9| Dejarlo así

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Cambiar de papeles, era difícil, sí. En este momento, él era el que sufría y odiaba, yo era la que se resistía y amaba. Simón, tienes el poder de hacerme cambiar de opinión.

- Ámbar, no llores - me tomó las manos mi amigo pelinegro -. No vale la pena.

- Ramiro, no entendes, él es todo lo que necesito - me zafe de su agarre y estaba dispuesta a correr pero, Benicio me sujetó la muñeca.

- No, ya anunciarán el comienzo de la competencia, no lo hagas - advirtió.

- Prefiero ser eliminada, juzgada por Gary, a perder lo que más quiero - volví a zafarme del agarre, esta vez de él y salí corriendo del local.

Como una película, se desencadenó una diluvio, esperé en la esquina a que el semáforo peatonal se colocará en verde para poder avanzar e ir a la plaza, donde podría ser una opción de encontrarlo. Al fin pude cruzar, busqué en toda la plaza a Simón, pero sin éxito me senté en una banca debajo de un árbol grande. Tenía probabilidades de un resfrío, sí, pero eso no me importaba ya.

- Ay, lo he arruinado todo - me jale de mis mechones rubios desesperadamente, estaba furiosa conmigo misma.

- Hey, bonita, no te pesques un resfrío - sentí como él colocaba su campera sobre mis hombros con dulzura.

- ¿Vos? - mis ojos se llenaron de lágrimas, me lancé a abrazarlo.

- Teníamos que hablar pero, no resistí y salí corriendo - dije mientras aspiraba el dulce aroma que poseía

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- Teníamos que hablar pero, no resistí y salí corriendo - dije mientras aspiraba el dulce aroma que poseía.

- Simón, ¿Ya... No lucharemos más? - eso fue descarado de su parte, demasiado.

- Ámbar, tu sentenciaste mi muerte - fruncí el ceño y me alejé de ella -. Cuando tu me dijiste que nunca más seríamos algo, me rompiste como nunca nadie más lo había hecho, ni Luna.

- ¡No metas a Luna en esto! ¡Maldición! - gritó mientras me tiraba la chamarra en la cara.

- ¡¿Por qué?! - le devolví el grito.

- ¡Porque su maldita existencia arruino mi vida! - dijo rompiendo en llanto, para taparse la boca, como si hubiese cometido un error.

- Aquí vamos de nuevo contigo, joder - rodé mis ojos -. Mira Ámbar, nosotros no seremos nada, no nos miraremos, nos olvidaremos del otro. Porque me tienes jodido con tu maldita actitud de caprichosa, mejor vete con Ramiro, bien que te la pasas con él - ella tensó la mandíbula.

- Bien, perfecto, conozcamos nuevas personas - dijo explotando mientras salía corriendo de aquí.

Comencé a caminar en dirección loft, tenía que descansar si mañana volvería al trabajo. Era mejor para ambos, mejor para nuestros corazones. Para mí.

Amarte © [Simón Álvarez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora