Un nervioso latino caminaba entre las flores de su jardín, le relajaba el aroma y por eso lo hacía, había aceptado ayudar a Inglaterra, no sabia del todo el por qué lo había hecho, pero había sido así, sabía que tomar venganza de aquella manera era algo cruel, más no tenía opción si quería deshacerse de su vecino, y aquella era la única manera de hacerlo, o eso era lo debía y quería creer, atravesó el arco de rosas que había plantado pensando en el rubio, hace tantos años atrás. Alejo aquellos pensamientos mientras se acercaba a una mesa que había en aquel jardín, tomó asiento y suspiro, se recostó sobre la mesa, ¿Realmente quería hacerle eso al que fue el amor de su vida durante tanto tiempo?
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Al otro lado de la cuidad, el pelirrojo caminaba hacia su casa después tomar un paseo, aquella discusión con el oji-azul le había puesto nervioso y de malas, a pesar de haber tenido lugar hacia casi una semana. Sabía que Pedro no le abandonaría, el le amaba ¿No era cierto? El no le abandonaría por correr a los brazos de Alfred ¿O si? Intentaba alejar aquellos pensamientos al llegar a la puerta de aquel lugar que amaba, y esperaba que no dejase de ser su hogar. Entro directamente al jardín, pensaba que el ver a su amado no era buena idea en ese momento, a decir verdad tenía miedo, miedo de que al ver aquellos orbes castaños se rompiera y le pidiera en un mar de llanto que no le abandonara, o que le confesara que realmente le amaba, más nunca lo admitiría. La suerte no estaba de su lado aquel día, encontró al amor de su vida recostado en aquella mesa que juntos habían comprado y armado entre risas suyas y frustraciones y maldiciones por parte del menor, que no lograba entender las instrucciones para poder armarla. Se acercó lentamente, tomando al azabache por sorpresa, uniéndolos en un abrazo. El oji-café por su parte, solo pudo aferrarse a la calidez brindada, todo su nerviosismo y frustración se desvanecieron al contacto
-Pedro ...- habló el de orbes esmeraldas -Te encuentras bien?- dijo de manera preocupada, ya que a pesar de ser su jardín, el mexicano no pasaba mucho tiempo en el, y cuando lo hacía era por qué algo le preocupaba, estresaba o ponía nervioso -¿A caso tuviste una visita inesperada?- dijo mientras por su mente pasaban los peores pensamientos, a esas alturas temía que Alfred hubiera roto el trato e ido en aquel tiempo en el que estuvo fuera de casa, y hubiera convencido al more do de cancelar todo y huir con el. La verdad era algo parecida, un rubio si lo había visitado, tal vez no el que esperaba, si no el que necesitaba.
-Arthur vino hoy ...- soltó sin rodeos, sorprendiendo al mayor -Confirmó su asistencia de mañana- dijo ocultando la verdadera intension de su visita, cosa que funcionó, ya que el contrario no sospecho nada.
-¿Por eso estabas tan preocupado?- preguntó casi riendo, provocando un sonrojo en la cara más chica -Eres muy tierno y muy lindo, más no hay que preocuparse, aún hay lugar en la mesa que está a un lado de la nuestra, en donde están mis hermanos y tú hermana, justo el lugar que sobraba- dijo mirándole con seguridad, olvidando todas aquellas preocupaciones que le atormentaron. Unió ambos pares de labios en un dulce beso, haciendo que ambos olvidaran todo aquello que les había mantenido mal todo el día, al separarse por falta de oxígeno Pedro suspiro
-Te amo~- susurró el americano en los labios ajenos -No sabes cuánto ...- volvió a decir, más no termino la frase, ya que sus labios fueron atacados nuevamente.
Ambos entraron a su casa, un poco más tranquilos y sin tantas preguntas en su mente, pasaron su última tarde como novios entre besos, caricias, abrazos y palabras cariñosas, "¡Al diablo con el mundo!" Pensó Scott. Mientras tuviera la Moreno entre sus brazos el resto no importaba, y aunque decidiera abandonarle, tendría sus preciosos momentos con el, claro que le dolería su abandono, más tendría en cuenta le felicidad ajena en vez de la suya, prefería que fuera feliz, aunque no fuera con el, y esa sonrisa lo valdría todo en el mundo.
Quedaron abrazados, cansados y dormidos, aquellas preocupaciones no podrían importarles menos, solo querían descansar en los brazos contrarios, o eso parecía hasta que el mexicano despertó, se levantó con cuidado, evitando despertar a su pareja, fue a la recámara haciendo el menor ruido posible y comenzó a llamar a sus primos, avisándoles de lo que harían al día siguiente, anotando cada delito que su vecino y expareja había cometido en contra de cada uno de ellos
¿Sería capaz de hundir un viejo amor que tanto mal le hizo?
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holi :3 no se esperaban esta actualizacion tan pronta?? tampoco yo ;w;
deeeeeeejen sus votos, esto casi acaba
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La última vez
FanfikceHistoria UsaMex con un toque de ScotMex y UsUk Pedro lleva un año intentando olvidar a Alfred, pero, realmente lo logró? Portada y capítulos de Scott: @AnniFiction
