Una discusión

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Era hora de que Eleven nos contara todo lo que sabía sobre el paradero de Will, la chica se sentó en una de las sillas y observo el juego de los chicos que estaba ahí. Agarro la figura de un mago señalando que era Will, con su brazo tiro las demás figuras de la tabla y le dio vuelta a esta, mostrando la parte negra de esta y puso a "Will" en medio.

—No comprendo —dije, la chica no dejaba de mirar la tabla.

—Escondido —fue lo único que dijo.

—¿Will se esconde? —cuestionó Mike, quien estaba sentado en la mesa al lado de El y esta asintió en respuesta—. ¿De los malos?

A este punto ya estaba mordiendo mis uñas por los nervios, tenia un mal presentimiento de donde se encontraba nuestro amigo y al parecer los chicos estaban igual que yo, o incluso peor, solo que no lo demostraban.

Eleven negó, Mike me miro y sabia que él, podía ver el nerviosismo que tenia en este momento.

Ya me estaba hartando, teníamos que saber si Will estaba en peligro o no y con Eleven tardándose en contestar, me ponía mucho más nerviosa a cada segundo. Al final, la chica agarró un monstruo de dos cabezas y lo puso sobre la mesa frente a "Will", nos miramos entre los tres y Dustin llevo ambas manos a su cabeza, como si le acabaran de dar la peor noticia de su vida.

Mire a Mike sin entender, él se levanto y miro a los chicos con preocupación.

—El Demogorgon...

Tuve que pedirle a Lucas que si me podía dejar en mi casa, el chico acepto y nos fuimos acompañados de Dustin. Paramos frente a mi casa y me despedí de los chicos, pude ver como se iban en sus bicicletas rápidamente, hasta verlos desaparecer por las oscuras calles de Hawkins. Tan solo ese pensamiento me dio escalofríos.

Apenas entre a mi casa, pude oler el asqueroso olor a cigarro, vi las latas de cerveza tiradas por el suelo y... a Nancy bajando las escaleras con apuro, nos miramos entre las dos sin saber que decir. Me cubrí los ojos fingiendo que no la había visto y pude escuchar sus pasos apurados hasta la puerta, quite mis manos de mis ojos para ponerlos en mi boca evitando soltar una carcajada.

Estaba claro que ella y Steve habían hecho algo.

Recé para cuando subiera a mi habitación no hubieran dos asquerosos adolescentes desnudos en mi cama y cuando abrí la puerta, afortunadamente no había nadie. Me tire a mi cama gruñendo, ya podía sentir como estos días iban a ser realmente... horribles.

Sin embargo, pude dormir tranquilamente y para cuando ya amaneció, tuve que levantarme al escuchar el teléfono sonar por cuarta vez, pero nunca fui a atenderlo. Me metí a bañar con agua tibia y al salir, me puse la ropa interior y mientras sostenía la secadora para que mi cabello se secara más rápido, buscaba que ropa ponerme. Cuando termine, me puse un suéter de lana morado con pequeños detalles rosas, unos jeans oscuros y mis tenis blancos, encontré un reloj negro y lo puse en mi muñeca izquierda, esto al menos cubría parte del número que tenia. Puse mi cabello en una trenza de lado y cambie los cuadernos de mi mochila, baje las escaleras con rapidez y en el último escalón una voz tan conocida me detuvo.

—¡¿Dónde estuviste todo el día?! ¡Fui a recogerte y no estabas!

—Me fui temprano con unas amigas —no podía decir que eran chicos, claramente ya se sabe el porque—. Se me olvido llamarte, lo siento mucho.

Baje el ultimo escalón y me dirigí a la puerta a paso rápido, Steve se me adelanto y se puso delante de esta, bloqueandome la salida.

—Steve, muévete —ordene entre dientes, mas no se quito—. ¡Llegare tarde a la escuela!

—Tienes como media hora —se cruzo de brazos y me miro desafiante—. No creas que te dejare ir tan fácil.

Bufe algo cansada y le mire con una mueca.

—Bien, vamos a hablar... dime, ¿por qué vi a Nancy salir tan tarde de tu habitación?

Este abrió los ojos como plato y sonreí por mis adentros.

—Tuvimos... una pequeña reunión —se excuso, para luego volver a mirarme con un semblante serio—. Pero ese no es el caso a...

—De seguro estuviste bebiendo cerveza con tus "amigos" —le interrumpí, se notaba que solo lo hacia enojar más y más, y eso no era bueno... para nada bueno. Sin embargo, no mantuve mi boca cerrada—. Y dime, ¿qué hicieron? ¡No me digas! ¿En la cama de mis padres? Uhhh, espero que no.

—¡TE DIJE QUE ESE NO ES EL CASO AQUÍ! —grito tan enojado que me retracte de cada palabra, Steve nunca me gritaba de esa manera y si lo hacia, era en broma.

Me aleje unos pasos de él, sentí coraje, sentí un montón de ganas de pegarle fuerte en la cara.

—¡NO ME GRITES! —le regrese el grito, solo que más enojada que él—. Perdona por llegar tarde, no quise hacer enojar al "Rey Steve", por qué al parecer es un idiota de mierda que no aguanta ¡escuchar la maldita verdad!

Le empuje haciéndolo a un lado, estuve apunto de abrir la puerta hasta que hablo.

—¡Desearía que te regresaran a el lugar del que saliste! —escupió las palabras con rabia y me gire a verlo. Abrió los ojos como plato al darse cuenta de lo que dijo, negó con la cabeza como si eso fuera a deshacer lo que dijo.

—¿A-a-a qué te refieres? —tartamudee, un nudo se formaba en mi garganta y trague saliva tratando de que se fuera.

El arrepentimiento cubría su cara, se acerco queriendo abrazarme, pero lo empuje alejándolo lo más lejos posible.

—¡CONTESTA LA MALDITA PREGUNTA! —me miro con dolor en sus ojos, mi labio inferior temblaba, este negó con la cabeza y se paso las manos por la cara—. Me quedare al AV Club después de clases, no vayas por mí.

Solté viendo el piso, no quería mirarle a la cara y salí por la puerta dando un portazo.

Tomé mi bicicleta que estaba a un lado de los escalones, me subí a esta intentando retener las lágrimas y comencé a pedalear lejos de mi casa. Era difícil no caerme de la bicicleta mientras trataba de limpiarme las lágrimas que salían rápidamente.

No me había dado cuenta de que los chicos se unieron a mi en alguna parte del camino, solo esperaba que no lo notaran. Mike llegó a mi lado, pase mi manga del suéter por mis ojos esperando no seguir llorando.

—¿Todo bien? —hablo algo fuerte el chico debido a que íbamos algo rápido, lo mire e intente hacer una sonrisa.

—Sí.

Love you, Mike || Mike WheelerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora