Lo siento

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Este laboratorio me daba una mala espina, habían varios cuartos que no quise investigar por miedo y fue cuando vi una puerta que sobresaltaba de las demás, y eso era por qué tenía un arcoíris pegado a un lado. Iba a abrir la puerta cuando el chico me llama, apurándome y que no perdiéramos más tiempo. Llegamos a la planta baja, como a una sección de habitaciones que tenían solo una cama y fue cuando me detuve en una, que tenía un peluche tirado en el suelo. Apenas puse un pie en esa habitación, sentí una punzada en mi cabeza.

—No quiero hacerlo —solté con una voz temblorosa y el hombre de cabello blanco acaricio mi cabeza, sonriendo levemente como si eso me fuera a tranquilizar. Odie esa sonrisa—. No me gusta lastimar.

Tienes que hacerlo, te guste o no.

No tuve más opción que asentir, me estiro la mano y me quede viéndola dudando si en ir con él. Miré el peluche que estaba a mi lado, ese peluche fue el único regalo que he tenido y él me lo había dado. Tome la mano del hombre para salir de la habitación.

Tome el peluche y lo mire a esos dos botones negros, pude escuchar los desgarradores gritos en mi cabeza y lo arroje contra la pared, haciéndolos desaparecer.

—Atlas —lo mire sobre mi hombro, el chico observaba la habitación como si fuera lo más misterioso de este lugar, regreso su mirada a mí y yo volví a mirar el peluche de ardilla por última vez—. ¿Qué pasa?

—Es que... —mire mis manos, para luego dirigir mis ojos a el número en mi muñeca—. Solía vivir aquí.

—Es horrible.

"Más horrible el saber que hacían aquí" pensé.

Salimos de la habitación y continuamos caminando por los pasillos del laboratorio. Llegamos frente a un elevador y entramos decididos, sin estar seguros de a donde nos llevaría. El elevador se detuvo y la puerta se abrió mostrándonos un largo pasillo, caminamos lentamente por lo oscuro que estaba, mi linterna se había quedado sin baterías y escuchamos un gruñido.

Mire rápidamente a Will, sabiendo lo que eso significa.

—Corre —solté y corrimos lo más que pudimos.

Reconocí el lugar, era el de mis breves recuerdos. El tanque no estaba, pero el portal sí y eso era lo más importante de todo. Finalmente Will regresaría a casa.

—Aquí es —entramos por la puerta corrediza, tosí por las cenizas que flotaban en el aire, parecían ser más que las de afuera y estás entraban por mis fosas nasales.

El gruñido se escucho más cerca y me acerque al portal, lo toque esperando que fuera igual de fácil que el primero, sin embargo estaba tan duro que mi mano no pasaba con un simple empujón.

—¿Cómo lo abrimos? —pregunto Will sin dejar de ver atrás, estire mis dos manos sintiendo ese cosquilleo por mis brazos hasta llegar a mis manos.

La luz azul cubrió mis dedos para luego cubrir mis manos completamente y las estire al portal. Este era demasiado pesado, por lo que decidí que era mejor solo abrir lo necesario para poder pasar los dos, mas no había tiempo suficiente ya que no sabía como usar mis poderes y el Demogorgon se escuchaba cada vez más cercano.

—En c-cuanto el portal se abra... Corres y lo cruzas —se escuchaban más fuertes sus gruñidos, me esforzaba demasiado, a lo que la luz se intensificó y respirar se volvía cada vez más difícil—. M-me esperas, i-iré justo d-d-detrás de ti.

Gire mi cabeza para verlo y mi mirada termino en el Demogorgon, que estaba al otro lado del ventanal. Regresé mi vista al portal y este al fin se estaba abriendo a un tamaño adecuado, la sangre bajo por los dos orificios de mi nariz y comencé a sentirme cansada. Escuchaba al Demogorgon golpear el ventanal y Will parecía estar demasiado nervioso.

—Ya casi... -mire al monstruo y vi como el cristal se estaba agrietando con cada golpe, el portal finalmente se abrió y baje las manos sonriendo, a lo que el portal parecía cerrarse. Levante ambas manos con rapidez y trate de mantener el portal abierto—. ¡Mierda! ¡Tienes que cruzar!

—¡¿Qué?! ¡NO! ¡No me iré sin ti!

—S-si no salgo en menos de veinte segundos... Solo corre y evita a cualquier persona que no conozcas.

—¿D-de qué estas hablando?

Una parte del ventanal se rompió dejando pasar el brazo del Demogorgon, el cristal se agrieto más, lo cual significaba que si daba un golpe más, todo el ventanal caería y nos atrapará.

—¡Will, vamos! ¡Ahora!

El chico me miro y al monstruo una y otra vez. Corrió y cuando pense que cruzaría el portal, me empujo.

Lo último que vi antes de cruzar, fue como el ventanal se rompía por completo y al Demogorgon corriendo en nuestra dirección. Caí de espalda, vi el blanco techo y me levanté rápidamente, a lo que el portal se cerró.

—¡¿WILL?!

Sentí el mundo detenerse por un momento, mire como el portal estaba cerrado completamente y me levante del suelo para intentar abrirlo. Sin embargo, estaba demasiado débil como para abrirlo nuevamente.

—¡MALDITA SEA! ¡WILL! ¡POR FAVOR!

Grite con dolor, las luces comenzaron a parpadear hasta que explotaron, mis manos se iluminaron demasiado y los cristales que separaban el portal con la entrada del laboratorio, explotaron.

Caí al suelo rendida y el zumbido era lo único que escuchaba, toque mis oídos, estos estaban llenos de sangre al igual que mi nariz. Pude ver una luces rojas prendiéndose y apagándose, eran alarmas y supe que ellos sabían que estaba aquí. Me levante del suelo con dificultad y avance a la salida con las lágrimas saliendo de mis ojos.

Le había prometido que volvería a casa... Y no pude.

Subí por el elevador y pude cruzar los pasillos sin ser vista hasta que salí del lugar corriendo y me aleje del laboratorio lo más rápido que pude. Respiraba con dificultad ya que no paraba de llorar mientras corría, una bicicleta paso a un lado de mi y se detuvo justo a unos pasos de mí, el moreno se giro a verme y retrocedió con su bicicleta sin dejar de mirarme confundido.

—¿Atlas? —se bajo de su bicicleta, viendo toda la sangre en mi cara y blusa—. ¿Qué te pasó?

Limpio la sangre en mi nariz, las lagrimas las limpie por mí misma y lo mire a los ojos. Se dio cuenta de la viscosidad en mi ropa y abrió los ojos dándose cuenta.

—¿Estuviste ahí? —asentí con la cabeza.

—No pude rescatar a Will —dije en un hilo de voz, quise volver a llorar y este me abrazo permitiéndome desahogar en su hombro.

—Hey, tranquila —acaricio mi espalda y solloce con más fuerza.

—Lo siento.

—No tienes por que pedir disculpas. Sé que hiciste todo lo que pudiste y ahora lo podremos sacar de ahí... Juntos, como un equipo —me separe del chico y asentí. Me tomo la mano y la apretó con fuerza, mientras limpie mis lágrima con la otra mano—. Tenemos que llegar con los demás, los malos van tras de ellos.

Comenzó a pedalear y gire mi cabeza para ver el edificio, no deje de verlo hasta que lo perdí de vista.

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Casi lloraba escribiendo esto:c

Love you, Mike || Mike WheelerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora