Entré en la sala donde Álex yacía, el simple hecho de verle con la mascarilla de oxígeno y los tubos me impresionó lo suficiente como para temer desmayarme. Respiré hondo un par de veces y me sujeté a la pared cerrando los ojos, tratando de mentalizarme que era para su bien, eso le ayudaba a luchar para mantenerse con vida.
Al abrirlos enfoqué a Sara a su lado, sujetándole la mano. Me miraba preocupada, supuse que Álex ya le había comentado en el pasado lo aprensiva que soy, por eso no me gustaban nada los hospitales, la sangre y las agujas me hacían caer en el suelo de manera fulminante.
—¿Te ayudo a acercarte?
—Nno...tranquila —dije inhalando todo el aire que pude—. Llegaré tarde o temprano.
Me acerqué despacio, sujetándome a los objetos que iba encontrando por el camino hasta quedarme al lado de Sara, mirando a mi hermano con ojos vidriosos, Álex era la viva imagen de la alegría y en estos momentos parecía todo lo contrario, Marco se había excedido con él, ese hombre realmente se hubiera merecido una muerte lenta y dolorosa, como la agonía que mi hermano estaba sufriendo en estos momentos.
Le acaricié su cabello castaño y le aparté ese mechón que, incluso estando quieto sin poder moverse, se posaba en su ojo derecho. Pensé en sus ojos y me permití el lujo de imaginar que los abría y me miraba con ese color café tan característico suyo, con ese brillo en la mirada que te adelantaba que se iba a meter contigo y hacerte de rabiar, ese brillo que echaba tanto en falta...
Contemplé con rabia su rostro, había cogido tonos morados donde había recibido más golpes, parecía que también tenía contusiones por los brazos y seguramente por el resto del cuerpo.
—Que hijos de puta —dije sin querer en voz alta, absorbida por el odio.
—Sí —susurró Sara con un hilillo de voz—. ¿Quieres que te deje sola para hablarle?
—No, no te preocupes. Pero mejor siéntate, debes de estar cansada.
—Está bien —suspiró—. Me sentaré aquí donde dormiremos, me pondré los auriculares para dejarte algo de intimidad.
Asentí mientras veía como se sentaba y sacaba sus auriculares rojos del bolso, apoyó la cabeza en el respaldo en la silla-sillón y cerró los ojos, podía escuchar la música desde donde estaba yo.
—Hermanito... no sé si te lo habrán contado ya pero Marco y Melissa han muerto, ya podemos descansar a salvo.
Le miré mientras le acariciaba la mano, ansiaba algún gesto, algún detalle por insignificante que fuera para saber que me estaba oyendo, que podía despertar. Mi respiración se entrecortaba mientras escudriñaba todo su cuerpo, buscando algún leve rastro de movimiento, pero nada, en la habitación solo se escuchaba mi voz apagada y la música de Sara. Me sentí una tonta, una niña frágil y débil que se encontraba perdida sin su guía, sin la luz de su vida.
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Sombras Unidas #2 (COMPLETA)
RomanceDespués de tanto sufrimiento, Alma consigue regresar a casa. Aunque crea que todo lo malo ha pasado y podrá tener una vida tranquila, nada es lo que parece. El pasado siempre regresa y esta vez lo hará con fuerza, pues todos los secretos que giran...