Tú.

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Mierda, ¿cómo terminamos aquí? Nos hicimos mucho daño, pero igual seguimos aquí, como si hubiéramos peleado a muerte y aquí estamos, riendo felizmente hartas. Hoy, quince de enero de dos mil diecisiete, hablamos nuevamente, te hablé de como me trataron como basura y jugaron conmigo sin importar mi sentir, me contaste sobre que tan vacía estás aún estando con él y que tan inservible te sientes. Me abrazaste, extrañaba tu olor, me contaste como te acercabas a olerme a distancia, y te platiqué como preguntaba a todos por ti. Vaya que me hiciste falta, desde septiembre e llorado en las noches deseando que contestaras mi llamada, lástima que no me atrevía a llamar. Quería hablar contigo para solucionarlo todo, pero nunca me atreví a hacerlo, estoy segura que hubieras aceptado sin problema, ya que ambas queremos resolver esto y estar juntas. Dicen que cuando lo intentas, nunca va a ser lo mismo ¿qué pienso? Que al carajo los demás, si tú y yo queremos, estoy segura que lo haremos. Ellos no van a vivir ni sentir nuestra mierda, Majo, sigues siendo mi alma gemela y el amor de mi vida, tal como lo juramos. Nuestro pacto suicida, la cruz que nos cortamos, todo, está mejor que nunca ahora que estás aquí. Castito, me hiciste mucha, mucha falta.

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