly había entrado en su corazón de una manera que nunca antes había experimentado. 

Lo único que quería era estar al lado de ella y causarle cuantas sonrisas fuese posible. Eso la llenaba, la hacia sentir feliz en una manera especial.

El camino al hospital no era muy largo desde donde se hallaba. Minutos tardó en ingresar al estacionamiento y salir de su auto. Eran tiempos de frío por lo cual era usual que llevase una chamarra consigo, misma que utilizó para cubrir con cuidado el ramo y mantener el factor sorpresa.

Subió hasta el piso de investigaciones, gracias a lo comprometidos que estaban con el proyecto, hasta que este se terminase ella estaría libre de su área como medico, a menos de que fuese una emergencia delicada, por lo mismo había tenido un poco más de tiempo libre.

Llegó hasta su escritorio provisional y esta vez, fue ella quien se topó con una sorpresa.

Un vaso de café negro de su lugar favorito juntó a una bolsa de Granny's la cual aseguró contenía su emparedado de queso favorito que pocas veces se daba el gusto de comer. Pero eso no era todo. Enfrente de su almuerzo, una caja pequeña de terciopelo rojo.

-Buenos días..- Una voz que identificaría en cualquier lugar apareció por detrás.

-Hey! Muy buenos días diría yo. A que debo el honor de la sorpresa- Sin quitar la alegría marcada en su rostro dejó con cuidado sus cosas en la silla del escritorio.

-No eres la única a la que le gusta dar ciertos detalles. Tu sonrisa me gusta mucho ¿No te lo había dicho?- Waverly alegre se acercó a la pelirroja dejando un poco de espacio entre ellas.

-No te había escuchado mencionarlo pero ahora que lo dices..- Nicole la tomó por la cintura y la acercó hacia su cuerpo.- Tu eres un motivo para sonreír a diario 

Después del dulce y un tanto cursi comentario, la distancia entre ellas desapareció y sus labios se tocaron delicadamente como solo ellas sabían hacerlo.

Una copa para NavidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora