Viviendo entre Mentiras

Cap. XXXIV. La Locura de un Amor no Correspondido.

El aire viciado lleno sus sentidos haciendo que retrocediera unos pasos, todo el lugar estaba destrozado, cubierto con pedazos de madera, papeles y fotografías, todo destruido, algunas manchas carmesí en la alfombra le daban una idea de que era lo que ensuciaba el aire que lograba respirar en esa habitación.

-Hablar?- Murmuro suavemente subiendo sus manos hasta el nivel del pecho, podía ver el reflejo del temor en esos ojos violetas, marcados por las profundas ojeras que adornaban su antes impecable rostro.

-Hai- Dio como simple respuesta cruzándose de brazos y caminando lentamente hacia la mitad de la habitación, sus ojos viajaron con rapidez intentando identificar algunas de las cosas destruidas.

-Yo… No me he sentido muy bien- Hablo con pesadez notando la ligera perturbación en el rostro del pelinegro al mirar el lugar, lo conocía lo suficiente como para saber qué era lo que estaba pensando.

-Porque has armado este desastre?- Su voz sonó fría, sus oscuros ojos se centraron totalmente en la delgada figura ante sí, su cuerpo temblaba muy suavemente delante de sí y podía reconocer el miedo que su voz le causaba.

-Gomen… Me Salí de control- Acepto, sus pasos fueron sigilosos, tan silenciosos que parecía como si realmente no estuviera caminando, su cuerpo se movió tan rápido que casi dudo de su aparente estado debilitado.

-Que planeas con esto?- Interrogo viendo con cierta curiosidad como la chica se acostaba suavemente en la gran cama y se cubría totalmente con las sabanas, parecía realmente perturbada.

El silencio reino durante unos minutos, minutos que el utilizo para realizar una inspección más detallada al lugar, cerca de sus pies reconoció unos rostros, sus manos se movieron con rapidez tomando el pequeño pedazo de fotografía.

"Kisama…" Pensó sintiendo la rabia fluir por todo su cuerpo, el rostro rasgado y manchado de una Hinata de 16 años, su sonrisa era realmente deslumbrante, las ligeras manchas de carmesí lo perturbaron haciendo que se girara hacia el pequeño bulto en medio de la cama, no había movimiento alguno.

-Akane…- Llamo irritado al tiempo que se alzaba para ver mejor a la mujer, se había movido sin que él se diera cuenta haciéndose una pequeña bola en medio de la cama, las sabanas estaban rasgadas, manchadas con colores que él no pudo definir.

-Márchate- Pidió en voz tenue, Sasuke abrió los ojos sorprendido al escuchar la débil petición de la que había sido su compañera. –No quiero verte… Ni hablarte… Márchate- Exigió con un poco mas de fuerza, el pelinegro gruño irritado y camino a paso rápido hasta quedar donde suponía estaba el rostro de la mujer.

-Debemos hablar- Ordeno moviendo las sabanas en un movimiento rápido, la peliplata abrazaba con fuerza sus piernas, sus largas uñas desiguales se clavaban a la piel perforando débilmente su delicada carne, sus ojos violetas brillaron sorprendidos dejando al descubierto sus lagrimas.

-Largo!- Grito al verse descubierta, sus manos se lanzaron hacia el pelinegro haciendo que cayera sobre este, sus manos quedaron sujetas alrededor de aquel cálido cuello, haciéndola gruñir por lo debajo. –No entiendes que no me importa!- Explico todavía gritando, las lagrimas corrían libres por sus mejillas coloreadas con un débil tono rosado.

-Akane- Su voz sonó vacía, inexpresiva, como solía sonar cuando realmente estaba enfadado, cuando realmente deseaba que dejaran de molestarlo, podía ver el dolor reflejado en esa brillante mirada y algo más, algo que no supo reconocer.