Después de la charla con el Coronel, me dirigí a la casa de Alan Benoit, quien era el mejor amigo de mi hermano y nuestro vecino desde que tengo uso de razón. Alan vivía solo ya que su padre se encontraba en combate y su mamá había muerto en el parto.
Su situación era algo particular, él era rengo de nacimiento, por lo cual no era apto para ir a la guerra. Eso le generó el desprecio de casi todo el pueblo. Ese machismo que abundaba en nuestra sociedad no podía tolerar que una mal formación del cuerpo no le permitiera ir a defender a su país. Él ya no era considerado un verdadero "hombre" en el pueblo.
-Acepta el trato, Jazmine- Me dijo cuando le terminé de explicar todo.
-No puedo traicionar a mi país, Alan.
-Es tu oportunidad de salvarte y , quizás, de ayudar al pueblo.
Lo miré confundida.
-¿ A qué te refieres?
-Si te ganas la confianza de los alemanes, quizás puedas conseguir ciertos beneficios para el pueblo, como reducción de impuestos y ese tipo de cosas. Además...¿no quieres leer las cartas de tu hermano y tus padres?
-Seria una traidora de cualquier manera.
-¡Jazmine estamos en medio de una maldita guerra, nadie te va a juzgar por intentar sobrevivir!- Me gritó desesperadamente- ¡Tu sabes muy bien que si no aceptas, te mandaran a matar o ,peor aun, te enviaran a sufrir a un campo de concentración en Polonia o quien sabe donde!
-¡No me grites!- Contesté yo gritando. Irónico- Esta bien, mañana a primera hora mandaré una carta diciendo que acepto.
-Excelente- Se calmó y se sentó en la silla.
-Tengo que cocinar algo para cenar ¿quieres hacerme compañía?- Le guiñé un ojo y sonreí de forma seductora.
-Me parece mejor si te quedas aquí- Contestó él- Ven aquí- Señaló su regazo.
Coloqué ambas piernas a los costados de sus caderas, tomé su cuello y lo atraje hacia mi para besarlo de forma desesperada.
Lo cierto es que Alan era de los pocos hombres jóvenes que quedaban en el pueblo y yo, como todo ser humano, tenia necesidades sexuales que él era capaz de satisfacer. Nuestra relación era algo prohibida ya que él era el mejor amigo de mi hermano y una mujer no debía tener sexo hasta su noche de bodas.
Para la mayoría de las familias del pueblo , incluyendo a mis padres, yo era un fracaso como mujer. Tenia veintiséis años, no estaba casada ni tenia hijos. Se consideraba que el objetivo de una mujer en la vida era eso: casarse, tener hijos y ser una simple ama de casa por el resto de su vida.
Pero yo no quería esa vida, yo quería ser independiente y profesional. Fue por eso que luché tanto contra la sociedad machista para convertirme en una Ingeniera Aeronáutica y piloto de aviones.
Una vez que el acto sexual concurrió, me coloqué la camisa de Alan y me dirigí a su cocina a hacer la cena. Lo cierto es que no había mucho, así que tuvimos que conformar nuestros estómagos con un tazón de sopa de arroz y un vaso de agua.
-Esta podría ser nuestra vida, Jasmine...- Dijo de la nada mientras comíamos.
Yo me atragante con el arroz y lo miré confundida.
-¿Qué?
-Qué esta podría ser nuestra vida como pareja, ya sabes...si nos casáramos no tendríamos que andar ocultándonos de los vecinos.
-Primero que nada, nos acostamos hace un par de meses, nada más y segundo, no me podría importar menos que la gente sepa que tengo sexo regularmente sin estar casada.
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Jazmine Lâforet
RomanceJazmine Lâforet era una chica que rompía con el estereotipo típico de mujer durante la Segunda Guerra Mundial. Sus peculiares aptitudes fueron las que llamaron la atención del ejército alemán que había invadido su pequeño pueblo en el oeste de Franc...