32. Ahora o nunca

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Penúltimo capítulo chicas. Iros mentalizando porque...

mañana será el último...

La señora Flores, cuyo nombre desconocía pero ahora sabía que era Julia, miró a Daniel con ternura, parecía que intuía el tema sobre el que íbamos a conversar

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La señora Flores, cuyo nombre desconocía pero ahora sabía que era Julia, miró a Daniel con ternura, parecía que intuía el tema sobre el que íbamos a conversar. Después posó sus marrones ojos en Ana, ella nos miraba a ambos con curiosidad, parecía querer quedarse.

—Ana, tesoro, vamos al comedor a tomar algo.

—Pe-pero... —intentó quejarse ella.

—Vamos Nita —la animó Cristofer arrastrándola fuera de la habitación—. Jugamos al UNO en la mesa del comedor si quieres.

—¡El UNO! —Contestó ella feliz dando palmadas—. Que sepas que llegará un día que esa excusa no te servirá, aunque por el momento me has convencido, hoy te ganaré seguro.

—Por algo dicen que la esperanza es lo último que se pierde —canturreó Cristo guiñándome el ojo antes de desaparecer junto a los demás, cerrando la puerta.

Miré la puerta cerrada con timidez, ya no había marcha atrás, tenía que despejar todas mis dudas respecto a Daniel y aclarar la situación con él, tenía derecho a saber todo lo que había sucedido en su ausencia. Era ahora o nunca.

—¿Cristo siempre lleva las cartas del UNO en el bolsillo? —pregunté tratando de romper el hielo.

—Desde que Ana era pequeña ha usado ese método para distraerla y hasta ahora lo consigue.

—Ya veo —susurré.

—¿Por qué no te acercas? Estás muy lejos para hablar.

Me mordí el labio contemplando la posibilidad, la oferta era tentadora y, precisamente por eso, sabía que me dificultaría el pensar con claridad, Daniel tenía ese don conmigo y el cabrón de él lo sabía. Respiré hondo tratando de tranquilizarme y me acerqué hasta él, sentándome en la camilla a escasos centímetros de su cuerpo.

—Así está mejor —dijo con voz grave y seductora—. ¿Por dónde empezamos?

—¿El qué? —tartamudeé confusa, presa por los nervios.

—A hablar, ¿a qué sino? —preguntó con una sonrisa socarrona—. Estoy abierto a todo tipo de proposiciones.

Le miré meneando la cabeza tratando de evitar una sonrisa, Daniel nunca cambiaría en ese sentido, siempre —o mejor dicho, la mayoría de las veces— tenía un gran sentido del humor.

—¿Por qué no le contaste a Ana nada sobre Julia?

Su frente se arrugó y tensó un poco la mandíbula, aunque trató de suavizarla enseguida. Sabía que ese tema era delicado pero necesitaba abrirse del todo conmigo, llegados a este punto lo veía necesario para confiar en él, Daniel siempre había sido un completo enigma para mí y lo veía injusto, yo era como un libro abierto para él.

Sombras Unidas #2 (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora