29. Dualidad

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Me acerqué hasta la sala de espera contigua a la habitación donde se encontraba Álex, allí sentados estaban Flavio y Sara en silencio mirando a sus móviles, parecía que aún no habían salido mis padres

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Me acerqué hasta la sala de espera contigua a la habitación donde se encontraba Álex, allí sentados estaban Flavio y Sara en silencio mirando a sus móviles, parecía que aún no habían salido mis padres. Me senté al lado de él y apoyé mi cabeza en su hombro en con gesto cansado, fuera empezaba a oscurecer y ya había perdido todas las energías.

—¿Qué tal la despedida de Ana con su hermano?

—Bien, aunque al final no tiene que volver a la cárcel —respondí aliviada.

—¿Y eso? —preguntó Sara mirando con interés hacia nosotros.

—Ha sido la situación más rara de mi vida, vinieron unos policías para avisarle de que le iban a reducir la condena por salvarme y ayudar a acabar con Marco y de repente llegó —miré a Flavio y añadí—. La señora Flores.

—¿Qué dices? ¿Nuestra profesora de teatro?

—¡Sí! ¡Es la madre de Ana y Daniel! —alcé la voz emocionada.

—El mundo es un pañuelo —murmuró él pensativo—. ¿Daniel te salvó?

—Sí, el caso es que al parecer su marido pagó la fianza y Daniel no tendrá que volver aunque estará bajo vigilancia.

—¡Ana debe de estar muy feliz! —dijo Sara alegre.

—Uff, armaron una nuestra profesora y él...le entró la mala hostia y quedamos todos mudos, no sabíamos qué hacer.

Escuché la risa de Sara, era agradable, de esas que parecen una melodía para el oído. Fruncí el ceño al verla tan tranquila, no podía evitar sentir algo de celos al recordar que ella debía de conocer muy bien a Daniel, había estado a su lado más tiempo que yo.

—¿No te preocupa?

—Daniel es muy gruñón pero se le pasa enseguida si su hermana está metida en el ajo, no quiere hacerle daño. Pero es verdad que el tema de su madre le afectó mucho... —suspiró—. Tiene mérito haberla cuidado solo, aunque Cristo le ayudara bastante, si no llega a ser por Cris seguramente Ana no estaría aquí, tenía a un desastre como hermano, aunque no le juzgo, era comprensible.

—¿Qué sucedió con su madre exactamente? —preguntó Flavio recolocándose como si fuera a tomar notas en una libreta, una postura muy típica en los psicólogos.

—¿No lo dijo?

—No —respondí—. Supongo que al estar Ana presente no querría detallar lo sucedido.

—Lo poco que me contaron en su momento fue que tuvo que ir a un psiquiatra para que le recetaran unas pastillas, parecía que le iba bien en el tratamiento pero a los pocos meses desapareció, no comentaron nada más. Daniel es muy reservado, no le gusta contar nada.

—Daniel...él mencionó que su madre no lo quería —dije esperando respuesta.

—Es un tema delicado, lo tuvo muy joven y seguramente debía de estar agobiada pero tampoco puedo opinar mucho —se excusó Sara encogiéndose de hombros.

Sombras Unidas #2 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora