Capítulo 2

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Después de la charla con el Coronel, me dirigí a la casa de Alan Benoit, quien era el mejor amigo de mi hermano y nuestro vecino desde que tengo uso de razón. Alan vivía solo ya que su padre se encontraba en combate y su mamá había muerto en el parto.

Su situación era algo particular, él era rengo de nacimiento, por lo cual no era apto para ir a la guerra. Eso le generó el desprecio de casi todo el pueblo. Ese machismo que abundaba en nuestra sociedad no podía tolerar que una mal formación del cuerpo no le permitiera ir a defender a su país. Él ya no era considerado un verdadero "hombre" en el pueblo.

-Acepta el trato, Jazmine- Me dijo cuando le terminé de explicar todo.

-No puedo traicionar a mi país, Alan.

-Es tu oportunidad de salvarte y , quizás, de ayudar al pueblo.

Lo miré confundida.

-¿ A qué te refieres?

-Si te ganas la confianza de los alemanes, quizás puedas conseguir ciertos beneficios para el pueblo, como reducción de impuestos y ese tipo de cosas. Además...¿no quieres leer las cartas de tu hermano y tus padres?

-Seria una traidora de cualquier manera.

-¡Jazmine estamos en medio de una maldita guerra, nadie te va a juzgar por intentar sobrevivir!- Me gritó desesperadamente- ¡Tu sabes muy bien que si no aceptas, te mandaran a matar o ,peor aun, te enviaran a sufrir a un campo de concentración en Polonia o quien sabe donde!

-¡No me grites!- Contesté yo gritando. Irónico- Esta bien, mañana a primera hora mandaré una carta diciendo que acepto.

-Excelente- Se calmó y se sentó en la silla.

-Tengo que cocinar algo para cenar ¿quieres hacerme compañía?- Le guiñé un ojo y sonreí de forma seductora.

-Me parece mejor si te quedas aquí- Contestó él- Ven aquí- Señaló su regazo.

Coloqué ambas piernas a los costados de sus caderas, tomé su cuello y lo atraje hacia mi para besarlo de forma desesperada.

Lo cierto es que Alan era de los pocos hombres jóvenes que quedaban en el pueblo y yo, como todo ser humano, tenia necesidades sexuales que él era capaz de satisfacer. Nuestra relación era algo prohibida ya que él era el mejor amigo de mi hermano y una mujer no debía tener sexo hasta su noche de bodas.

Para la mayoría de las familias del pueblo , incluyendo a mis padres, yo era un fracaso como mujer. Tenia veintiséis años, no estaba casada ni tenia hijos. Se consideraba que el objetivo de una mujer en la vida era eso: casarse, tener hijos y ser una simple ama de casa por el resto de su vida.

Pero yo no quería esa vida, yo quería ser independiente y profesional. Fue por eso que luché tanto contra la sociedad machista para convertirme en una Ingeniera Aeronáutica y piloto de aviones.

Una vez que el acto sexual concurrió, me coloqué la camisa de Alan y me dirigí a su cocina a hacer la cena. Lo cierto es que no había mucho, así que tuvimos que conformar nuestros estómagos con un tazón de sopa de arroz y un vaso de agua.

-Esta podría ser nuestra vida, Jasmine...- Dijo de la nada mientras comíamos.

Yo me atragante con el arroz y lo miré confundida.

-¿Qué?

-Qué esta podría ser nuestra vida como pareja, ya sabes...si nos casáramos no tendríamos que andar ocultándonos de los vecinos.

-Primero que nada, nos acostamos hace un par de meses, nada más y segundo, no me podría importar menos que la gente sepa que tengo sexo regularmente sin estar casada.

Jazmine LâforetWhere stories live. Discover now