La fiesta era en el gran parque que tenia la casa del alcalde junto a un pequeño lago. El parque se encontraba perfectamente adornado con luces y muchas mesas, cuyos manteles y cubiertos valían más que toda mi casa seguramente.
Las familias más adineradas del pueblo se encontraban ahí. Sinceramente yo no podía creer como podían entablar conversaciones con los alemanes y hasta hacían chistes junto a ellos. En ese lugar no parecía que había una guerra. La comida sobraba, mientras que los demás vecinos luchábamos por tener aunque sea un plato de sopa al día.
Mi presencia en esa fiesta llamó la atención. Era una de las pocas chicas jóvenes del lugar entre tantos hombres y , además, las familias adineradas de mi pueblo no tenían ni idea de por qué yo, una chica de clase baja, me encontraba ahí.
Las mesas no estaban asignadas, las personas se podían sentar donde querían excepto en la mesa principal en la que encontraba el Coronel, el alcalde, su esposa y su pequeña hija.
Me senté en una mesa donde no había nadie, lejos de la multitud y me aferré a mi abrigo ya que estaba algo fresco como para estar al aire libre a la noche. En mi soledad comencé a evaluar como pedirle al Coronel ayuda para Mary Louise, la hija de Margot. Esa niña necesitaba ayuda urgente y dudaba que un medico local pudiera ayudarla, necesitaba ir a un Hospital en Paris urgente pero para eso iba a necesitar los permisos para salir del pueblo y la única manera de hacerlo era teniendo contactos o pagar un precio muy elevado por ellos.
-¿Señorita Lâforet?- Una voz gruesa se hizo presente.
Levanté mi vista y me encontré con él, Alexander Oscheider...el soldado que se había acercado hasta mi casa para darme la invitación a la fiesta y mi uniforme.
-Sí- Contesté en un tono no muy agradable.
-Veo que se encuentra muy entretenida- Dijo sarcásticamente.
-No voy a emitir opinión sobre esta fiesta- En la mesa había una botella abierta de Champagne, la tomé y bebí directamente del pico como toda una dama.
-¿Me das un trago?- Alexander se sentó en la mesa. Yo lo miré extrañada- No seas egoísta, no puedes beberte toda la botella tu sola.
Negué con la cabeza y le entregué la botella esperando que este se sirviera en una copa, pero en vez de eso tomó del pico igual que yo y luego me sonrió.
-Todo un caballero...-Dije ironicamente.
-Y tu toda una dama...
-Totalmente, concuerdo con usted- Volví a tomar la botella y bebí del pico.
-Continuaría bebiendo, pero mañana no puedo tener resaca- Me sonrió.
Fue en ese momento en el que me di cuenta que Alexander era lo que necesitaba para ayudar a Mary Louise. Se notaba que tenía un pequeño interés en mi y debía aprovechar eso
-¿Por qué?
-Tengo una reunión con el Coronel y los demás soldados- Contestó.
No sabia que contestar a eso y simplemente asentí.Se formó un silencio incómodo y yo comencé a mirar mi cabello para evitarlo.
-Te ves diferente hoy...- Dijo el rubio y rompió con el momento incomodo.
Sonreí levemente.
-Ayer estaba justo haciendo las labores del campo. Nosotros necesitamos trabajar duro si queremos seguir viviendo. No como ustedes que su trabajo es matar gente que piensa distinto, tiene piel oscura o profesa otra religión.
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Jazmine Lâforet
RomanceJazmine Lâforet era una chica que rompía con el estereotipo típico de mujer durante la Segunda Guerra Mundial. Sus peculiares aptitudes fueron las que llamaron la atención del ejército alemán que había invadido su pequeño pueblo en el oeste de Franc...