El día en que te conoci

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Ha pasado una hora desde mi pequeña charla con Isis, por lo que debo admitir que estoy desesperada por ver a mi faraón. Aun es de madrugada, por lo que la gran mayoría del palacio esta bajo la luz de las antorchas, sin embargo se me ha prohibido abandonar mi habitación sin que alguien me escolte a causa de la traición de Sinuéh.
Camino desesperada por mi habitación mientras toco el Ank's que cuelga en mi cuello, ya que no puedo dejar de pensar en Atem y en sus promesas de amor.
Llaman a la puerta, la cual abró de manera inmediata ya que imagino que viene por mi para llevarme con el faraón.

-Señorita Mana, he venido para escoltarla a los aposentos del faraón, mientras que mi compañero Kosei, se encargará de cuidar de Kyari y de usted hasta que la guerra haya concluido. Ordenes del maestro Shimon Muran -dijo Omari mientras señalaba a su colega, quien cuidaria a mi pequeña protegida mientras yo estaba fuera de mi alcoba.

-Por supuesto, y gracias por cuidar de nosotras, ahora por favor lléveme con el faraón -digo cortésmente mientras cruzó el umbral de mi habitación.

Después de algunos minutos al fin me encuentro frente a la habitación del faraón. Estoy nerviosa, sin embargo entro a sus aposentos silenciosamente para no despertarlo. Miro su rostro sudoroso, por lo que es obvio que esta luchando con todas sus fuerzas para prevalecer con vida, sin embargo verlo en esas condiciones me parte el corazón.

-Atem... -susurro mientras caigo de rodillas al suelo. Cubro mi rostro con mis manos, mientras una mano cálida toca mi hombro con delicadeza.

-Estará bien Mana, ten fe -dijo Mahad en voz baja, para después de ello proceder a abrazarme.

Correspondo el abrazo de Mahad ya que me siento tan desprotegida y débil, sin en cambio trato de calmarme para hablar con Mahad un poco.

-¿Qué fue lo que le paso? -pregunto en voz baja mientras me apartó de los brazos de mi maestro para verlo a los ojos.

-Fue envenenado por su general de más alta confianza, es decir, Sinuéh. Afortunadamente el cuerpo del faraón ha luchado bastante bien para expulsar el veneno ingerido.

-Mahad, Sinuéh intento matarme para evitar que fragmentara mi vida para salvarlo, pero no entiendo porque traicionó al faraón, ¿podrías explicarme?

-Me gustaría poder contestar esa pregunta, pero esa información la posee Seth, quien es el que esta interrogando a ese traidor ahora mismo.

-Entiendo... -guardo silencio por unos segundos -Mahad ¿crees que podrías dejarme un rato a solas con Atem? -digo mientras miro de reojo al amor de mi vida.

-Estaré a fuera por si me necesitas -respondió mientras se retiraba para darme un tiempo a solas con el apuesto joven de ojos del color uva.

Me levanto lentamente para acercarme a Atem, quien no deja de respirar con dificultad. Acarició su cabello gentilmente un tanto temerosa mientras miro su rostro sudoroso, el cual me parte el alma en mil pedazos.

-Atem, no debes darte por vencido, porque... Porque yo te necesito -susurro mientras continuo acariciando su cabello.

***

Escucho la voz de mi dulce Mana, sin embargo decido mantener mis ojos cerrados para escuchar lo que su corazón deseaba decirme. Además creo que es un buen momento para que pueda aclarar su mente y tal vez, recuperar sus recuerdos.

***

-Atem, recuerdo el día en que te conoci. El faraón Aknamkanon me trajo al palacio para darme un hogar, una familia y una nueva oportunidad de ser feliz, pero apesar de tener una chispa de esperanza me sentía sola e incomprendida hasta que jugué por primera vez contigo.

Memorias de mí Faraón [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora