Trust me (COMPLETA)

CAPÍTULO 11 | MAYA

Ha pasado una semana desde la reunión. Una semana desde que Tate dejó el Búnker Rosa para irse con su padre, y lo extraño un poco. Antes de todo esto, él era quien me hacía reír de lo tonto que era.

—Niña —me llama Ana sonriendo—. Llevas media hora mirando a la nada. Pasa que hace mucho frío.

Era un día extrañamente frío, y el cielo estaba tan oscuro, que parecía pronto llovería.

—Al parecer Samuel ha encontrado a su hija —comenta ni bien entro.

Estar en la puerta principal me gustaba cuando quería pensar, puesto a que el lugar siempre estaba solitario.

— ¿Cómo lo supiste?

—Porque Ethen planeó ayudarla.

— ¿Qué? —pregunto realmente sorprendida mientras la sigo— ¿Él sabía dónde estaba?

—Él la escondió.

—Y Josh...

—Se fue con ella —me interrumpen—. Espero que les vaya bien y que no los encuentren.

— ¿Hay muchas posibilidades de que suceda?

—Muchísimas. Ojalá sean inteligentes al esconderse.

—Ojalá —repito—. Menuda mierda todo.

—Estarán bien siempre y cuando sepan aprovechar su oportunidad. Por ahora nadie puede mantener comunicación con ellos, pero dijeron que llamarían en algún momento.

Suspiro.

— ¿Sabes algo de Tate? —desvío radicalmente el tema.

—Le gustas —afirma—, y él no te gusta. Será mejor que no juegues con ese chico.

—Me encantaría intentarlo pero...

—Abraham —interrumpe.

—No. Claro que no. Él ya no significa nada en mi vida.

—Pues por como actúas, no parece que vayas a seguir con tu venganza.

—Ya me dijiste cómo hacerlo, pero tengo miles de cosas en la cabeza que pensar en Abraham es una pérdida de tiempo. Tiempo valioso, por cierto.

— ¿Entonces admites que piensas en él?

—Mejor dime qué debo hacer hoy —ella sonríe victoriosa y me indica todo.

Me despido de Ana y voy hacia mi habitación. Cojo las llaves del auto, el móvil y algo de pasta por si la llego a necesitar. Me dirijo a un club nocturno, puesto a que hoy había una entrega y debía verificar que todo estuviese perfecto.

Llego en veinte minutos y bajo del auto, entonces me encuentro a Abraham junto a una chica de las nuevas, así que me acerco a los paquetes que yacen en la barra azul del club. Saco la navaja de mis jeans negros y le hago una abertura al envoltorio.

—Mete el dedo —le ordeno a la chica y obedece de inmediato, lo que me confirma que es su primera vez aquí—. Lámelo.

Hace una pequeña mueca.

— ¿Sientes el sabor? —interfiere Abraham.

—Sí.

—Pues grábatelo, porque siempre es el mismo —completo.

—Vale.

—Luego los repartes y listo —digo—. Ahora ven que te enseño cómo camuflar los paquetes.

La muchacha me sigue, y justo en la puerta mi móvil vibra. La voz de Ana suena, pero lo único que logro entender es la palabra trampa.

Entonces visualizo a un hombre en frente nuestro, y casi por inercia empujo a la chica. Él dispara y me cubro con los brazo esperando lo peor. Abraham grita mi nombre y tira de mí para abrazarme.