Capítulo 5.

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Odette.
Fue un 24 de Diciembre cuando caminaba por las calles de la ciudad, que me tropecé con un bastón, el cual pertenecía a una viejecita, ella me sonrió y me dijo que era la niña más bonita que había visto, pude ver que tenía frío, hice algo que jamás pensó que haría: fui a comprarle una cobija. Era justo lo que necesitaba, ya que al no tener fuerzas no se podía aguantar un cobertor, así que la cobija le cubría y era cómoda.

Me dijo que yo era su ángel y que Dios lo había mandado cuando ella lo pidió ese día en la mañana. Mi corazón se quedó con ella, y ahora todos los sábados le llevo comida para toda la semana, platico un poco con ella y la ayudo en lo que puedo.

-¡Mamá, ya me voy!

-¡Cielos, Odette, guarda silencio! ¡Son las 7:00 de la mañana!

-Ups, lo siento.-susurré.

El dormir poco tiempo afectaba a mis padres, ellos siempre se quejaban que nunca tenían tiempo suficiente para dormir, aunque esta vez fue por una fiesta, normalmente es por trabajo.

Compré manzanas y zanahorias (a ella le encantan) Y algunas frutas, en el camino le pasaría a comprar sus hamburguesas que tanto le gustan.

-Ay no, discúlpame.

Una chica acababa de chocar conmigo tirando todas mis bolsas al piso.

-Oh no, por favor no te disculpes.

Se ofreció a ayudarme y lo hizo. Era muy linda y alguien muy dulce como para que me ayudara.


-¡Ohhhh, mi dulce niña!

-Hola, señora ¿Cómo está?

-Bien, muy bien, ya te quería ver y creo que cada día te pones más bella.

-Para nada. Mire le traigo sus frutas favoritas.

Dejé que jugara con mi cabello mientras comíamos manzanas y me contaba lo que había pasado en su semana.

Cuando llegó la tarde, me despedí de ella para llegar a comer a la casa, porque los sábados son "familiares" según mis padres.

El sábado era mi día menos favorito, al igual que el domingo, normalmente los estudiantes no dicen que odian los fines de semana, pero yo sí. Odio hacer nada, prefiero entretenerme estudiando y haciendo la tarea que dejan.

¿Ahora me consideras alguien rara? Quizá lo sea.

El lunes al fin había llegado y el regreso a clases junto con él.

Era una escuela a la que no tenías que llevar uniforme, pero era pública, algo confuso, pero realmente amaba esa escuela.

No tenía amigas. Ninguna amiga.

Es fácil que la gente te utilice cuando tienes dinero, no todas, aún creo en las buenas personas.

Hablaba con todos, pero solo estaba con una persona y esa persona es Alex, aunque no sé cómo serán las cosas ahora que Kilian regresó, quizá estemos los tres juntos.

Dragoste. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora