Las tres de la tarde daba lugar al reluciente y caluroso sol, quien es el único acompañante de ambas naciones, una latina junto a un ex-integrante de la Unión Europea.
Arthur caminaba de un extremo al otro del hermoso jardín que tanto cuidaba el joven país, al menos tenían en común que aman las plantas tanto como para cuidar de ellas como si fueran sus hijos; espera con cierta impaciencia a que el americano se decidiera por la propuesta dicha por él para destruir a Alfred.
Sin embargo el mexicano no puede elegir alguna opción, no sabe si sería lo correcto corresponder o negar. Pensó en su prometido, en lo que el escocés pudiera pensar si se equivoca con lo que dirá una vez que se involucre con Inglaterra.
Pedro quiso cerrar sus párpados con la intención de comprender la situación que está viviendo gracias a tales palabras del blondo. Tal vez debería dejar de pensar en las consecuencias, que probablemente terminen mejor de lo que se imagina.
Hace un lío en su cabeza por temor a decir lo incorrecto, mas no desiste a que la loca idea del contrario sea mala. —Bien, acepto, pero nadie debe de enterarse — es consciente que llegaría a arrepentirse en el caso de que algo malo llegara a pasar en el transcurso de la guerra o que Scott, una vez con la información contada, se divorciara de él con una gran decepción en sus bellos orbes esmeralda. Aunque sacarse de encima a los Estados Unidos de América es su prioridad, ya no quiere estar ligado a su pasado, necesita superarlo estando al lado de su futuro marido con tranquilidad en sus nuevas vidas dispuestos a tener un largo y hermoso futuro juntos.
Los labios carmín de Inglaterra se ensancharon en una sonrisa satisfactoria al escuchar como esa frase sale de la boca ajena. —Me alegra saberlo, y ten por seguro que trataré de infiltrar a tus soldados — ofreció su mano derecha para soldar el contrato verbal que fue declado oficial por ambas partes, acto que el castaño tuvo que aceptar, finalizando lo que habían hablado hace una hora atrás.
Con la victoria de su lado, el de espesas cejas se despidió del otro con un beso en la mejilla, respetando las costumbres del norteamericano. Si van a ser cómplices en un futuro cercano, tiene que aprender ciertas cosas de Pedro.
El trato fue simple, también bastante claro en puntos importantes para beneficiar a los países involucrados.
La isla denunciaría las injusticias que comete el estadounidense en África y Asia, donde se darán a conocer las verdaderas razones del americano sobre sus bases en nombrados territorios; las pruebas van a ser suficientes como para que Arthur tenga como aliados a varios europeos, a pesar de que sea hipócrita, será suficiente para que comience un tratado de paz, el cual no daría resultado y provoque una guerra entre ellos. Ahí es donde México, de manera discreta, envíe tropas a Londres para ser de ayuda en la parte militar, al mismo tiempo, les comentará a sus hermanos latinos de la pelea así ganar popularidad —e igual que dinero— con el alimento que irían a brindar para que no les falte comida.
Lo demás iba a estar en manos del destino.
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Alfred camina por las calles de su amado, pensando en qué estaría haciendo en estos momentos cuando de pronto un Mercedes-Benz de última generación había parado justo a unos centímetros antes de él, causando que su paso quedara bloqueado. Del automóvil azabache bajó quien menos pudiera haber imaginado que lo haría.
Mierda, ahora iba a morir con el cuello degollado antes de dar sus últimas palabras a Pedro. —Arthur —su voz había salido como un susurro al cruzar sus zafiros con los de su esposo. Aún ni presentó la separación legal.
El de baja estatura se fue acercando a él con una dulce sonrisa que le avisa desde distancia que las intenciones del inglés no son para nada buenas. —Pensé que me amabas, que no me cambiarías por nada en este asqueroso mundo lleno de maldad, tal como yo tampoco lo hubiera hecho — cansado de mentiras, de engaños infantiles por parte de alguien que hacia creerle que contaba con su cariño eterno. En ésta ocasión no será el estúpido segundo plato de un país con poca inteligencia. —Fue entonces que comprendí que soy el tarado que le meten los cuernos al enterarme por malas lenguas de lo que haces — lagrimales de cascadas salen de sus ojos color bosque, sin embargo, eso no le había impedido ser capaz de tomarlo por la colorada camisa. —Ésta será la última vez que me veas llorar por ti — de su elagante pantalón café sacó un arma pequeña para apuntarle al de reducida edad en la frente, asustando al recién nombrado. —Tu final llegará, solo debes esperar — demente no está, ni tampoco es un psicópata en busca de clímax a través de la muerte ajena. No, sólo desea venganza de la ilusión que fueron construyendo al paso del tiempo con emociones falsas y esperanzas destruidas en un segundo.
Castillos de sentimientos vacíos con falacias es lo único que compartían; seductor había sido hasta el presente y cegador fue su fuerte amor que Inglaterra confesaba hacia Estados Unidos. Pobre diminuto soñador de grandes fantasías pertenecientes a novelas románticas.
Alfred nunca iba a dar su vida por él, al igual que jamás bajaría el arma su tuviera que matarlo. En cambio, Arthur sí, aunque ahora ello cambió.
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Como verán esto se puso suuuuuper intenso, ¿Valió la pena la espera?
Pues espero que si, por qué les toca otra espera en lo que yo tengo tiempo de escribir.
Capítulo escrito por la hermosa AnniFiction agradézcanle por el y denle mucho amor
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La última vez
FanfictionHistoria UsaMex con un toque de ScotMex y UsUk Pedro lleva un año intentando olvidar a Alfred, pero, realmente lo logró? Portada y capítulos de Scott: @AnniFiction
