"De corazones, caras y mentiras rotas" [Capítulo 3, parte 2]

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♦Zen Morimoto♦

Hikari abrió las puertas para todos y la luz del gimnasio detuvo nuestro paso un momento, para luego entrar dispuestos a recibir nuestro nuevo incentivo.

Lo primero que noté fue la alegre música de carnaval, todo el gimnasio estaba decorado con serpentinas de rojos y amarillos, globos de colores azules, verdes y morados y muchos Monokumas alegres, tenían disfraces de circo, leones y otro montón de cosas, aunque no eran más que figuras de cartón para decorar, pero su utilería parecía muy realista, que susto, alguien podría lastimarse con eso.

Luego llegó el olor a palomitas y dulces, era fantástico, se sentía... Inocente. Las luces con los sabores y olores hacían que todo fuese más que maravilloso, no se sentía como un incentivo, era más como un premio que nos daba el oso.

El verdadero Monokuma nos esperaba en la tarima con un sombrero de copa de color rojo brillante y un bastón, como un maestro de ceremonias de algún circo, se sentía alegre y sin la menor intención de lastimarnos.

— ¡Acérquense, acérquense! No tengan miedo que en esta feria no existe tal palabra~ — Se escuchaba amigable, y no era fácil contradecirle si se portaba así y decoraba el gimnasio de una manera tan alegre.

— ¿Qué mierda con este incentivo, Monokuma? — Preguntó Akira a la defensiva sin creer lo que Monokuma decía, y sin querer acercarse a la tarima tampoco, aunque el resto de nosotros lo hiciese.

— ¡Si no te acercas a la maldita tarima te aseguro que morir será el menor de tus problemas! — Exclamó Monokuma en un arranque de ira en contra del estafador, para luego recuperar la compostura. — Ajem... ¡Vamos, que les tengo algo emocionante preparado!

Akira abrió sus ojos de par en par y obedeció a regañadientes al mandato de Monokuma, y se incorporó a nosotros que ya nos encontrábamos a una distancia especialmente cercana a Monokuma.

— ¡Prueben su suerte y fuerza en el medidor de hombría! O bueno, yo lo haré. — La juguetona voz del oso antecedió sus palabras y bromeó un poco, pero algo de todo esto me parecía muy extraño.

Una máquina salió del suelo acompañada de humo, un típico juego de feria de varias luces y colores, el medidor de fuerza, pero no poseía ningún valor numérico, los niveles que se encontraban coloreados con el arcoíris tenían nuestros nombres y una imagen nuestra hecha con pixeles, como la de las puertas de las habitaciones.

— Claro que la que estará a juego será SU suerte, upupu~

Suponiendo que Monokuma no tiene tanta fuerza y para cumplir el incentivo ciertas personas sufrirán más que otras yo estaría perdido, mi nombre era el que más abajo estaba, por estar en orden alfabético.

— ¿Qué buscas con nosotros Monokuma? — Preguntó Hikari, se escuchaba un tanto alterada, y su ceño estaba algo fruncido, podía ver que sus hombros se tensaban un poco.

— Pues claro, incentivarlos a matar, duh. — Respondió sin importancia con esa voz chillona el oso, mientras que caminaba detrás de la máquina y sacaba un martillo que lo doblaba en tamaño, y me asusté. — Y bueno, ¿Por qué así? ¡Porque el azar es el motor de la adrenalina de mi alma, upupu!

Retrocedí un par de pasos empezando a asustarme, algo saldría terriblemente mal de todo esto, me estaba arrepintiendo de sentirme a gusto con los olores del sitio, que seguían muy presentes, pero ya no me hacían igual.

— Entonces, el primer alma en desgracia es... — El oso subía el grado de emoción a su voz con cada palabra que decía, y con ello venía su alzar del martillo gigante como si fuese una pluma, dio un par de pasos hacia atrás y golpeó el centro de la plataforma del juego, para que subiese hasta el color rosa, Aaron — ¡Aaron Nowak señoras y señores! Felicitaciones, suertudo.

♪Danganronpa WATTPAD♪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora