Capitulo 3

133 19 13
                                    

Kilian.
-... Y tienes que hacer un nudo perfecto, porque de eso depende la buena cicatrización...

-Ya lo sé, papá, me lo has mencionado un millón de veces.

-Bueno, te lo mencionaré muchas más. Ahora cámbiate que tenemos que ir a la fiesta de la familia Storm.- dijo saliendo de la sala.

-De acuerdo, ¿Irás Alex?

-No lo creo, tengo algunas cosas que hacer, pero te deseo muchísima suerte... También con lo de tu papá.

Suspiré frustrado.

-Ya lo sé, este es mi último año y después tendré que entrar al North Hill Liberty, mi papá me presiona mucho para eso.

-Ya sé, al parecer las suturas son de primer año y te las enseñó hace cuánto... ¿5 años?

-Desde que nací, creo. La mayoría de los padres cuando sus hijos son pequeños juegan fútbol, basquetbol, o algún deporte y yo me pasaba días en esta sala intentando hacer una sutura perfecta.

-Deberías tomarlo con calma.

-Lo dices porque no tienes un papá cómo el mio, Alexander.

-De acuerdo, de acuerdo, papá también me presiona, pero esto lo haremos porque lo disfrutamos ¿No?

-Tienes razón. No sé cómo serían las cosas si realmente yo no quisiera estudiar medicina y papá me obligara, afortunadamente quiero.

-Vamos, báñate que hueles asqueroso.

Le aventé una bata que estaba por ahí y él rió.

-Nos vemos luego.

Después de bañarme y arreglarme le dije a mi papá que me adelantaría para pasar a ver a mi mamá, no puso objeciones.

Al llegar al cementerio un dolor se sintió en todo mi pecho.

-Hola, mamá.- dije arrodillándome frente a aquella lápida.- Te extraño, bueno, creo que ya lo sabías. Realmente te necesito. Desde que te fuiste papá se puso muy pesado en que estudiara medicina, ¿Sabes? Me hizo repasar las suturas, ¡Las suturas! Mamá se supone que las aprendí desde niño, y aún así sigue repitiéndome indicaciones que yo ya las sé, y me estresa mucho que quiera que entre al colegio del doctor Guillermo. Y es lo que quiero. Pero no a su manera. Él hace ver esto como un sueño suyo y no uno mío, ¿Me entiendes? Se que si.- Sonreí.

Coloqué una rosa blanca y estuve minutos en silencio.

-¿Por qué te fuiste? Te necesito más que nunca.- Una lágrima resbaló por mi mejilla, o quizá dos. -Tengo que irme, vendré a verte mañana. Te amo más de lo que imaginas.
Me levanté dispuesto para irme pero al darme la vuelta sentí un ardor en mi brazo, consecuencia de un golpe previo.

-Oh por favor disculpa, ¡Ay Dios! ¿Estás bien?

-Si, si descuida, pudo haberle pasado a cualquiera.

-No, es diferente, a mí siempre me pasan este tipo de cosas y no sé cómo aún no estoy muerta, siempre estoy distraída, en las nubes, en Marte... Ay honestamente no sé en qué mundos más pero una vez pase los límites, tiré a mi abuela por las escaleras ¿Puedes creer eso?

-Oye, intenta respirar.- Reí.

-Disculpa, suelo hablar mucho cuando hago esto.

Noté como se sonrojaba.

-No te preocupes, no te demandaré, lo juro.

-Menos mal, me estaba asustando en serio.

-Bueno, me tengo que ir... Oye ¿Que haces sola en un cementerio?

Dragoste. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora