VII

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Enero 28, 2076

-¿No podemos prender una puta fogata? –rezongué al sentir tanto frío en la casa mientras veía a Rocky temblando, nos había tocado un día horrible y demasiado frío, pero aún así Eric no quería que saliéramos ni siquiera para cenar.

-Por las noches es demasiado peligroso dejar la casa –dijo mientras comía.

-Es sólo en la puerta –me quejé odiosa pero nadie contestó.

Estos días venían siendo difíciles y me costaba bastante llevarme bien con Eric.

*****

Enero 29, 2076

La alarma de mi reloj me despertó exactamente a las tres de la mañana para comenzar mi turno de guardia. Cada día me costaba más poder levantarme y Rocky ya no me acompañaba, estaba tan cansada de todo.

Había encontrado unos cigarrillos en mi mochila, no recordaba bien de dónde los había sacado pero eso no importaba, durante aquellos días me estaban ayudando con mi estrés.

Me levanté y me dirigí hasta la puerta con ellos en mi bolsillo. Allí me encontré con Lucas parado esperándome para terminar su turno, sin siquiera mirarme (como venía haciendo) se fue al cuarto dejándome sola.

Esperé algunos minutos para fumarme uno, tiré la colilla afuera y me senté en la silla de guardia apoyando mi cabeza en la pared.

-¡Jennifer! –escuché en un susurro-. ¡Jenny! –me desperté bruscamente encontrándome con Jason en cuclillas junto a mí.

-¿Qué?

-Shh, te dormiste –dijo con una sonrisa que achinaba sus hermosos ojos contagiándome.

-No puedes dormirte en tu turno de guardia –interrumpió Eric borrando nuestras sonrisas.

-No pensé en dormirme, sólo me quedé dormida.

-Tienes el resto del tiempo para dormir, cuando estás de guardia tienes que vigilar.

-El resto del tiempo no es suficiente sueño –elevé el tono de voz-. Además, toda esta vigilancia es innecesaria, lo único que vi en todos estos días fue a Dylan yendo a cagar más de dos veces por noche –todos lo miraron extrañados.

-¿A eso te levantabas en la noche? –preguntó Alan a Dylan pero lo ignoramos.

-Sí es necesaria, corremos peligro aquí, dejen las quejas a un lado. ¿Además qué es ese olor? ¿Quién ha estado fumando? –le di una mirada declarándome culpable.

-¿Jennifer? –dijeron todos algo confundidos, excepto Lucas, claro, que no vio mi cara porque ya no me miraba.

Me encogí de hombros algo vergonzosa ante sus miradas prejuiciosas y asombradas.

-¿Por qué fumas aquí dentro? No pued... -habló Eric una vez más pero lo interrumpí.

-¡Genial! Otra cosa que no puedo hacer para agregar a mi lista. Hasta ahora tengo fumar, caminar, quejarme, calentarme, dormir, ¿se me olvida alguna?

-No exageres... -habló pero volví a interrumpirlo.

-Váyanse a la mierda –salí de la casa azotando la puerta y fui hacia la parte trasera seguida por mi perro.

Me apoyé en una pared libre de ventanas así no podrían verme desde adentro o yo a ellos. Prendí otro cigarrillo, ahora sólo me quedaban diez en la caja; me preocupaba cómo me distraería cuando se me acabaran.

Dylan apareció por un lateral y se acercó relajadamente pero lo ignoré mientras exhalaba el humo junto con mis problemas.

-¿Estás enojada conmigo? –negué con la cabeza-. No deberías fumar para sobrellevar tus problemas... -lo miré sin expresión y le exhalé todo el humo en la cara-. Mierda, dame uno –reí un poco y le extendí uno junto con el encendedor.

-No sabía que fumabas.

-Nadie sabe, excepto Jason –disfrutó la primera inhalación-. Mi hermana también sabía.

-¿Tus padres no te dejaban?

-Mi abuelo tenía cáncer –contestó rápido-, en un pulmón. Y murió. No les pregunté porque sabía la respuesta.

-Creí que toda tu familia había muerto cuando empezó el apocalipsis –lo miré un poco confundida.

-Excepto él.

-Lo siento.

-Yo también –me abrazó por los hombros y correspondí el abrazo-. Estoy seguro de que encontrarás a la tuya, no pueden estar muy lejos –apoyó su mentón en mi cabeza.

-Cada día tengo menos esperanzas.

-No seas idiota -dijo alejándose un poco-. No puedes perder las esperanzas, hay posibilidades de que estén allá afuera buscándote.

-Lo sé, pero es tan difícil, no sé si soy tan fuerte.

-Yo sé que sí, eres afortunada, ¿sabes lo que daría por tener esa posibilidad? -asentí ante sus ojos tristes.

-Eres un buen amigo, Dylan. Gracias.

-Lo sé –dijo haciéndome reír mientras retomaba el abrazo.

Era muy bonita la relación que había construido con Dylan. Estuvimos así unos minutos sólo fumando hasta que rompí el silencio.

-¿Debería disculparme? –hablé refiriéndome a los demás y mi mal carácter mientras desarmaba el abrazo.

-Nah –dijo negando con la cabeza-. Todos estamos de acuerdo contigo, no sé qué le está pasando a Eric, de repente nos dio armas y munición a todos, nos hizo practicar puntería, está controlando más las reservas y a nosotros...

-Hasta limpió la sangre de las medallas de su uniforme –completé.

-Lo que le está pasando a Eric –se metió Alan asustándonos un poco- es que volvió a la guerra, y con un ejército bastante malo –rió un poco-. No lo puede evitar, espero que lo entiendan. Está luchando por su territorio, y su vida y la de todos está en peligro.

-Entiendo –dije sincera-. Sólo que no estamos en la guerra, podría ser un poco más...

-Te aseguro que no puede –me contestó con una sonrisa algo triste la cual imité y se alejó de vuelta hacia la casa.

-Tal vez tenga razón –dijo Dylan cuando se fue y asentí.

-Ajá –arrojé la colilla de mi cigarrillo una vez que lo terminé.

-Oye... ¿tenías que contar lo del baño? – dijo y solté una carcajada de inmediato contagiándolo.

*****

Enero 30, 2076

-¡Chicos! ¡Despierten! –la voz desesperada de Alan se mezclaba con los ladridos de Rocky y nos despertó a todos alarmados.

-¿Qué pasa? –pregunté asustada, mi reloj marcaba las dos de la mañana.

-Llegaron –dijo Eric mirando por la ventana.

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¡Gracias por leer!
Y un agradecimiento especial para user59404069 por sus comentarios desde Bogotá en el capítulo anterior😉
Voten y comenten si les gustó, en multimedia Dylan.

THE END IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora