La última vez

Acto 3: La ultima palabra

—Vaya, me has descubierto — dijo con sorna el americano, mientras que el pelirrojo solo atinó en verlo. — ¿Y qué harás?, ¿decirle que los he estado siguiendo?, ¿que no los dejare en paz hasta que lo recupere?- rió algo sarcásticamente. — Veamos a quien le cree más, me conoce hace más años que a ti . . .— un dolor punzante se hizo presente en la barbilla del gordo.
—¿De verdad crees que eso hará que confíe más en ti que en mi? — río de una manera sarcástica antes de seguir — Me creería más a mí, que soy su prometido, que no lo engañé, que no le hice derramar ni una maldita lágrima, que no lo utilicé para acostarme con . . .  — el escocés no pudo seguir, el americano se había soltado del agarre y se le fue encima suyo.
Golpes iban y venían, hasta que el americano dio un grito —No podemos seguir así, solo hay una manera en la que podremos decidir quién de los dos tendrá a Pedro — dijo empujando hacía un costado al europeo para que no pudiera seguirlo golpeando. —¿Sabes a lo que me refiero verdad? —
Por mucho que Scott no quisiera aceptarlo, aquel traga hamburguesas tenía razón, mas él no desperdiciaría su oportunidad sabía que tenía ventaja sobre el americano, y no la desperdiciaría
—Si yo me quedo con Pedro — siguió el rubio. —No podrás interferir entre nosotros, y dejarás de intentar que vuelva contigo, no importa cuánta impotencia sientas y ade. . . — no pudo seguir, ya que el pelirrojo lo interrumpió.
—Si yo me quedo con Pedro harás lo mismo, ¿verdad? — dice mirándole realmente enojado, ¿cómo se atrevía a suponer que Pedro lo elegiría a él, que hizo cosas imperdonables?, quería golpearlo, era lo único que tenía en su mente.
—Claro que lo haré, ¿será un pacto de caballeros entre ambos? -— le tendió la mano, sabía que de cierta manera era una mala idea, el de ojos esmeraldas podría golpearlo en cualquier momento si no tenía cuidado.
— Será un pacto de caballeros — estrechó la mano del ojiazul más fuerte de lo que debía, lastimándolo, sin dejar de tener una sonrisa falsa en su rostro. —No te acerques a nosotros hasta el día de la boda, ¿entendido? — apretó aún más fuerte la mano del contrario, haciendo que una mueca de dolor se fijara en el rostro ajeno.
—Lo que tú mandes — murmura con sorna y dolor. — Nos veremos el día de la boda — el de cabellos claros se soltó del agarre y se fue por donde vino, perdiéndose entre la gente que había en la calle fuera de aquel callejón.
Scott sólo pudo bajar la mirada, ¿habría de caer tan bajo para poder estar con la persona que realmente amaba?, al parecer eso quería la vida, y si tenía que incluso comer comida de perro para poder estar con su amado, lo haría, de eso todos podrían estar seguros.
Salió de aquel callejón con un cigarrillo encendido entre sus labios, no desperdiciaría su oportunidad.

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Holu~ volvimos~ sorry por la tardanza, estaba en clases y tareas