CAPÍTULO 8 | ABRAHAM

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—No voy a ingresar —me advierte Maya.

—Mañana volveremos a la estresante vida de siempre, disfrutemos.

Ella cierra la puerta que abrí hace sólo unos instantes.

—Si este reto es estúpido, ¿por qué me has traído aquí?

—Cuando nos conocimos, parecías una santa paloma —vacilo—. Nuestra historia de amor no era tan intensa como para sacar tu lado malo. Para acabar el año, maté a tu mejor amigo, y un año después de todo eso, estás aquí: siendo la mala. Dos años de tu vida, Maya. ¿Cuánto podrías haber cambiado? Quiero ver a la nueva tú —siseo, abriendo nuevamente la puerta.

Ella me mira, y finalmente entramos. El lugar apesta, y la música aumenta. Todos gritan y bailan. Algunos beben y fuman. Otros están follando aquí mismo.

Maya me agarra del brazo y noto que está diciendo algo que no alcanzo a oír. Observo el lugar y veo un par de puertas cerca, así que le tomo la mano -aunque se niega un poco- y la llevo ahí. Ingresamos y me preguntas si hay algunas reglas. Cuando estoy por responder, escucho gemidos. Sólo entonces inspecciono el lugar. Es una habitación muy grande, y la bulla proviene del baño.

Maya y yo nos miramos sin saber qué hacer, así que opto por abrir la puerta, pero no puedo. Intento de nuevo, y nada. Comienzo a utilizar más fuerza aún, pero no hay resultados.

—No podemos salir —suelto—. Y por cierto, no hay ninguna regla—hablo sarcástico.

—Me tienes que estar jodiendo.

Y antes de que pueda mencionar cualquier cosa, dos personas salen del baño completamente desnudas. No les importa una mierda que observemos todo lo que hacen. Maya entreabre la boca sorprendida. No pasan más de un par de segundos para que ella entre al baño, y al ver que la acción sigue, opto por ir también.

—Eso es asqueroso —se queja.

—No es nada que no hayas hecho antes, mi amor.

Maya simplemente me fulmina con la mirada, y río por lo bajo. Luego de eso, nos quedamos en silencio, esperando el momento ideal para salir.

(...)

Diez minutos han pasado, y vaya ¡Parece que no se cansan nunca! Diez malditos minutos para un polvo. Mierda. Me duele la espalda porque estoy sentado dentro de una bañera, y Maya está en piso. De pronto se pone de pie y coge una botella con agua, y la bebe. Hace una mueca de desagrado.

— ¿Qué sucede? —pregunto al ver su reacción.

—Creo que esto no es agua —me dice, estirando su brazo para darme la botella.

La acerco a mis fosas nasales.

—Éxtasis líquido —concluyo al fin.

—Me tienes que estar fastidiando.

Posa una mano en su frente y empieza a caminar de un lado a otro en el pequeño lugar.

—Hace efecto en treinta minutos —añado.

—Dios... ¿Cuánto dura?

—Cuatro o seis horas como máximo. ¿Es que acaso nunca la has probado?

—Yo... nunca me he drogado —confiesa un poco avergonzada.

—Mafiosa y sin drogas. Se ve que aún no aprendes, mi amor.

— ¡Cierra tu maldita boca!

—Irritación, euforia, sudoración...

— ¿De qué mierda hablas?

Trust me (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora