Kilian.
-Oye, papá, en serio está bien, me puedo ir con Alex, no es necesario que me lleves.-Si que es necesario.
-Papá, por favor. O sea si es mi primer día pero del último año de la preparatoria, ¿Sabes? Tuviste tu oportunidad de llevarme en mi primer día de clases hace algunos años y no lo hiciste, ahora soy yo el que no quiere.
-Fueron días oscuros.
-Si, dudo mucho que lo hayan sido con tu amante.
-Kilian no quiero hablar de esto ahora. Subirás a mi auto y punto.
-Pero, papá...-Me silenció con una mirada.
-Y mañana te llevará el nuevo chófer. Está decidido y no hay nada por discutir.
Subí a su auto a regañadientes, se percibía un olor a vainilla y a cigarrillo. No hablamos durante todo el viaje y lo agradezco, odio que papá me de sermones de cómo debo comportarme... Oh no... No debí pensar eso último. ¡Vaya, Kilian! Tus pensamientos pueden hacerse realidad.
-Tenemos que hablar, Kilian.
-No quiero hablar, papá.
-En ningún momento te pregunté si querías.
Quité los seguros y abrí la puerta de mi lado, dispuesto a salir.
-Es sobre tu mamá.
Me quedé en la posición en la que estaba, con una pierna adentro y otra afuera, en mi pecho algo comenzaba a doler y mis ojos me picaban.
-Te diré toda la verdad que conlleva su muerte. Pero necesitas escucharme.
-*-
Mis lágrimas caían descontroladamente y ya iba tarde a la clase, pero claramente no iba a aparecer así. Decidí hacer una parada en el baño.
-¡Ahhhh!
Una chica muy conocida para mí lanzó un grito que de seguro se escucharía en toda la escuela.
-Oye, no grites, están en clases.
-¿Que haces aquí?
-No. ¿Tú qué haces aquí? Es el baño de los hombres.
Estaba a punto de reír, no había conocido a Harriet en las mejores circunstancias, mi primera impresión de ella fue que era muy distraída, y ahora me quedaba más que claro al ver que confundió el baño de las damas con el de los caballeros.
-Bueno, yo puedo estar donde yo quiera.
Su voz no era sarcástica ni mucho menos amable como la recordaba... Sonaba fría, distante y quizá un poco ruda. Así que no reí.-Ah, sí claro... Lo siento.
-No. Deberías respetar mi espacio personal. O tocar antes de entrar, das miedo con tus ojos rojos, y si, quizá un poco de lástima.
¿Que rayos..? La recordaba mucho más amable.
-Oye, de acuerdo, saldré de aquí, perdón por interrumpir... Lo que sea que estuvieses haciendo.
Llevó sus manos a su cabeza y metió los dedos en sus cabellos en modo de desesperación.
-Oye, ¿Estás bien, Harriet?
La rubia miró a todos lados confundida, luego sus ojos se posaron en mí.
-¿Que haces aquí?
-Oye, está conversación ya la hemos tenido, no quiero que me insultes otra vez.
-¿Estás en el baño de las damas, Kilian? ¡Oh! ¿Eres gay?
-¿Qué? ¡No!
Bien. Ahora estaba más que confundido. ¿Que acaba de pasar aquí? En un minuto me insulta y en el otro bromea.
-¿Sabes qué? Deberías decirlo o hacerlo público, no andes ocultando cosas así.
-¿Que diablos te pasa?
-¿Que me pasa a mí? Estás en el baño de las mujeres ¿y me preguntas que me pasa a mí?
-Harriet, basta. Es el de los hombres. Mira, lo siento. Pero quiero estar solo.
-¿No pensaste algo como "Harriet, lárgate me molesta tu compañía"? Quizá hubiera dolido menos. En fin, me voy. Mis amigas están esperandome. Supongo que eres nuevo aquí, no debí notarlo tan rápido porque te conozco desde antes, pero si necesitas popularidad júntate conmigo. En serio. Mi grupo de amigos te vendría bien, somos más de 20.
Salió del baño y me quedé perplejo mirando hacia la puerta.
-*-
-¡Kilian!
-Oh, hola Odette, ¿Cómo estás?
-¡Bien!, Que bueno que te veo. ¿Y Alex?
-Oh, lo siento, no lo he visto.
-¿No iban en el mismo salón?
Demonios.
-Odette, necesito contarte algo, pero es algo muy confidencial, necesito que me escuches... Y me aconsejes.
-Claro, en lo que pueda.
Nos fuimos a un lugar alejado donde nadie escuchara lo que estaba a punto de decir.
-Hoy en la mañana mi papá me dijo algo muy desconcertante y ahora no paro de pensar en eso. Es sobre mi mamá.-Respiré profundo -No murió por accidente, la mataron.
-¿Qué? Bien, cuéntame, te escucho.
-Papá tuvo problemas con algunas personas en su pasado "oscuro" como lo llama él, y dos semanas antes de que mamá muriera, papá recibió una carta en donde decía que iba a pagar muy caro lo que hizo, que destruyó una familia y ahora iban a destruir la suya, pero claro, no prestó mucha atención a esa carta y cuando murió mamá encontraron una hoja doblada en su mano que decía que iban a venir por mí.
-Wow... Yo... No sé qué decir...
-Por eso nos quedamos aquí en México. Él ya no quiere viajar por miedo a que me pase algo. No sé qué hacer, no sé cómo tomarlo.
-Con calma, Kil. Pronto lo resolveremos, apuesto a que tu papá trabaja en el caso. Nada te pasará.
Me sonrió con dulzura y supe que decía la verdad.
Tomó mi brazo y besó mi mejilla, colocó su cabeza en mi hombro mientras me acariciaba y puedo decir que en ese momento me sentía como en casa.

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Dragoste.
RomanceUna persona con mentalidades distintas. Un chico confundido y con el corazón roto. Una mentira que será la que se encargue de destruir una amistad de años. Una trágica historia que llevará a derramar miles de lágrimas y quizá miles de gotas de sangr...