1| Un comienzo diferente

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    Me acordé que hoy era lunes quince de enero, normalmente, comenzaría la típica rutina de semana

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    Me acordé que hoy era lunes quince de enero, normalmente, comenzaría la típica rutina de semana. Pero hoy, Juliana nos dió el día libre, ya que, el local donde trabajamos tiene que permanecer cerrado por una semana, porque lo tienen que remodelar. Claro, Gary vino para quedarse, y eso conlleva un sin fin de ideas para renovar lo que anterior era el Jam and Roller. Muchos se fueron de viaje, y solo quedamos nosotros, Pedro, Nico y yo. Era aburrido estar todo el tiempo ahí, nadie venía, ya que seguro estaban disfrutando de unas soleadas o exóticas vacaciones. Como extrañaba a Luna, seguro vendrá algo abrumada por todo lo que sucedió, la comprendo. Realmente extrañaba a todos mis amigos, demasiado diría yo.

" ¿No hablarás de Ámbar, corazón? ".

Aquí vamos de nuevo, mi mente provoca esto. Solo me altera aún más, yo quiero olvidarla, ¿Por qué se me hace tan difícil sacarla de mis pensamientos? pero vamos, — aunque no lo quiera admitir, me gusta y mucho — ella debe estar preocupada en otras cosas. Cosas como vivir sin su madrina, lo nuestro solo fue una piedra en su zapato. Pero admitiré que, me dio tristeza saber que ella no estaba absolutamente enterada de lo sucedido con Sol Benson, es decir, jugaron con su identidad. ¿Quién hace eso? me daban inmensas ganas de correr, abrazarla y decirle que no esta sola, como antes. Pero no, no puedo, no debo caer ante sus encantos malévolos.

— ¡Simón! — esa voz me sacó de mi trance, era ella, la admiré por completo, había cambiado en tan solo dos meses, y mucho —. ¿Te quedarás ahí? — dijo divertida y corrí a abrazarla.

— Luna, no sabes cuanto te extrañe, bonita — Sonreí, sentí como rápidamente correspondió mi abrazo —. Era una eternidad.

— Lo sé — murmuró —. También me hiciste falta. Oye, quería decirte que... — la interrumpí.

—  Hay que ponernos al día — me separé de ella, con una sonrisa estampada en mi rostro.

— Sí, pero... — volví a hacerlo.

— ¿Cómo me encontraste en la cafetería? — pregunté.

— Nico me dijo que estabas acá, pero Simón, no vine sola... — la última parte lo dijo susurrando.

— ¿Viniste con Matteo? — negó —. ¿Nina? — volvió a negar, dirigí mi mirada a los costados de ella, pero no había nadie —. ¿Alguna de tus amigas? — nuevamente, respuesta negativa.

Miré sobre su hombro, repentinamente me la encontré ahí, con una mirada de pocos amigos y tomando un smoothie mientras miraba a un punto fijo. Tenía el cabello dorado, pero con las puntas rosadas esta vez, algo que le resaltaba de maravilla. Pero, ¿Su atuendo? se definía en una cosa, el negro. Por un segundo, un instante maravilloso, nuestras miradas se conectaron.

— ¿Ya la viste...? — Luna volvió a hablar e hice una mueca, estaba tenso.

— Eh, ¿Viniste con Ámbar? — ella asintió —. ¿No qué no se llevaban? Parecen como gatos y perros ustedes.

Amarte © [Simón Álvarez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora