Un mar de memorias lo arrastraba, no sabía si era real o si sólo era una muy mala jugada de su mente. Los vio a ambos frente a la gente mientras la ira le consumía, las lágrimas amenazaban por salir, estaba roto, deshecho por aquellas personas a las que tanto amo por tanto tiempo
-No puedo creerlo... - dijo retrocediendo, caminando de espaldas rodeándolos -no ... no quiero creerlo ...- termino su rodeo de frente al altar (o espaldas a la salida, según se viera)- lo espere de él, - hizo una pequeña pausa mientras señalaba a Alfred- pero de ti?- se volvió a mirar a Scott sin algún miramiento, las lágrimas caían por sus mejillas de manera incontrolada- Yo confiaba en ti!-le grito enojado, todos en la iglesia ahora estaban sobre el pelirrojo- Eras mi prometido carajo! Como te atreviste a dudar de mi un segundo –poco faltaba para que el mexicano tomara algún arreglo que tuviera a la mano y lanzárselos encima, al terminar esa frase, un ojivioleta se levanto de su asiento y comenzó a acercarse al país latino lentamente, la mayoría de las personas ahí presentes - no los quiero volver a ver nunca jamás entendido? A ninguno de los dos!- unas manos conocidas lo tomaron por la cintura y lo arrastraban lentamente hacia la salida de la iglesia, no por que no pudiera, si no para no ser alejado de una bofetada por el pais latino. Ese aroma le tranquilizo lo suficiente para voltearse y llorar en su pecho, obteniendo la señal necesaria para que el ojivioleta lo cargara cual princesa, y mientras salian de la iglesia.
Despertó. Se sentía mal, sabía que solo había sido un sueño, algo incompleto y confuso, más no puedo evitar pensar que tenía algo de verdad oculto en sus imágenes, más al haberlo visto en primera persona no recordaba de quien eran esos protectores brazos y tan sutil aroma. Decidió dejar de darle vueltas al asunto antes de incorporarse de la cama, su cama, en la cual había dormido la noche anterior después de haberse quedado medio muerto y desvelado por las llamadas. Salió de la recamara de manera silenciosa y bajando las escaleras hasta llegar a la salan, en la cual debía estar el escocés acostado en el sillón, más al asomarse a buscarlo no había nadie, se quedo analizado si es que su memoria le fallaba de nuevo hasta que una voz a sus espaldas le saco de sus pensamientos
-A quien buscas enano?- aquella voz le hizo estremecerse y soltar un ligero gritito de pavor, no esperaba que el mayor se apareciera de aquella manera, y menos aun sabiendo que le había dejado dormir solo en el sofá mientras el se había subido a dormir a su recamara. La culpa lo azoto como una bofetada. -Espero que al menos hayas tenido una buena razón para dejarme aquí abajo mientras tu te ibas- justo en ese momento sonó el timbre y agradeció mentalmente a la Virgen por salvarlo de esta, mas sintió que unos fuertes brazos lo retenían en un abrazo y el aliento del mayor chocar en su nuca -Esto no se ha acabado aun bebito, me debes una noche de sueño- un gran sonrojo adorno su cara y asintió levemente.
El dia lo pasaron separados principalmente por exigencia del castaño, tal vez no creía en aquellas supersticiones, mas les tenía un cierto respeto, el y su cultura eran la viva imagen de que no todo es lo que parece, sus leyendas y sus chamanes lo afirmaban. Cada uno fue vestido por las damas y caballeros de honor, hasta que se llevaron al Escocés a la iglesia en donde espero pacientemente al ojo café, que en ese momento se encontraba frente al espejo. Tenía miedo de que su elección no fuera la correcta, de que realmente no o amara y fuera un capricho para hacer rabiar al americano.
¿Realmente lo amaba?, ¿No se estaba engañaba a si mismo?, esas y muchas preguntas mas se arremolinaban en su cabeza mientras su hermana, que iba entrando a su habitación, lo sacó de sus tortuosos pensamientos.
Ya es hora le dijo una vocesita en su cabeza; su cuerpo lo único que pudo hacer fue caminar a la puerta, en donde la castaña lo esperaba, ella seria la que lo conduciría al altar.
Subieron al coche que los llevaría y recorrieron el camino en silencio.
Itzel estaba a punto de estallar de la felicidad y el orgullo que tenía, jamás se espero que su hermanito dejara aquella obsesiva y enferma relación con el americano, y tenía miedo por el, mas cuando empezó a salir con el mayor de los británicos por fin tuvo paz al pensar en la vida de su hermano. Este día lo llevaría al altar con él, y mas le valía al maldito yanki no aparecerse por ahí sino quería que su querido Veracruz se estrellara en su cara.
Itzel fue la primera en bajar cuando llegaron a la iglesia, por otro lado, Pedro lo único que logró hacer fue bufar. Maldecía el momento en que aceptó usar el vestido, no porque se le viera mal o algo por el estilo, sino porque no le permitía moverse con total libertad como le gustaba, y sentía que en cualquier momento lo rasgaría si no tenía cuidado.
Itzel había ayudado a su hermano a pisar tierra, mientras que este veía al pequeño Sealand que lo esperaba en uno de los costados del auto, suponiendo que esperaba el momento de llevar la cola del vestido.
Empezó a caminar con lentitud y nerviosismo en camino al altar con su hermana a su lado, tomándolo de la mano, y con el pequeñajo en su retaguardia, lo que significaba que no podía huir si las dudas lo asaltaban, cosa que empezaba a suceder.
El tiempo había perdido significado y ahora se encontraba frente al que sería su compañero para la eternidad, el cura llego y todo corrió con normalidad, con la pequeña excepción de que el novio no ponía ninguna atención a las palabras del padre hasta que unas que más temía retumbaron en sus oídos, causando que cada parte de su ser se pusiera en alerta.
—Si alguien se opone a esta unión que hable ahora o calle para siempre — en los primeros segundos no se había escuchado ni una mosca pasar, sin embargo, en el momento que el cura iba a seguir con su discurso, la gran puerta de mármol se abrió.
—¡Esperen! — un grito estruendoso por parte de un americano se hizo presente causando que todos los invitados y Pedro voltearon a verlo anonadados, preguntándose cuáles eran las intenciones del estadounidense allí. Aún así, un escocés ya sabía lo qué está a punto de pasar, mas había algo dentro de él que esperaba que no fuese así. —Aún hay cosas que aclarar — Alfred había llegado para reclamar la ansiada respuesta a su más enorme duda, él quería tener al de hebras cafés entre sus brazos una vez más, esta vez no sería un idiota con sus acciones. Tal vez Scott pudiera ganarle en muchos aspectos, pero no se da por vencido, ninguno de los dos lo hace.
—Dinos, Pedro, ¿a quién de los dos amas? — al oír dicha pregunta, el de cabellera rojiza se dedicó a bajar su mirada esmeralda, que ya se encontraba con aguas saladas acumuladas.
Scott aún no estaba preparado para escuchar cualquier respuesta proveniente de su prometido, temía ser rechazado por aquella bella nación menor que le había robado su corazón hace más de un siglo gracias a su bondad. Pedro había sido el único en el que se apoyaba en sus momentos difíciles, acto que le devolvió unos años después cuando más necesitaba de ayuda.
Sin embargo, ahí estada Alfred, parado enfrente de ellos buscando alguna esperanza para su amor aparentemente olvidado. Para el escocés era un maldito estadounidense hambriento de poder, de tenerlo todo y perderlo en un segundo, era ambicioso y caprichoso. Lo odiaba por esos aspectos tan desagradables desde su punto de vista.
Alfred, por su parte, se mantuvo de manera pacífica esperando la contestación de su ex-novio sabiendo que sus probabilidades eran bajas, casi inexistentes, pero aún así quería tener una última oportunidad con quien pasó una gran parte de su existencia. No le importaba Arthur, ya no; había sido algo pasajero, sin importancia en su vida. Por lo que desea que el inglés pudiera superarlo, ya que era un afectado de su estupidez.
El silencio en la iglesia era único, casi inimaginable. Nadie se levantaba de su lugar ni opinaban al respecto, tan solo eran partícipes de tal escena de telenovela.
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La última vez
FanfictionHistoria UsaMex con un toque de ScotMex y UsUk Pedro lleva un año intentando olvidar a Alfred, pero, realmente lo logró? Portada y capítulos de Scott: @AnniFiction
