No quiero que todo se salga de control, y menos por mi culpa. Anhelo paz. Ya no quiero sentir esta presión en el pecho.
Un día después de mi pelea con el novio de Katherine, una llamada del Director a mi casa desató una discusión.
Mi padre me gritó en el rostro, hasta pude sentir gotas de su saliva caer sobre mí. Su cara se enrojeció, transformándose en un tomate. Podría haber sido una imagen cómica, pero sus palabras fueron hirientes.
—¡No eres más que un cobarde que se esconde en su realidad para no ver el mundo! Acepta que tu amiga murió ¡Ya no hay esperanzas de encontrarla! —decretó, rompiendo una parte de mí.
Di media vuelta, encarando las escaleras. Tan sólo deseaba esconderme, refugiarme en el mundo onírico. Porque yo era un maldito cobarde. Y nada más.
¿Sabías que los canarios pueden morir de tristeza si pierden a su pareja? Ya no logran cantar con la misma alegría, ni siquiera pueden comer. Y mi mundo se ha convertido en una jaula que me apresa, que me juzga, que me aplasta.
Y ya no logro buscarte. Se desvanecen las esperanzas.
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No me rendiré
Teen Fiction"Ella ya no está, él no la olvida. Ella no lo escucha, él no lo quiere aceptar. Ella no lo mira, él no puede olvidar sus ojos. Ella desapareció, él la busca." Dylan escribe su día a día en un cuaderno desde la desaparición de su mejor amiga, Cara...