Cap. XIX. La Despedida

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Estaba sentada en la sala de estar esperando por la respuesta, una respuesta que la tenia nerviosa desde que había llegado a su casa, tenía demasiado tiempo sin ver a su padre y verlo por aquel motivo justo para despedirse, negó con la cabeza y suspiro mirando el reloj que colgaba frente a ella.

"Casi las 7…"Pensó distraída recordando que aquella tarde le había dicho a su amiga que se vieran a esa hora, apretó la falda entre sus manos y se mordió el labio inferior, escucho un sonoro golpe en el escritorio al mismo tiempo que el timbre de su casa.

-Onee-san…- Murmuro la castaña algo preocupada, Hinata se giro y como pudo se puso de pie, el nerviosismo había atacado sin piedad su calma mermando cualquier posibilidad de ocultar su temor por aquello que sucedía en el estudio de su padre.

-No pasa nada… tranquila- Dijo intentando sonreír al tiempo que volvía a sonar el timbre de la casa. –Es Umiko-chan…- Explico viendo como su hermana menor sonreía y caminaba un poco mas rápido para abrir aquella puerta.

-Gonbawa!- Saludo la castaña sonriéndole a la menor de las Hyuuga, pero su rostro cambio cuando vio a una desconcertada Hinata apoyada en el umbral de la puerta que daba a la sala. –Hina…-

-Debemos esperar…- Murmuro dándole la espalda y volviendo a entrar a la sala. –Debo saber que responderán mis padres antes de que vayamos a hacer algo- Dijo tímidamente mientras se sentaba nuevamente en el sofá, vio de reojo como su amiga ocupaba el asiento contiguo totalmente confundida.

-Que sucede aquí Hina-chan?- Murmuro sin despegar sus ojos de la gran puerta de madera tallada a mano que las separaba de aquel estudio tan tenebroso. –Acaso tus padres…-

-Lo más pronto posible si es necesario- Dijo la pelinegra abriendo por fin las puertas del gran estudio, se detuvo y clavo sus rojos ojos en la intrusa pero la reconoció en seguida relajando sus facciones. –Hinata…-

-Hai?- Respondió sin lograr ocultar el terror en su voz. –Acaso ellos…-

-Quieren discutirlo contigo- Interrumpió el peliplata saliendo de detrás de la pelinegra. -Te están esperando… Pasa- La alentó a caminar empujándola ligeramente hasta el interior de la habitación.

-Hinata- Murmuro la pelinegra caminando hacia ella justo cuando las puertas volvían a cerrarse. –Deseas esto de verdad?- Pregunto totalmente confundida mientras abrazaba a la muchacha.

-Otosan…- Murmuro viendo como los blancos ojos de su padre la miraban con cautela. –Gomen…- Se disculpo apretando fuertemente a su madre entre sus brazos.

-De que te disculpas- Interrogo Hiashi poniéndose de pie, Hinata intento dar un paso hacia atrás pero su madre la retuvo, podía sentir su corazón querer escapar por su garganta, su padre nunca había cedido sin tener antes una buena explicación y para su mala suerte era casi un detector de mentiras humano, tal y como su querido primo Neji.

-Hiashi…- Murmuro la mujer liberando al fin a su hija. –Que sucede Hinata? Porque esta repentina decisión?- Pregunto un poco más suave, pero en el fondo Hinata sabía que eso era lo que su padre realmente deseaba saber.

-Respóndele a tu okasan- Murmuro el hombre al notar que los segundos pasaban y su heredera no se atrevía a decir ni una palabra.

-Yo…- Empezó apretando sus manos en su espalda, podía sentir como su corazón impedía el paso de las palabras, podía sentir la mirada de sus padres atravesándola, esperando alguna respuesta que los dejara satisfechos. –Solo deseo cambiar- Se resigno a decir sintiendo como sus rodillas empezaban a flaquear.

-Cambiar?- Repitió incrédulo su padre. –Que deseas cambiar? Hace unas semanas te quejabas con Kakashi de no querer cumplir la mayoría de edad! Y ahora… Deseas cambiar?-

Viviendo entre MentirasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora