Capítulo 4

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Eran las 16 de la tarde cuando la puerta del estudio se abrió de golpe y Chloe comenzó a replicar.

- No pienso quedar contigo. Aubrey me mataría si quedara con alguien como tú. - Yo la miraba, todavía afectada por el susto que me dió y me separé los cascos de las orejas para escucharla.

- Relájate, solo vamos a hacer un trabajo. Déjame acabar esto y luego hablamos. - me puse los cascos de nuevo para acabar mi nuevo mash-up. Tardé casi dos horas, pero por fin estuvo listo. Para entonces Chloe estaba curioseando los discos de las estanterías.

- Está listo, ¿quieres oirlo? Está recién salido del horno. - le dije ofreciéndole los cascos. Ella puso cara de no estar muy convencida.

- Tengo problemas mayores.

- Sé que lo estás deseando. - sonreí sarcástica, aunque realmente no lo pensaba, solo quería molestarla.

- Ya te gustaría.

- Vamos, escúchalo y dame tu opinión. - entonces ella los aceptó de mala gana. Se sentó en la mesa de espaldas a mi.

- ¿Y?¿Qué te parece? - le pregunté cuando el minutero del reproductor llegó al final.

- Eres buena, no lo haces mal del todo.

- Viniendo de ti me tomaré eso como un sobresaliente.

- Muy graciosa.

- Gracias, últimamente me hablas hasta normal.

- Oye, yo no soy borde, eres tú la que va pegando a la gente. - me acordé de aquel momento y sonreí.- Me tengo que ir ya.

- Hay que hacer el trabajo, ¿recuerdas? - Me ignoró por completo y salió por la puerta. Escribí mi dirección en un trozo de papel y salí tras ella, le cogí del brazo, haciendo que se diera la vuelta. - Mira, Beale, es tu nota, no la de Aubrey, si quieres venir ven, y si no, no vengas. Pero te aviso, no pondré tu nombre en el trabajo si decides pasar. - todavía mantenía cogida su muñeca mientras me miraba. - Mañana a las 17. - le dejé en la mano el papel con mi dirección y volví al estudio sin que ella dijera una palabra.

Me disponía a empezar el trabajo cuando Sheila, mi madrastra, me llamó. Bajé para ver qué quería y sonreí cuando vi a la pelirroja esperando en la entrada.

- Si Aubrey se entera te mataré. ¿Está claro? - subió las escaleras y pasó por mi lado.

- Como el agua. - entré detrás de ella a mi cuarto y cerré la puerta.

- No haré comentarios al respecto. - dijo mirando las figuras y posters que decoraban la habitación. - ¿Puedo? - dijo señalando la cama.

- Claro, no te cortes. - se sentó en mi cama apoyando la espalda contra la pared, y yo me senté en el escritorio.

- Toma. - le dí el libro que tenía que leer, ya que yo ya me lo había leido. - Yo haré el trabajo, tú léetelo.

- ¿Seguro?

- De otra forma no daría tiempo. Tú solo... léelo, por si pregunta.

- Está bien. - Abrió el libro y comenzó a leer. Mientras tanto, empecé a escribir en una hoja las respuestas a las preguntas sobre el libro. Pasaron varias horas y decidí descansar un rato. Miré a Chloe, se había quedado dormida.

 - Ey, pelirroja. - sonreí e instintivamente le aparté el pelo que le tapaba la cara. De repente abrió los ojos y pude ver el color azul de sus iris a un palmo de los mios.

- Lo siento, no me había dado cuenta.

- ¿Quieres comer algo?

- No, gracias.

Mitchell & BealeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora