Jamás me alejare de ti

341 11 6
                                    

Despierto de golpe, por lo que mi respiración es lenta y dolorosa, es como si el aire que respiro fueran agujas. Tardó varios minutos en regular mis funciones vitales, las cuales no entiendo porque están presentes en mi cuerpo. ¿Qué hago aquí? ¿No se supone que estaba en el camino hacia occidente? Miro a Mahad intrigada ya que no deja de preguntarme cosas básicas sobre mi; nombre, edad, color favorito, personas que recuerdo, etc. Respondo a todas sus preguntas acertadamente, lo que al parecer le ha dado alivio a mi maestro.

-Maestro, ¿cómo es que estoy viva? La verdad es que lo último que recuerdo es que estaba con Hathor en el camino a Osiris -pregunto un tanto confundida y alterada al sentir dolor en la herida de mi espalda.

-Es complicado de explicar -responde nostálgico, para después de ello mirar el cuerpo de Hathor, el cual yace sin vida en los brazos del sacerdote Seth.

-Quieres decir que... -digo tartamudeante e impactada al ver a mi amiga sin vida.

-Si, Hathor te otorgó su vida para que pudieras disfrutar de tu juventud.

Estoy impactada, en verdad no puedo creer que la vida de una deidad ahora resida en mi cuerpo. Derramo múltiples lágrimas al ver a la hermosa joven de cabello alvino quieta en los brazos de Seth, sin embargo, al verla tuve miedo.

-¿Qué pasará con Atem ahora que Hathor se ha ido Mahad? -pregunto asustada, ya que sin Hathor en vida, Atem estaba destinado a morir a causa de la ira de Ra.

-No lo se, de hecho hay que hablar con el faraón sobre todo lo que ha sucedido.

-¿Entonces él no sabe que estoy viva gracias a Hathor?

-No. De hecho, Hathor tuvo que dormirlo ya que entró en una crisis nerviosa al verte sin vida.

-¿Puedo ir a ver a Atem? -pregunto para después de ello recibir una respuesta positiva de Mahad.

Me levanto de la cama con ayuda de mi maestro. Estoy un poco débil, por lo que deja que recargue mi peso en él para ir a ver a mi amado Atem a su alcoba.
Una vez que me encuentro en dicho lugar contempló a mi faraón, el cuál yace dormido con lágrimas en los ojos, ya que al parecer hasta en sueños le duele el haberme perdido.

-Faraón, despierte -digo dulcemente mientras acarició su cabellera.

Atem abrió lentamente sus ojos, y al verme comenzó a llorar y a preguntarse si lo que estaba viviendo era real.

-Mana, ¿en verdad eres tu? O ¿Acaso morí y haz venido por mí amor mio? -dijó al tocar tiernamente mi rostro.

-En verdad soy yo mi amado faraón, y no ha muerto, yo he regresado para jamás alejarme de usted.

Atem rompió en llanto ya que no podía creer lo que le estaba diciendo, sin embargo, optó por abrazarme y creerme. Cuando me abrazo me dolió hasta el alma la herida, pero soporte el dolor con tal de sentirme protegida en los brazos del joven que amo.

-Sigo sin comprender como es que volviste, pero agradezco que estés aquí -dijó susurrante en mi oído mientras le acariciaba el cabello.

Era momento de explicarle que estoy viva gracias a la diosa del amor, ¿pero por donde debería empezar?

-Faraón, la razón por la que estoy viva es gracias a Hathor. La verdad no se como explicarlo porque ni yo misma lo sé, pero Mahad seguro le explicara -digo con dificultad en cada una de mis palabras, ya que aun no podía asimilar todo lo que ha hecho Hathor por Atem y por mí.

Mahad abandono el umbral para dirigirse a lado de la cama del faraón. Comenzó explicando que después de mi muerte Hathor renunció a su amor por él y dio ordenes a Shada, Seth y Karim de hacer uso de los artículos milenarios para sellar su vida a mi cuerpo, explicándole que Hathor viajo a occidente para traer de vuelta mi alma a la tierra de los vivos, para después de ello volver a la tierra de los dioses.
Mi faraón estaba sorprendido ya que nunca imagino que la chica que estaba destinado para él haya dado todo por verlo feliz. Se levantó de la cama y exigió ver el cuerpo de Hathor, ya que deseaba agradecerle por su sacrificio mediante un sepulcro digno de una deidad.
Entramos a la habitación en la que se llevaría acabo el embalsamiento. En el lugar se encontraban todos los sacerdotes y hechiceros realizando cánticos para ofrecerlos a los dioses, en especial a la diosa del amor. Me uno a ellos mientras Atem se acerca a ella para agradecerle por todo lo que ha hecho por él, sin embargo, noto en su rostro que algo le preocupa.

-¿Sucede algo faraón? -pregunto al acercarme a él mientras el resto de los presentes continúan con el ritual.

-Mana, en verdad estoy agradecido con Hathor por otorgarte su vida para que nosotros pudiéramos estar juntos, pero... -guardo silencio por casi un minuto. -Me preocupa lo que pueda pasar a continuación. Al morir Hathor mi vida corre peligro a causa de la creación de los artículos milenarios.

Atem tiene el mismo miedo que yo, o mejor dicho que todos los que pertenecen a la corte real, así que sin pedir permiso abandono el lugar para dirigirme al templo de los dioses, ya que es necesario que trate de llegar a una especie de acuerdo con Ra.
Al llegar al lugar me pongo de rodillas e invoco a Ra por medio de humildes oraciones. Parece que no me escuchará, pero se que está ahí para dar respuesta a mi petición.

-dios del sol, es Mana quien habla y viene a usted suplicando escuche la petición que en estos momentos mi alma anhela -comienzo humildemente, para después de ello ser manifestada la presencia de dicha deidad. -Oh poderoso Ra, soy consciente del gran sacrificio que hizo su hija por amor, sin embargo, también se que aun esta molesto por lo que el faraón Aknankanon hizo en su gobierno, y que por ello condenó a su hijo a muerte como castigo.

Estoy a casi nada de llorar al pensar que Atem se puede alejar de mí nuevamente, así que sin temor le lance al dios Ra mi propuesta.

-Gran Ra, hasta donde tengo conocimiento, la alianza que se formó entre el faraón Aknankanon y usted era que Hathor contrajera matrimonio con Atem. Lamentablemente eso ya no se podrá, pero... ¿Y si su hija formará parte de la vida del faraón de otra forma?

Me retiro del templo de los dioses después de varias horas de charla con Ra, el cual, aceptó perdonar al faraón del error de su padre gracias a un nuevo convenio.
Vuelvo al palacio alegremente satisfecha de la misericordia del dios sol, sin embargo, por el momento tengo prohibido hablar sobre el tema.

-¡¡Mana!! -exclamó Atem alegremente al verme llegar -¿dónde estuviste amor? -preguntó mientras me abrazaba con ternura.

Siento gran felicidad al escuchar de su boca palabras tan dulces, que sin pensar en mi respuesta lo bese y le respondí en breve sobre mi paradero

-Estaba en el templo de Ra, pero no puedo hablar sobre lo que ocurrió en dicho lugar, no por el momento, en verdad lo lamento faraón.

-De acuerdo, no te preocupes. Sin embargo, es impresindible que descanses, aun no te recuperas del todo.

-Esta bien faraón, iré a descansar, solo una ultima pregunta. ¿La diosa Hathor ya descansa en el valle de los reyes?

-Si Mana, no te preocupes, yo mismo me encargue de darle una sepultura digna de una bondadosa reina.

-¡¡Gracias mi faraón!! En verdad estoy muy feliz de que haya sido sepultada como se merece -respondí alegremente, para después de ello retirarme a mi alcoba.

UN AÑO DESPUÉS

Atem es un faraón generoso, en verdad ama a cada uno de los habitantes de Egipto. Últimamente a estado bastante ocupado, pero a pesar de todo siempre tiene tiempo para mí.
El día de hoy me ha pedido que viniera a nuestros escondite secreto, aunque la verdad no tengo idea para que me lo ha pedido. Al llegar, Atem me abraza con indescriptible amor, para después de ello arrodillarse ante mí y decirme lo siguiente.

-Mana... Tú siempre has estado conmigo en las buenas y en las malas, me haz salvado de la muerte más de una vez, pero sobre todo has demostrado amarme por lo que soy y no por lo que tengo, y por ello, con el Nilo y los dioses como testigos te pido que seas reina de Egipto -dijó romanticamente, mientras incado me ofrecía un anillo de oro con una hermosa esmeralda, joya que solo un faraón puede adquirir a causa de su gran valor.

Estoy impactada y emocionada, en verdad todo esto parece un hermoso sueño hecho realidad. Toco mi corazón para tratar de calmar mi acelerado corazón, para después de ello responder alegremente.

-¡¡Si, acepto!!

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Holaaa a todos, bueno se podría decir que estés el fin de memorias de mi faraón, pero no lo es, ya que falta el capítulo final, el epílogo, que bien tiene que ver con la alianza que hizo Mana con Ra, así que no se pierdan el último capítulo de esta loca historia.
Por último quiero agradecer a tod@s por sus votos y comentarios, en verdad me son de inspiración, pero en especial quiero agradecerle a mi prometido Isaac Alvarado por impulsarme con pequeñas ideas para este fic.
Sin nada mas que decir, hasta el próximo capítulo, sayonara 😉

Memorias de mí Faraón [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora