El viaje hasta Paris en auto duró más o menos un día y fue una tortura absoluta. Me tocó viajar en un auto con Alexander como piloto, éramos solo él y yo. No pude pegar un ojo en todo el viaje debido al miedo que le tenía a él después de lo que había pasado dos días atrás.
Ninguno de los dos habló en todo el viaje. Alexander, de vez en cuando, miraba por el espejo retrovisor y puedo jurar que el disfrutaba ver como mi cuerpo temblaba del miedo que provocaba en mi.
Antes de llegar al hotel en el cual nos íbamos a quedar, yo exigí ir hasta el hospital a acompañar a Margot y a su hija para ver que Alexander haya cumplido su palabra. Él protestó un poco en alemán pero finalmente accedió. No me permitió bajarme del auto para despedirlos, pero por lo menos pude ver como al entrar a ese hospital la vida de esa niña iba a cambiar completamente.
El hotel en el cual me hospedaba era extremadamente lujoso y , sin embargo, yo estaba en una habitación la cual tenia un baño que se compartía con la habitación de Alexander. Es decir, nuestras habitaciones se conectaban a través del baño y yo tenia estrictamente prohibido trabar la puerta que daba acceso a mi habitación. Según él, era una manera de mantenerme vigilada y custodiada.
Mientras deshacía mi maleta y acomodaba mis cosas en el ropero, Alexander entró como si nada a mi dormitorio.
-Esta noche voy a salir- Me informó.
-Bien- Contesté y seguí con mis cosas.
-Eres mi responsabilidad, así que vienes conmigo- Agregó.
Lo que menos quería hacer en ese momento era salir con él, pero sabia que si me negaba iba a volver a humillarme o algo mucho peor.
-Esta bien, en veinte minutos estoy lista.
-Que sean diez- Se retiró de mi habitación.
(...)
No era la primera vez que caminaba por las calles de Paris. Cuando era más pequeña solía venir con mis padres y mi hermano una vez por mes a visitar la Torre Eiffel. Mi padre sobretodo adoraba visitarla de noche y luego ir a comer a algún restaurante cerca.
Sin embargo Paris ya no era la misma. Estaba destruida a causa de los bombardeos, la gente que se había quedado sin hogar se encontraba mendigando por las calles, muchas personas seguían siendo sacadas de lo que quedaba de sus casas debido a sus creencias religiosas. Pero lo peor de todo era ver la bandera Nazi ondeando por todos lados y los soldados alemanes de fiesta por los pocos bares que quedaban.
Entramos a lo que parecía ser un club nocturno, ya que contaba con una amplia pista de baile. Había mucha gente, la mayoría eran soldados alemanes acompañados por prostitutas que seguramente estaban intentando ganar un poco de dinero para alimentarse y por las vestimentas, se podía distinguir a las chicas de clase alta que disfrutaban demasiado la compañía de los enemigos.
Alexander me ordenó que me quedara en una esquina del club mientras que él iba a buscar algo para beber. No dudé en obedecerle y me quedé quieta mirando al piso.
-Aquí tienes- Me entregó un vaso que contenía al parecer Wisky.
Si tomaba ese trago se me iba a revolver todo el estomago. Hacia un día que no comía nada y sumemos el hecho de que no me estaba alimentando bien debido a la escasez de comida.
Amablemente rechacé su trago esperando a que él de forma violenta me obligara a tomarlo. Pero para mi suerte no dijo nada y bebió su trago y el mío.
-Tengo que ver a alguien- Me informó- Más te vale que cuando vuelva estés en este mismo lugar,porque sino juro que te mato.
-Bien.
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Jazmine Lâforet
RomanceJazmine Lâforet era una chica que rompía con el estereotipo típico de mujer durante la Segunda Guerra Mundial. Sus peculiares aptitudes fueron las que llamaron la atención del ejército alemán que había invadido su pequeño pueblo en el oeste de Franc...