Cap. XXI. Aclarando Nuestros Sentimientos.

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Miraba recelosa aquel lugar que parecía tan cálido, lo escucho toser un poco para esconder la incomodidad que aquello le causaba, ahora la casa realmente parecía un hogar, no como aquel día de la fiesta, el día que había perdido la razón.

-Te quedaras en el recibidor?- Pregunto el rubio volviéndose hacia ella, no había escuchado que esta se moviera desde que entraron a la casa, aunque claro ella realmente no deseaba estar ahí y aunque fuera un poco la entendía.

-Gomen- Se disculpo bajando su rostro y empezando a quitarse las botas que llevaba, la madera estaba casi tan fría como en el hogar de los Uchiha pero algo la hacía diferente, tal vez el hecho de que nadie estaba en la casa, tal vez el hecho de que era el rubio quien la acompañaba o tal vez la culpabilidad que sentía por haber sido parte del engaño que le jugaron a Naruto.

-Pasa…- Murmuro dándole la espalda para encaminarse a la cocina, tenia realmente mucho frio y debía comer algo caliente, no se había percatado sino hasta que piso su casa que se estaba muriendo de hambre. –Quieres algo?- Pregunto intentando no ver a la chica, pero pudo sentir el pequeño salto que dio debido a la pregunta.

-Tal vez… Un poco de te- Dijo nerviosa acercándose al rubio, este asintió y se agacho para buscar algo en las gavetas de su cocina, se entretuvo admirando aquel lugar tan delicado, era realmente un sitio ordenado y muy blanco, toda la habitación era blanca, tanto que la empezaba a deslumbrar.

-Si no te importa… Solo hay te rojo- Murmuro algo asqueado, a el no le gustaba ese te pero tal vez ella lo querría así, la miro y esta solo asintió sin mirarlo, Naruto curioso siguió la dirección de la vista de la chica. –Es de mi okasan… Ella es una chef profesional- Explico al ver que la castaña se había detenido en una delicada ensaladera tamaño familiar, con adornos de olas de mar, era de la más fina porcelana con los delicados adornos prácticamente tallados y pintados de una forma realmente exquisita, Naruto se sentía realmente orgulloso de su madre.

-El te rojo no me gusta- Murmuro volviéndose hacia el rubio que la miro sorprendido. –Sino te molesta preferiría entonces un poco de agua tibia con hojas de menta- Pidió poniéndose de pie y encaminándose para ayudar al rubio.

-Como prefieras- Murmuro notando ahora el ligero aroma de hierba buena que tenia aquella chica, la miro intentando detallarla un poco más, llevaba una camisa azul cielo con un escote ligero, pero desde su altura podía observar el nacimiento de sus senos, unos pantalones anchos y unas botas, pero su vista volvió hacia el escote, era tan endemoniadamente suave que no podía ver más.

-Puedo?- Pregunto nerviosa intentando tomar la olla de las manos del rubio, este se la cedió sin ningún tipo de resistencia y solo se dedicaba a verla, eso la ponía demasiado nerviosa, odiaba eso. "Porque rayos me está mirando tanto? Acaso no está molesto? Qué rayos estará pensando" Su mente empezaba a descontrolarse haciendo que su cuerpo también lo hiciera.

"Sera que si me muevo un poco mas…" Su mente divagaba intentando encontrar el punto exacto para admirar aquel cuerpo que empezaba a aparecer nuevamente en su mente, un cuerpo que había probado hacia algún tiempo y que no se resignaba a olvidar, mucho menos ahora que lo tenía a unos cuantos centímetros de si, sintiendo aquel concentrado aroma.

-Ah…- Murmuro la chica apartándose de golpe dejando caer la olla al suelo, el rubio despertó de su imaginación y vio como la chica empezaba a pasarse un paño por la camisa, se giro y vio la olla en el suelo con un poco de agua a su alrededor.

-Te quemaste?- Pregunto acercándose a ella y tomando sus manos para detener la frenética acción de frotar su camisa con el paño, pero lo que vio le desconcertó un ligero negro encajado se marcaba atraves de la camisa, Naruto trago fuerte y apretó un poco más duro las manos de la chica.

Viviendo entre MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora