Al llegar a la estación de policías, estaba casi desierta. Típico.En la recepción solamente había un policía sentado detrás de un mesón, tomando un café y tecleando en la computadora.
Lo saludé y le pregunte por el caso de Cara Finner, a lo que respondió que no era posible darme esa información. No suelo ser una persona que grita, pero si quería respuestas, debía presionar un poco.
—Ya, niño. Deja de gritar —Me miró indiferente—. ¿Qué relación tenías con la chica?
Le dije que era su amigo, y que había presentado declaración. Así que por lo tanto, estaba en mis derechos saber más del caso.
—Eres menor y no eres un pariente directo. No puedo darte esa información.
Lo miré frunciendo el ceño, mientras que me apoyaba en el mesón.
—Entonces esperaré a que llegue alguien más capacitado que sea inteligente —sentencié.
Sin decir más, me senté en un sofá que estaba a la entrada de la estación de policías, a un lado del recepcionista, que me miraba ofendido.
Las horas pasaron, al igual que policías, tenientes, agentes especiales y detectives.
Ninguno de ellos accedió a hablar conmigo. Y me decepcioné aún más de mi país y de los que nos protegían.
Volví derrotado a mi casa, y a pesar de que recién era el atardecer, me quedé dormido.
Durante varios días dormía. ¿Qué era esta sensación de pesadumbre? ¿Acaso mi cuerpo ya no quería existir?
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No me rendiré
Teen Fiction"Ella ya no está, él no la olvida. Ella no lo escucha, él no lo quiere aceptar. Ella no lo mira, él no puede olvidar sus ojos. Ella desapareció, él la busca." Dylan escribe su día a día en un cuaderno desde la desaparición de su mejor amiga, Cara...