El camino a Osiris

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Me encontraba en el camino al juicio de Osiris mirando como las almas transitaban para ser juzgados para una vida eterna, o una vida en el olvido. Tomo la llave milenaria con fuerza para no perderla mientras busco a Mana entre tanta gente muerta. Respiro ondo y me cubro la cabeza con mi capa para no ser reconocida, ya que dentro de mundo espiritual se muestra mi verdadero ser, el cual es de una mujer hermosa cubierta de luz y poder, cabello alvino, ojos cafés, vestimenta blanca con hilos color oro y la mas hermosa joyería.
Camino hacia donde podría encontrar a Mana en estos momentos, sin embargo, soy detenida por Anubis, quien es el guardián de las almas y del camino que conduce al juicio de los cuarenta y dos demonios.

(NadiaVega93: El juicio de osiris constaba de pasar por tres pruebas; la primera era declararse inocente o culpable ante los 42 demonios, la segunda era balancear su alma en una bascula con una pluma paraverificar si su alma era pura que era realizado por anubis, por ultimo osirisdecidía si pasaba al otro mundo o su alma era devorada por la oscuridad).

-Di tu nombre Egipcia -dijo el dios con cara de chacal con voz seria y gruesa al pararse frente a mi.

-Hathor, hija de Ra y diosa del amor -respondí en voz baja mientras me acercaba al dios de la muerte para tocarle la mano.

Anubis al escuchar quien era y sentir mi energía procedió a abrazarme con gentileza, para después de ello permitirme pasar a la primer parada de los muertos.

-Pronto volveremos a vernos mi buen amigo -pensé mientras corría por el lugar buscando a mi amiga.

Encontré a Mana a punto de ser acusada por los demonios, así que antes de que estos comenzarán a decir calumnias, mentiras o verdades según sea el caso, los detuve con gran autoridad.

-¡¡Les órdeno que se detengan!! -Anuncie con poder mientras me posaba frente a Mana, quien se encontraba triste y asustada a causa de su cruel realidad.

Los demonios eran terribles, aun recuerdo la primera vez que tuve que lidiar con ellos cuando comencé a consolar a los muertos, me causaban escalofríos, sin embargo, no era momento para recordar el temor y los innumerables juicios que presencié en este lugar.

-Diosa Hathor, ¿qué hace aquí? ¿Acaso usted también murió y esta a punto de ser juzgada? -pregunto Mana detrás de mí preocupada.

-Primero que nada vine a salvarte, y segunda, no puedo ser juzgada debido a mi divinidad.

Mana estaba sorprendida ya que no comprendía como podría salvarla, y la verdad es que si no supiera que estoy a punto de romper las normas hasta yo estaría impactada.
Los demonios me miraban furiosos ya que no les permití acusar a Mana por cosas que tal vez no cometió. Así que uno de ellos, el demonio del orgullo en un cerrar y abrir de ojos se colocó a lado mío.

-¿Quién te crees que eres para impedirnos juzgar a esta chica? -dijó aquel espectro con voz tenebrosa cerca de mi oído derecho.

Por las palabras de aquel espíritu maligno, era obvio que aun no se percataba de que era la diosa del amor gracias a la capa que cubría mi cabeza y rostro, así que aproveche la oportunidad para hacer uso de mi poder.

-Te diere quien soy si me miras a los ojos -dije para después de ello levantar mi rostro ligeramente.

Una vez que le permití ver mis ojos a dicha criatura, éste quedo bajo mi control, por lo que le ordene que dejara irnos del lugar.

-Dile al resto de tus subordinados que nos dejen ir en paz, te lo órdeno -dije tranquila y melodiosamenente para mantener al demonio de la soberbia bajo mi control.

Obedeció a mis órdenes de inmediato sin replicar, por lo que pude abandonar el lugar con Mana a mi lado.
Mana estaba sorprendida a causa de mi poder, pero a pesar de tener tantas preguntas al respecto no quería incomodarme con sus múltiples interrogantes, así que sin esperar a que me preguntará le explique como funcionaba mi don.

-Lo que hice con el demonio fue obra de mi poder. Te explico, puedo persuadir a cualquier criatura siempre y cuando en su alma o corazón no exista dueña o dueño según sea el caso, y como los demonios son criaturas que no dan ni reciben amor por ello puedo persuadirlos a mi voluntad.

-¿Puedo preguntarle algo sin que se ofenda? -pregunto Mana un poco confundida y tal vez sentimental.

-Por supuesto, puedes preguntarme lo que sea.

-¿Ocupo su poder para que Atem sintiera algo por usted?

-No. Como diosa puedo sentir cuando alguien está verdaderamente enamorado, y Atem en verdad te entrego su corazón. Cuando te pedí tu Ank's pude sentír la promesa de amor eterno con el que te lo dio.

-¿Entonces por qué Atem la beso si me amaba a mí?

-Porque a pesar de amarte con todas sus fuerzas, sabía que no podía romperme el corazón a causa de la alianza con mi padre, por ello en algún momento se sintió confundido, pero su corazón siempre ha sido y será tuyo.

-Diosa, ¿por qué a venido por mi?

-Porque fuiste muy valiente al dar tu vida por el faraón, y por ello considero que debes vivir -respondí gentilmente mientras nos acercábamos a la puerta inicial custodiada por Anubis.

Al estar frente al dios chacal me retire la capa que ocultaba mi identidad. Al verme nuevamente me sonrió, sin embargo, no comprendía porque Mana estaba conmigo.

-Mi señora, sigue siendo tan hermosa como el amanecer -dijó Anubis con dulzura mientras miraba mi rostro. Le sonrió dulcemente al escuchar su alago, para después de ello suplicarle que dejara ir a Mana conmigo.

-Ella es Mana -digo al señal a la chica castaña que permanece a lado mío. -Es una chica muy valiente. Defendió sin temor al faraón Atem, y por ello te pido que la dejes venir conmigo.

-Pide demasiado mi señora. Pero requerire un tesoro muy especial para que la chica vuelva al mundo de los vivos.

-Que tal este -digo al quitar de mi muñeca el brazalete de las cuarenta y dos estrellas, el cual me fue obsequiado por Horus al salvarme de la oscuridad que amenazaba con destruirme cuando era conocida como la señora de occidente.

-Por ti, señora del occidente. Si -respondió al mirarme con gentileza.

Tome la llave milenaria para anclar el alma de Mana a ella, ya que de otra forma la aprendiz de mago jamás podría regresar al mundo de los vivos. Una vez hecho lo anterior me quite el brazalete de la muñeca para entregárselo al dios Anubis, quien después de ello permitío que abandonará el occidente con el alma de Mana en la llave milenaria.
En un abrir y cerrar de ojos volví a la sala médica del palacio. Los sacerdotes milenarios estaban listos para llevar acabo la siguiente parte de mi plan, pero como ninguno podía ver el alma de Mana me preguntaron si había tenido éxito.

-¿Logro traerla de vuelta? -pregunto Shada al ver su artículo milenario en mi mano derecha.

-Si. En estos momentos su alma esta anclada a la lleve, no pueden verla pero ella esta conmigo, así que por favor dense prisa y hagan lo que les pedí.

Después de aquellas conversación los sacerdotes realizaron al pie de la letra mis instrucciones, por lo que en menos de un minuto mi alma volvió al reino de los dioses, mientras que Mana volvía a respirar.

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Holaaa a todos, en verdad estoy muy emocionada por todos sus comentarios y votos, ya que en verdad esto refleja lo mucho que les ha gustado esta historia. 😍
Bueno y como toda buena historia tiene que acabar, así que no se pierdan los últimos o último capítulo ya que aun no se si llevarme uno o dos, así que en verdad gracias a todos y nos vemos en el próximo capítulo, sayonara 😉






Memorias de mí Faraón [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora