Ramiro había entrado con aquel grupo, desde ese entonces esta muy ocupado para estar con sus amigos, y Yam esta preocupada porque lo ve siempre con Ámbar. ¿Qué si me molesta?, al contrario. Hoy era el onceavo día que practicaban para la competencia que estaría junto a la gala que haría Gary para llamar la atención a las personas, y así ganar más dinero. Faltaban dos días para el evento, el cual estaría acompañado por un Open de solistas, y si, mi inscribí.
- Simón, amigo - me llamó Luna.
- Dime, Luna - decía mientras limpiaba una copa.
- ¿Te molesta si te pido que vengas esta tarde a mi casa?, necesito hablar contigo - asentí dudoso.
- Un momento, ¿Me vas a reclamar lo de...? - me interrumpió.
- No, para nada - habló rápido.
- Uhm, sí es así... - suspiré.
Esperé a que pasará el resto de la tarde, y así, poder irme a la casa de mi amiga Luna. Ayudé a los chicos con casi todo, con la condición de que me cubrieran en el resto de las horas. Parecía urgente lo que me quería decir Luna, apresuré mi paso a la mansión, al llegar toqué el timbre y me abrió Aurora, ¿Se llamaba así?.
- ¿Venís por Luna? - asentí -. Esta en su habitación con la señorita Ámbar, por su bien diría que toque la puerta antes de entrar.
- Bien... - dije y me adentré a la mansión, la señora cerró la puerta y se retiró.
Me pregunto porque me dijo que tocara antes de entrar, o porque estaba con ella sabiendo que yo en cualquier momento podía llegar.
Iba camino a las escaleras, pero como andaba distraído, me tope con ella. Maldición. Me miró divertida, ¿Tengo cara de idiota a caso?.
- ¿Qué? - respondí seco.
- Oh, nada - rió, se acercó más a mi, al punto de que nuestras respiraciones se mezclaran.
- Ámbar, detente - avisé, mi corazón comenzó a latir con más intensidad.
- ¿Qué? - sonrió aún más -. ¿Tenés miedo de aceptar que te pasan cosas con alguien como yo? - las últimas palabras las dijo con una voz quebrada, tomó algo rápidamente de la mesita que estaba al lado nuestro y subió arriba.
Después de ese momento, subí al cuarto de Luna, ella estaba sentada en su tocador maquillándose, tenía el look diferente. Más, sofisticado.
- ¿Luna? - pregunté, sentándome en un sofá que había allí.
- Hola, Simón - pasó un poco de labial color rosa chicle, y se dignó a mirarme -. ¿Te topaste con Ámbar? - dijo preocupada.
- Uhm, sí... - ella suspiró y se sentó al lado mío.
- Contigo tenía que hablar - tomó mi mano y bajó la vista -. Me preocupan ustedes dos, en serio.
- ¿Qué? Luna, no te metas, ¿Sí? - ella negó.
- Simón, ella esta cegada por el odio que tú le generaste, esta totalmente decidida de hacerte sufrir - me miró -. Yo no quiero eso, tampoco deseo que Ámbar se dañe a sí misma, ¿Por qué te cuesta admitir que la sigues amando?.
- Yo... no la amo - me encogí de hombros.
- Simón, no me mientas.
- Luna, ella me mintió, ¿Qué esperabas?, le di todo - esto comenzaba a desesperarme.
- ¿Estas seguro?, porque no le otorgaste el don del perdón, o tal vez, el de la duda. Jamás quisiste escucharla, ¿No dudaste alguna vez si esa mentira de que nunca te quizá fue falsa?, ¿No sentiste nada cuando ella te dijo que te quería? - preguntó frunciendo el ceño, solo me límite a bajar la mirada.
- Lo siento... - Murmuré.
- No, Simón, a mí no me pidas perdón - me soltó la mano y se levantó, miré como se acercaba a su cómoda y de ahí sacaba una caja de color morado -. Ámbar iba a darte esto, si es que no la rechazabas.
- Pero...
- Sí, lo hiciste - me miró mal -. Pero, hey, ¿No te da curiosidad? - sonrió divertida y asentí.
- ¿Se puede? - ella me miró seria.
- ¿Por qué lo abre sacado? - dijo en un suspiro.
- Oh - reí nervioso.
Me entregó la caja, la abrí y tenía fotos de nosotros, dulces mexicanos, unas cartas, unas entradas para el cine, y lo que más me llamo la atención, un collar de púa, en el cual tenia marcado una linda frase; ''Quedate con la persona que quiera estar a tu lado a pesar de tus errores''.
- Esto lo estaba a punto de tirar, pero sin que se diera cuenta, lo tomé - se volvió a sentar a mi lado -. ¿No te causa absolutamente nada, Simón?.
- Necesito pensarlo... - Rasqué mi nuca -. Porque si quiero volver a conquistarla, tendré que empezar desde cero.
- Pues hazlo, antes de que alguien se interponga - dijo.
- ¿Qué insinuas? - fruncí el ceño.
- Nada - dijo rápidamente, a lo que la miré desconcertado.
- Es mejor que me vaya.
Me levanté del sofá, e inconscientemente tomé conmigo la caja morada. Mi amiga se dio cuenta de aquello y me miró divertida.
- ¿No qué querías olvidarla? - sonrió ampliamente.
- Sí... - le extendí la caja.
- Tranquilo, puedes llevártela - rió.
Algo avergonzado asentí, caminamos a la salida de su habitación, nos despedimos con abrazo y ella me abrió la puerta para poder retirarme. Le sonreí y salí de alli, comencé a bajar las escaleras, pero me detuve cuando Ámbar caminó hacia mi rápidamente con el ceño fruncido.
- ¿Y eso? - dijo bruscamente.
- Es... Una caja - ¿Es broma?.
- Oh, no me di cuenta - dijo sarcásticamente y me la quitó -. ¿Quién te la dio? eh - dijo prácticamente gritando.
- La encontré.
- Es imposible, yo la había tirado, después de... - bajó la mirada.
- Sí, lo sé, después de rechazarte - completé su oración.
- Pero no lo harás más, esto se queda conmigo.
- Hey, yo quiero eso - dije.
- Mientes - su voz se oía quebrada -. Es mío.
- Vamos, dámelo - ordené.
- ¡Me lo quedo! - me estaba cansando de esta situación.
- ¡Me lo voy a quedar yo, Ámbar! - sentencié.
- ¡Mientes! - gritó al borde del llanto -. ¡La tirarás o la quemarás! ¡Simón yo quiero esta caja!.
- ¡No voy a quemar o tirar la caja, joder! - le grité -. Es importante para mí.
- ¿Y por qué me rechazaste? - me tiró la caja en la cara haciendo que todas las cosas se cayeran -. Vamos, te escucho.
- ¡Suficiente los dos! - miramos a la persona responsable de aquel grito -. Dejen de pelear.
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Amarte © [Simón Álvarez]
FanficSimón desde su perspectiva tratará de relatar todo lo que siente y sucedió después de aquella competencia, desde el momento que firmó la despedida a la rubia. Vaya, que despedida, y aunque lo niegue, esa chica de ojos azules como el cielo, sonrisa d...