IX

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Narra Jennifer

"¿Qué?" se escuchó a Dylan confundido por mi orden pero sin embargo, cesó los disparos al igual que Jason.

-¡¿Qué pasa, Jennifer?! –continuó Alan.

-¡Shh! –lo callé.

-¡Ahora, hijo! –dijo el hombre y el chico salió corriendo de atrás de auto, abrí los ojos como plato al escucharlo.

-¡Los estás dejando escapar! –gritó Lucas con bronca, probablemente la primera vez que me hablaba en mucho tiempo pero hice caso omiso mientras me sacaba una zapatilla.

Me saqué también la media y comencé a moverla mostrándola como bandera blanca para el enemigo.

-¡No disparen! –grité desesperada hacia ellos.

-¿Qué haces? ¡Papá, se está rindiendo! –dijo Alan por el walkie talkie a Eric.

"¿Qué?" contestó y lo vi corriendo hacia nosotros.

-¡No disparen! –continué agitando la media blanca con fijación-. ¡Soy Jennifer!

De inmediato los pocos disparos del enemigo cesaron y salí de la cobertura.

-¡¿Qué hace?! –preguntó Eric confundido cuando llegó al punto.

Nadie le contestó, fue en ese momento cuando los vi, los ojos se me llenaron de lágrimas mientras me acercaba a ellos. Al instante me reconocieron.

-¿Papá? –dije en un sollozo comenzando a llorar y los tres corrieron hacia mí.

Narra Walter

Horas antes...

-Sasha, ¿estás segura de todo esto? –pregunté otra vez.

-Claro que lo estoy –contestó prepotente mientras preparaba equipamiento.

-No puedes hacer lo que quieras, no somos tus putas marionetas –contesté perdiendo la paciencia.

-Papá... -me regañó Nick.

-Cuando nosotros llegamos, ustedes no nos dispararon ni nos echaron de aquí.

-Escucha, Walter –dijo autoritaria pero no le permití hablar.

-Escucha tú, no me importa el odio que les tengas, ni mi hijo, ni mi hermana ni yo vamos a matar a esa gente.

-¡Entonces no los maten! Te guste o no, para tu hijo, tu hermana, mi hermanita y todos nosotros, ese grupo de hombres es una amenaza. Y los voy a sacar de mi pueblo cueste lo que cueste –dijo terminando la discusión saliendo de la casa.

Detrás de ella salió su novio, como siempre, y su hermanita Jessica se quedó cabizbaja. Busqué mi revólver pero no lo encontré, supuse que Sasha lo había tomado así que salí a buscarla. Apenas salí escuché un murmullo de su voz, lo seguí y me escondí a escuchar.

-¿Pero por qué les estás mintiendo, Sasha?

-No les estoy mintiendo.

-¿Ese grupo de hombres es una amenaza? ¿En serio?

-Eso es verdad, y tú lo sabes.

-Oh, vamos Sasha... ¿No confías en ellos?

-Mike, tú no lo entiendes, ¿sí? –dije y salió de atrás de la pared topándose conmigo-. ¿Qué haces aquí? –dijo a la defensiva.

-Quería saber si habías agarrado mi revólver –dije visualizándolo en su cinturón.

-Toma.

Me lo dio de forma brusca alejándose y Mike se fue tras ella, otra vez. Volví a la casa y me acerqué a mi hijo.

-Mery, vienes un momento –dije a mi hermana y ella se acercó-. Los demás nos están ocultando algo. Quisiera saber si... si ustedes están de acuerdo con esto.

-Yo sólo quiero que todo termine –habló mi hermana, siempre había sido tan pacífica, intentando evadir problemas y discusiones todo el tiempo.

-Lo sé, yo también quiero eso –los abracé por los hombros-. Entonces, ¿vamos a pelear por Santa Barbara? –asintieron.

-Si algún día Jennifer llega, tenemos que estar aquí para recibirla –dijo Nick y lo abracé más fuerte.

Desde que mi pequeña se había ido, ya nada era lo mismo.

-Voy a preparar las municiones –habló Mery alejándose.

-Papá...

-¿Sí, hijo?

-Cuando estabas en la CIA, ¿alguna vez tuviste que... matar a alguien?

-Es mejor no pensar en esas cosas, Nick, ni hacerlas –le sacudí un poco el cabello antes de alejarme ante su inesperada pregunta.

*****

-¡No disparen! –volvió a decir aquella voz-. ¡Soy Jennifer! –quedé paralizado, los disparos de Mery cesaron dejándonos ver a mi pequeña Jennifer salir de atrás de la camioneta-. ¿Papá? –soltó en un sollozo.

Corrí hacia ella llorando, detrás de mí corrían su hermano y su tía. Me uní en el abrazo más desesperado de mi vida, los cuatro llorando durante esos minutos abrazados. Estoy seguro de que nunca en mi vida había sentido tanta felicidad.

Dos chicos salieron de la casa y detrás de ellos salió corriendo mi pequeña bestia.

-¡Rocky! –gritó Nick y abrimos levemente el abrazo ante sus saltos y lloriqueos desesperados.

No se había olvidado de nosotros. Las lágrimas no dejaban de caer. No creímos que ninguno de los dos lo había logrado pero no habíamos perdido las esperanzas.

-Sasha, aborten la misión –dije por mi walkie talkie-. Es mi hija.

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¿Qué piensan del reencuentro?
En multimedia Nick.
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THE END IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora