Capitulo 4

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Harriet.
-Puedo jurar que es el chico más lindo que he visto.

-Bueno, no te emociones tanto, si va a esas fiestas a donde va Guillermo de seguro es de los que juegan con los sentimientos de las chicas.

-No se veía que fuera ese tipo de chico.

-Claro, nunca se ven así.

La mañana después de la madrugada más hermosa de mi vida estaba fría, en todos los sentidos.

Había algo en el ambiente que me traía malos recuerdos, cuando me golpeaban en la escuela, cuando el amante de mi mamá abusaba de mi, cuando murieron mis papás, cuando mi tío Guillermo dudó en quedarse conmigo... Y ahora la tía Julissa intenta decirme que la madrugada más linda solo fue una artimaña de un chico apuesto que intenta jugar con mis sentimientos.

Se que no fue así, lo puedo sentir.

Además dudo mucho que pudiendo tener muchas chicas haya decidido jugar conmigo, aunque no le dejé muchas opciones, me topé con él dos veces y en las dos lo tomó muy bien.

Bah, a quien engaño, todo fue coincidencia.

-Harriet, ya levántate de la cama.

-No, por favor tía, es hiper temprano.

-Tú me dijiste que te levantara a esta hora.

Y recordé el cumpleaños de mi mejor amiga.

Y en esos minutos pasaron 4 cosas. Primera: me sobresalté tanto que casi caigo de la cama
Segunda: no caí gracias a las sábanas que quedaron colgando
Tercera: me reí tan fuerte que mi tía se asustó
Cuarta: al reírme moví mi cuerpo y las sábanas no soportaron así que caí finalmente.

Era demasiado bueno para ser verdad.

Tiffany me había salvado la vida, (metafóricamente, claro) en más de una ocasión.

Cómo cuando tiré a mi abuela por las escaleras. ¡Dios! Nunca lo olvidaré, la pobre ni se acuerda debido a su Alzheimer. Bueno, pues Tiffany pagó lo del hospital y me ayudó con las mentiras que les diríamos a mis tíos.
¿Eso no es salvar la vida? Pues para mí es todo eso y más.

Habíamos quedado en una fiesta sorpresa que realizaríamos su mamá y yo. Apresar de que Tif tenía muchas amigas, muy pocas eran verdaderas, tan pocas que nadie se animó a levantarse a esta hora para su fiesta.

Apenas me levanté quería acostarme de nuevo. Ayer me caí bastantes veces que mi cuerpo dolía, ¿Es que no puedo ser más tonta de lo que ya soy? Así como lo dije lo retiré.

-No es una petición, Dios.

-¿Ahora también hablas sola?

-¿Eh? No, no.

-Vamos, necesitas apúrate, te quiero de regreso temprano, te toca cita con la psicóloga.

La psicóloga. Lo olvidé por completo.

Cuando mis papás murieron me dejaron un vacío enorme, yo era solo una niña, ¿Que iba a hacer una niña sola en el mundo a los 7 años? Claro que la vida había cambiado, incluso hasta hoy quedan cicatrices, pero poco a poco, (y si, quizá con la ayuda de esa mujer) lo he superado. Incluso bromeo muchas veces cuando me encuentro frente a sus tumbas.

Keyla (mi psicóloga) dice que quizá algunas cosas que yo diga pueden ofenderlos. Pero nah, están muertos, ya no escuchan más.

Quizá puedo sonar fría al decirlo, pero es la verdad, el primer paso es aceptarlo ¿No? Pues creo que ya voy en la tercera fase que es seguir adelante después de la segunda la cual es superarlo.

Al caminar por las calles intentaba no pisar las líneas, siempre lo hacía con mi papá y yo siempre ganaba.

-Ay no, discúlpame.

-Oh no, por favor no te disculpes.

La chica más linda que había visto en mi vida me sonrió y me ayudó a levantarme. Ella llevaba muchísimas bolsas en los brazos antes de chocarla, ahora esas mismas estaban por todo el suelo, manzanas por todas partes adornaban nuestro pequeño encuentro.

-Mira, yo te ayudo a juntar todo esto, ¿Vale?

Ella asintió y entre las dos lo juntamos, entre las manzanas, zanahorias y plátanos hubo muchas bromas y algunas carcajadas de ambas.

-Pero mira qué alegre resultó ser esta mañana, estaba perdiendo las esperanzas de sonreír. Nos vemos luego, espero. Y gracias.

-¿Por chocarte?

-Por ayudarme a juntar todo esto, cualquier otra persona hubiera seguido su camino después de chocar, tú eres muy dulce.

-Ay no, ¿Cómo crees? No es nada... Puff.

La chica rió y siguió su camino.

Después de otros cinco choques más al fin llegué a la casa de Tiffany.

-Creí haberte dicho que a las 7:00 AM.
La mirada severa de la señora mamá de Tiffany se posó sobre mí.

-Señora, son las 7:15, son solo 15 minutos.

-¿Vas a pasar o mejor te regresas?

Sin esperar respuesta me jaló del brazo y me introdujo a la casa.

-Si no fueras la única amiga que me ayudó a organizar esta fiesta te hubiera dejado afuera para que te congelaras.

-Uy que amable es usted.-susurré.

Pusimos muchos globos en la sala de estar y en el jardín adornamos las plantas y los árboles de diversas formas, tamaños y colores. En la piscina pusimos bolitas de gel para que dieran color. Ayudé a barrer y a podar el pasto, según íbamos a hacer el trabajo entre las dos, pero no estoy segura que sentarse a mandar mensajes "invitando" a la gente sea un trabajo, así que retiro el "ayudé" ya que yo hice todo.

En la puerta de Tiffany puse un letrero que la invitaba a bajar lo más arreglada posible una vez que se despertara, mi idea era poner señalamientos para hacerla caminar por toda la casa antes de llegar a la sala de estar o al patio, en cada señalamiento iba a estar un regalo que ella tenía que abrir y podría llegar con muchísimos regalos para cuando la gente gritara "feliz cumpleaños", la idea era increíble, pero como habrás notado usé "mi idea era..." Y si era. Porque soy un desastre y nada me sale bien, así que opté por dejarle su regalo en la puerta.

A las 8:30 terminé mi trabajo y me despedí de la señora, prometiendo llegar más tarde.
Próxima parada: la psicóloga.

-¿Han regresado los dolores de cabeza?

-No.

-¿Ataques de ansiedad?

-Tampoco.

-¿Depresión?

-No, escucha, Keyla, estoy bien. En verdad no te preocupes mucho por mí... Eh...

-¿Que sucede? ¡Harriet! ¡Harriet, mírame!

Y todo se volvió negro.

Cuando desperté estaba atada a la silla y Keyla tenía un lapicero clavado en su pierna.

Había sangre por todos lados y muchos personales de seguridad.

Lo último que supe fue que Keyla renunció a seguir con mi caso.

Dragoste. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora