Capítulo 2

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Odette.

Muchas veces las mejores cosas les pasan a la gente que no lo merece.

Muchas veces tenemos que vivir conforme a las reglas de todos.

A veces no podemos hacer lo que queremos.

Vivimos en un mundo que no necesita de nosotros para existir.

Mientras vivimos nuestros días sin sufrimiento y nos llenamos de comida barata, mucha gente en diferentes países, incluso cerca de nosotros trabaja todo el día para conseguir que a su casa llegue una poca comida, y cuando las fuerzas se acaban, tanto la familia como el responsable de llevar sustento mueren.

Y entonces hay 2, 3, 5, 17, 20 personas en el funeral.

Y nosotros seguimos llenándonos de comida barata.

Hay también personas que luchan día a día con enfermedades como el cáncer. Personas que renuncian a su vida, para pasar horas, días, meses y años en un hospital, esperando el día en el que les digan que ya no hay remedio, que su caso está perdido y que les quedan escasos días de vida.

Y nosotros seguimos llenándonos de comida barata.

Miles de personas hoy son víctimas del racismo. Sometidas día y noche a millones de burlas y sufrimientos. Tienen que aprender a vivir con eso, día a día se enfrentan a opresores que intentan quitarles un poco de alegría a su vida, pero al final del día también se enfrentan a alguien. A ellos mismos.

Todo eso pasa en un parpadear alrededor del mundo. Mientras nosotros nos llenamos de comida barata.

- ¡Odette!

Rodé mis ojos y dejé la laptop sobre mis piernas.

-¿Si?

-Tenemos que irnos, baja ya que nos están esperando.

-En un momento voy.

25 de febrero. El día que mis papás abrieron su empresa. Cada año celebramos su aniversario y organizamos una gran y elegante cena.

Muchas veces me preguntaba cómo era la vida de las personas que no tenían dinero, o quizá lo tenían, pero solo el suficiente para vivir. Había tenido la oportunidad de conocer a gente que vivía en la pobreza, y en lo que podía los ayudaba, honestamente odiaba las clases sociales, odiaba que la gente logrará cosas por lo que había en su bolsillo, porque eso significaría que la gente más pobre sería incapaz de lograr mucho.
Y nadie piensa que los hijos de la gente importante no elegimos nacer, y aún así se las arreglan para acabar con nuestras vidas. Para derramar sangre inocente y para destruir nuestras esperanzas de ser mejores.

Comencé a planchar mi cabello y me maquillé de una manera en la que jamás podría pasar desapercibida, no es para menos, tenía que "lucirme", yo era la hija de aquellos empresarios ricos, los más ricos de la ciudad, a la par de la familia Richards.
O eso me repitieron toda mi vida, que tenía que aprender a actuar como alguien de mi clase, y aunque la idea no me agradara tenía que hacerlo por mis padres... Ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que había hecho algo por mí. Siempre lo hacía por ellos.

En cuanto estuve lista, guardé el artículo en el cual estaba trabajando y bajé rápidamente las escaleras.

-Si necesitas más tiempo podemos esperar, mi amor, no le hagas caso a tu madre, podemos llegar más tarde con tal de que luzcas preciosa.

-No papi, he acabado, tú estás muy guapo

-Pues igual que siempre.

Ambos reímos y subimos al auto. En su interior mamá estaba terminando su maquillaje, quizá para ocultar la horrible expresión de enojo y desesperación que tenía en su cara.

Dragoste. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora