Capítulo 25

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Pasé toda la mañana de productora en productora dejando pens y cds con una copia de mi maqueta. Estaba realmente emocionada y había planeado a conciencia mi estrategia. Recibí una llamada de mi padre que no contesté, estaba demasiado centrada. Cuando terminé a mediodía regresé a casa y me tiré en la cama muerta de cansancio, solo tenía ganas de meterme en la piscina, y eso hice. Me puse el bikini, cogí el tabaco y bajé. Cuando salía por la puerta al jardín tropecé con el marco de la ventana.
- ¡Joder! - dije en voz alta. Me senté en el borde de la piscina, me encendí un cigarro y me remojé hasta las rodillas un rato.
- No sabía que ahora te saltaras las clases para fumar en el jardín. - escuché una voz dulce por detrás de mi, la cual reconocí.
- No sabía que vivías en la caseta del jardín.
- Idiota, vine a ver por qué no has venido a clase y te oí gritar "joder".
- Ah, pensaba que ahora querías hacerme de madre.
- Debe de ser muy agobiante. - no tenía nada más que responder, así que sonreí y me rendí. Se quitó las deportivas y se sentó a mi lado metiendo las piernas en el agua como yo. - Y deja de fumar, te lo digo en serio Beca. - me quitó el cigarro mientras le daba una calada y lo tiró al agua.
- Ehh. - gruñí.
- Y debería tirar eso también. - señaló el paquete.
- ¿Sabes qué voy a tirar?
- El qué. - tan rápido como respondió la cogí del brazo y me metí en el agua arrastrándola conmigo. - ¡Idiota! - no paraba de reirme. - Voy vestida.
- Ya lo he visto. Aaau. - me pegó en el brazo. Me hundí debajo del agua y metí la cabeza entre sus piernas para subirla a mis hombros. Noté que la pillaba por sorpresa y que luego se estabilizaba, luego me levanté con ella encima y recuperé el aire.
- Me encantaría bañarme contigo Beca pero llevo ropa. - dijo señalando lo que ya era obvio.
- Oh vale, te dejo salir entonces. - me dejé caer hacia atrás y la hundí en el agua. Cuando sacó la cabeza, con el pelo rojizo empapado cayendo sobre sus hombros y me vió reirme se abalanzó sobre mi para intentar hundirme. Así empezó una lucha que duró un buen rato hasta que nos cansamos y salimos del agua.

- Tu trabajo es muy sencillo. Te acercas a ella, llamas su atención, te la tiras, te largas para siempre y acabamos con esto de una vez. ¿Está claro?
- Sí.
- Bien. Empiezas mañana.

Era lunes por la mañana, otra vez. Iba caminando adormilada por el pasillo hablando con Jess cuando de repente choqué con alguien y se me cayeron los libros.
- Mira por donde vas. - dije.
- Perdona. - dijo una voz femenina. Levanté la vista y me crucé con unos ojos claros que se agachaban a recoger mis libros. Fruncí un poco el ceño cuando me los devolvió.
- No estás de buen humor,
eh. - entonces pasó por mi lado y siguió caminando por el pasillo.
- ¿Y esa quién diablos es? - me giré para mirarla de nuevo y observé como se alejaba.
- No tengo ni idea pero está muy buena. - respondió Jess. - Una pena que sea gay. - se encogió de hombros y seguimos nuestro camino olvidándonos del tema.

La chica nueva abrió su taquilla y cogió los libros que iba a necesitar. Le habían dado un horario que había pegado con celo en la cara interna de la puerta de su taquilla. De repente una figura femenina con el pelo naranja intenso y unos ojos azules se paró a su lado y abrió su taquilla, que estaba a dos taquillas de la suya. Fingió estar entretenida un par de segundos, cerró la taquilla y se acercó a ella.
- Hola. - la pelirroja se dio cuenta de su presencia y fijó sus ojos azules en la chica rubia oscura de pelo muy largo y de ojos verde claro. Sonrió levemente por cortesía y le devolvió el saludo.
- Hola.
- Eehhh. Soy nueva y no conozco a nadie, ¿te importa si te pido que me digas dónde está mi clase?
- No, claro. ¿Qué clase es?
- La 2-2.
- Oh. - de pronto recordó que era la suya. - Yo voy a esa también.
- Genial. - sonrió.
- ¿Cómo te llamas?
- Cindy. - le tendió la mano y la pelirroja se la aceptó.
- Chloe.

Cuando terminó la clase fueron juntas a la cafetería y encontraron a Beca y el resto.
- Hola chicos. - dijo Chloe mientras se sentaba a mi lado. - Esta es Cindy, es nueva.
- Hola. - dijo tímidamente. Chloe fue señalando uno a uno mientras los presentaba.
- Estos son Skylar, Ashton, Jess... y ellas Kylie y Beca.
- Creo que ya nos conocemos... - dijo mirándome.
- No lo creo. - dije de una forma un poco borde, fingiendo no prestarle atención, disimulando con el vaso del que me disponía a beber. Chloe me miró extrañada.
- Definitivamente hoy no es tu
día. - Esa chica no me había hecho nada pero me caía mal y no sabía por qué.
- Me largo. Nos vemos.
- Beca. - Chloe me llamó pero la ignoré y me fui directa al estudio. - ¿Pero qué le pasa?
- No tengo ni idea. - contestó Jess.

De repente aparece una chica muy mona, de ojos verdes y simpática, se hace amiga de Chloe y se une al grupo en su primer día aquí. "Esto huele raro", pensé. Puse una lista de reproducción cualquiera y me tiré en el sofá, como hacía últimamente. Las productoras iban a tardar meses en responder y no iba a tener mucho que hacer hasta entonces, así que decidí que me tomaría unas vacaciones, y esa iba a ser mi rutina.

- ¿Y de donde vienes, Cindy?
- Soy de Minnesota, me he mudado porque me apetecía un cambio de aires.
- ¿Vives sola?
- Sí.
- Dios, qué guay. - dijo Jess emocionado.
- Ya, bueno... - respondió con una sonrisa.
- ¿Y no conoces a nadie aquí?
- Nop.
- Bueno, puedes venir con nosotros cuando quieras.
- Gracias Jess.
- Voy a buscar a Beca, nos vemos. - dijo Chloe de repente rompiendo el silencio, levantándose de su silla y marchándose sin pensarlo demasiado.
- ¿Qué pasa con ellas dos?
- Están juntas.
- ¿Juntas...?
- Saliendo.
- Oh. - fingió no saberlo de antes.
- Una historia realmente encantadora. - ¿De verdad? - Jess le contó la historia entera desde el principio mientras ella escuchaba atenta.

- ¿Qué diablos te pasa? - dijo Chloe nada más entrar por la puerta del estudio.
- ¿De qué estás hablando?
- De Cindy.
- Ah, sí, tu nueva superamiga
Cindy. - disimulé el fastidio que me producía escuchar su nombre.
- Suenas a celosa total.
- No es verdad.
- Sí lo es, y es bastante molesto.
- Oh, pues lo siento. - dije sarcástica.
- ¿Se puede saber qué te ha hecho?
- Absolutamente nada. Solo me huele raro.
- ¿Que quieres decir con eso?
- Nada, qué más da. - me puse a mirar el móvil dando por concluida la discusión.
- No hay quien te entienda. - se fue cerrando la puerta tras de sí y volvió a reinar el silencio en el estudio.

Mitchell & BealeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora