El Otro lado

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Sentí una corriente de frió por todo mi cuerpo, me cubrí todo lo que pude con la chaqueta y seguí sentada en la banca mirando mi reloj. Después de lo que sucedió busque a Eleven por todo Hawkins, el último lugar donde fui a buscarla fue a casa de Mike, pero ella no estaba ahí, por lo que me senté en un banco que estaba algo alejado de su casa.

Aun estaba enojada con Mike, pero algo en mi quería ir a verlo en este momento.

Eran las 10:27 de la noche.

Me levante de la banca y decidida fui rumbo a la casa del chico. ¿Por qué rayos iba a su casa? Se supone que la enojada soy yo, él tendría que ir a mi casa... Pero aún así, seguí caminando en dirección a su casa.

No hasta que escuche como unos arbustos se movían, mire sobre mi hombro viendo uno de estos y vi lo quieto que estaba. Antes de volver a moverme, uno de los arbustos se movió asustándome. Tuve curiosidad por saber que los estaba moviendo, por lo que me acerque a paso lento con la mano levantada y antes de tocarlo, un gato salto de este corriendo y perdiéndose entre las calles de la vecindario.

Grite del miedo y di un salto por el susto.

—Maldito gato —susurre y pase mis manos sobre los shorts.

Estaba apunto de alejarme cuando el arbusto se volvió a mover, me gire a verlo y me acerque de nuevo, vi una cosa viscosa en las hojas de este y la toque, para luego hacer una mueca y me fije que del arbusto salia una luz rojiza oscura.

Dude en meter la mano, mas lo hice y sentí más de esa cosa viscosa.

Termine atravesando el arbusto sin saber en donde me estaba metiendo, sin saber que lo que hacia podía ser peligroso, pero eso no me detuvo de seguir esa luz misteriosa.

Llegue a una pared de ladrillos y vi una pequeña entrada que estaba toda cubierta de la misma sustancia viscosa y la toque. Tal vez si la empujaba con fuerza, se haría un hoyo y tal vez podría entrar por este. 

Me puse de rodillas y empuje lo viscoso, era muy difícil de abrir y use todas mis fuerzas para lograrlo, mas no pude. Mire mis manos recordando lo de esta mañana e intente usar mis poderes haciendo mis manos puño... Pero nada sucedió. Deje escapar un gruñido y cerré los ojos recordando que había sucedido antes de que la mochila volara a mi mano, pero en esos momentos no tenía exactamente nada en mi mente.

Hasta que recordé el engaño de Margaret y John, el haberme ocultado por años que no era realmente de la familia.

"Por eso el tío Marcus me miraba extrañamente" puede sentir el enojo mezclado con la tristeza.

—¡Mierda! —suspire profundamente intentando relajarme. No quería usar el enojo como respuesta. Mire mis manos como si eso fuera hacer mis poderes funcionar—. Yo puedo... Yo puedo.

Y con esas palabras en mente, volví a hacer mis manos puño con mucha fuerza sin dejar de pensar en esas dos palabras. Y fue cuando la luz cubrió mis manos, ahora podía ver perfectamente el color, era de un azul intenso.

Abrí los puños mirando la pequeña entrada y con un movimiento en mis manos, esta se abrió completamente dejándome espacio para poder entrar. La sangre cayo por mi nariz y me la limpie con la manga de la chaqueta. Gateé con cuidado y entre por el pequeño hoyo, todo estaba cubierto de la cosa viscosa y se me era difícil moverme.

Cuando al fin salí por otra cosa viscosa y cuando pude estar parada, mire todo el lugar.

¡¿Cómo regrese aquí?!

Todo era igual, solo que cenizas caían del cielo y todo estaba oscuro, el suelo era muy extraño, los árboles estaban llenos de las cenizas y del suelo salía una que otra raíz grisácea.

No podía ser... ¡Estaba en el otro lado!

—Mierda, mierda, ¡mierda! —comencé a temblar, tenia miedo y no sabia que hacer. Hasta que recordé lo más importante de todo esto—. Will...

Tenia que buscar a Will, tenia que encontrarlo y llevarlo a casa.

¿Pero dónde podría estar? ¿Dónde?

Mire por todos lados intentando buscar una respuesta, recordando cada cosa que Eleven nos estuvo mostrando desde un principio.

Y tuve mi respuesta.

Corrí lo más rápido que pude hasta llegar a su hogar, las calles eran terroríficas y las casas parecían hechas de películas de terror, parecía que solo los colores más oscuros gobernaban este lugar para hacerlo ver así de horrible. Al llegar a mi destino, tome un gran respiro y entre a la casa del chico.

—¡Will! ¡Will! —exclamé, mas no hubo respuesta. Creí haber escuchado a una mujer hablando, pero quise pensar que solo fue mi imaginación.

Me acerque a una de las paredes de la casa, la pared tenía luces navideñas con todas las letras del abecedario abajo de cada foco de color y toque una haciendo que el foco brillara. Ignore eso y lo busque por toda su casa, pero parecía que el chico no estaba aquí.

Maldiciendo en voz baja, salí del lugar y corrí al bosque mientras gritaba su nombre desesperada.

De lejos, pude ver una casita de madera y vi cuando me acerque más, me fije que en un cartel que colgaba de esta, decía "Castle Byers".

—¿Will? —lo llame y escuche como alguien soltaba un jadeo.

Entre a la casita y tape mi boca, el chico estaba acostado en un colchón con los ojos cerrados, estaba muy pálido y temblaba demasiado.

—Oh Will —me acerque a este y el chico abrió los ojos, al verme los abrió más por sorpresa y se levanto.

—¿A-Atlas? ¿eres tú? —titubeo, se sentó con dificultad y asentí.

—Sí, Will, soy yo —lo abrace con fuerza y este me regreso el abrazo débilmente, al alejarme me quite la mochila y la chaqueta. Le entregue la chaqueta y se la puso, en la mochila busque si tenía de las provisiones de Dustin y saque la única bolsa de galletas que tenía y se las di al chico—. Es todo lo que tengo, pero toma.

—N-no pue...

—Tienes que comer algo, pronto saldremos de aquí, te lo prometo —este tomo la bolsa y la abrió, tomo una galleta y se la devoro—. Sabia que estabas vivo, sabia que estabas en alguna parte.

—¿Están todos bien? —pregunto con la boca llena, asentí y me senté en forma de indio frente al chico.

—Sí, todos están bien... Pero están preocupados por ti, piensan que moriste y de alguna manera, encontraron un cuerpo igual al tuyo en el agua.

—¿P-piensan que estoy muerto? —dijo en un hilo de voz.

—Los chicos y yo no, tu madre claramente sabe que estas vivo —mire el suelo—. Te escuchamos hablarle, a través de un radio.

—¿Cómo?

—Gracias a una amiga, ella nos estuvo ayudando a encontrarte —se comió la última galleta y mire la salida—. Debemos irnos, sé donde hay una salida.

—N-no podemos irnos, todavía no... Él esta afuera —dijo y se me acerco—. Lo escuche hace unos minutos antes de que llegaras, él sabe que estas aquí.

—¿Él? —asintio y fruncí el ceño—. ¿Hablas del...?

—Demogorgon.

Love you, Mike || Mike WheelerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora