Te quiero

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Abrí la puerta primera puerta que encontré la cual era del salón del profesor Clarke. Entramos rápidamente y cerramos la puerta con seguro, como si eso fuera a hacer mucho. Dustin dejo a Eleven sobre una mesa y me acerque a ella apenas la soltó.

—Aguanta, el hombre malo ya no esta —le tome la mano y ella me miro, se le veía que estaba muy cansada—. Pronto estarás en casa... Mi madre te dejara quedarte, compartiremos mi habitación y podrás comer todos los eggos que quieras. Eres mi hermana y te quedaras conmigo.

—¿L-lo prometes?

—Lo prometo.

El gruñido del Demogorgon nos alerto, di un salto cubriéndola y escuchamos los balazos de las pistolas demasiado cerca. Mire sobre mi hombro a los chicos y estos tenían sus espaldas pegadas a un mueble sin dejar de ver la puerta. Sostuve la mano de la chica y regrese mi mirada a la puerta.

Los balazos cesaron y mire a los tres.

—¿Está muerto?

Apenas termino de decir esas palabras, la puerta cayó, el Demogorgon apareció frente a nosotros gruñendo y esa era la respuesta a la pregunta. Mike y Dustin miraron a Lucas y este se quito su mochila buscando su resortera y unas piedras que traía.

Los chicos gritaban, yo solo miraba al Demogorgon recordando la última vez que lo vi, recordando como esa cosa iba detrás de Will, queriendo atraparlo y de seguro, matarlo.

Lucas le lanzo una piedra dándole en la cabeza, el monstruo gruño y los chicos le gritaban al moreno para que le lanzara otra. Le dio con la segunda, pero el Demogorgon seguía acercándose lentamente a nosotros y con su boca soltando pequeñas gotas de sangre.

Mire a Eleven cuando me soltó la mano, esta se sentó sobre la mesa y la sostuve para que no se cayera.

—Es hora de matarlo.

Se levanto y antes de que pudiera decir o hacer algo para detenerla, me arrojo lejos de su alcance, mi cabeza choco fuertemente contra la pared y caí al suelo.

—¡AH! —gemí por el dolor y alguien me ayudo a levantarme, vi a Dustin y este me miraba demasiado confundido y asustado al mismo tiempo. Los dos miramos a Eleven y la chica seguía parada, pero con la mirada puesta en el monstruo—. ¡Eleven!

—¡Mátalo!

Ya iban por la quinta piedra y el momento en que el Demogorgon abrió la boca, la piedra le golpeo y salio disparado hasta el pizarrón quedando pegado a este. Los chicos retrocedieron asombrados pensando que la piedra había hecho eso. Eleven camino en dirección al Demogorgon, pude alcanzar a ver las venas en sus ojos que se resaltaron mostrando un color rojo muy intenso, la sangre rodeaba el iris de su ojo y le salia sangre por ambas orejas.

—¡Atlas! ¡Haz algo! —me grito Lucas y mire a la chica con intención de acercarme a ella. Mis piernas no se movían y supe que Eleven me estaba deteniendo.

—¡No puedo! ¡No me deja moverme! —Lucas regreso la mirada a Eleven, que ya estaba estirando su mano al Demogorgon.

El Demogorgon trataba de zafarse y ella nos miro por una última vez mostrando una pequeña sonrisa en la cual se notaba la tristeza, soltó un pequeño "adiós" y regreso a ver al monstruo para usar sus poderes y matarlo de una vez por todas, a lo que este soltaba unos fuertes rugidos. La chica grito de dolor, me tuvo que soltar para usar todas sus fuerzas contra el monstruo y caí al suelo.

Sabía que no lo lograría sola, no estando tan débil.

Y como si el tiempo pasara lentamente, mire a Mike y en cuanto el chico me miro, supo que algo andaba mal. Comenzó a negar con desesperación y me levante corriendo, llegando a un lado de la chica. Ella me miro y asentí con la cabeza a lo que hizo lo mismo. Entrelazamos nuestras manos y estire mi mano derecha en dirección del Demogorgon, a lo que ella mantuvo firme la izquierda.

—¡Alto! ¡No, no, no! ¡ATLAS!

Lo mire sobre mi hombro, Lucas y Dustin lo sostenían de los brazos impidiendo que este corriera a mí, hasta que dejo de forcejear y lo soltaron dejándolo caer al suelo, a mirarme con los ojos llenos de lágrimas.

No había vuelta atrás, este era el adiós y probablemente para siempre.

—Te quiero, Mike...

Regrese la mirada al frente, enfocándome en matar al monstruo de una vez por todas.

La cabeza me comenzó a doler, de hecho, todo el cuerpo me dolía y Eleven gritaba con fuerza. Por más que trate de mantener la boca cerrada, termine gritando por el dolor. El pecho del monstruo comenzó a brillar, se estaba desintegrando lentamente y sus cenizas me taparon la vista por completo, respirar se me hizo difícil al paso de los segundos y no pude sentir la mano de Eleven.

Deje de escuchar los sollozos de Mike y di mi último respiro.

Love you, Mike || Mike WheelerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora